"Los j¨®venes se han olvidado de que el sida todav¨ªa existe"
A sus 78 a?os, Luc Montagnier confiesa que todav¨ªa est¨¢ pendiente de hacer la "revoluci¨®n", es decir, lograr que la investigaci¨®n en Europa se sit¨²e por encima de otros pa¨ªses como Estados Unidos. ?l, en 2008, ya puso su grano de arena en esta ardua tarea: consigui¨® el Nobel de Medicina por descubrir el virus del sida.
Pregunta. En 1993 usted afirm¨® que hab¨ªa que convertir el sida en una enfermedad cr¨®nica como la diabetes. De momento es una enfermedad controlada...
Respuesta. Controlada en parte, no totalmente. A¨²n no hemos conseguido que sea cr¨®nica porque la persona bajo tratamiento terap¨¦utico no est¨¢ curada. Una infecci¨®n es cr¨®nica si el sistema inmunitario la controla, como ese 20% de los infectados que nunca han ca¨ªdo enfermos. Y este control nos ha llevado a que las nuevas generaciones olviden que el sida todav¨ªa sigue ah¨ª. Existe una sexualidad desbocada en la que las drogas y el alcohol son inquietantes.
"La Iglesia deber¨ªa aceptar que el hombre controle la contracepci¨®n"
P. Su compa?ero de premio, Harald zur Hausen, obtuvo el Nobel por descubrir el virus del papiloma humano causante del c¨¢ncer de cuello de ¨²tero y ya se est¨¢ vacunando a adolescentes. No ha sucedido lo mismo con el sida.
R. La vacuna preventiva no es el problema m¨¢s actual, las pruebas han fracasado. Por el contrario, la vacuna terap¨¦utica que se va a administrar a las personas ya infectadas puede ser ¨²til para deshacerse del virus. Pero para conseguirlo hacen falta tres factores: luchar contra el estr¨¦s oxidante para reanimar el sistema inmunitario, estimularlo mediante unas prote¨ªnas del virus, y atacar las formas de los virus que son invisibles para el sistema inmunitario y para el tratamiento, que se conocen como dep¨®sitos del virus. Con estos tres requisitos se puede erradicar la infecci¨®n.
P. Podr¨ªa pensarse que, despu¨¦s de obtener el Nobel, el que ahora fomente tratamientos antioxidantes como la papaya fermentada supone entrar en un terreno menos cient¨ªfico. Pero en 2002, en el mismo Vaticano, ya se lo recomend¨® a Juan Pablo II para minimizar el Parkinson.
R. En los a?os noventa descubrimos la existencia de un estr¨¦s oxidante muy importante en las infecciones causadas por el virus del sida al principio de la infecci¨®n, por lo que ampliamos las investigaciones a otras enfermedades. En 1997 organic¨¦ un congreso sobre Estr¨¦s oxidante: c¨¢ncer, sida y enfermedades neurodegenerativas, lo que significa que tratar el estr¨¦s oxidante no es un problema menor, sino cient¨ªfico. A partir de ah¨ª me interes¨¦, junto al doctor Hikiyachi, por los extractos naturales de plantas antioxidantes y por la papaya fermentada. En aquella ¨¦poca no exist¨ªa la triterapia. Ahora mi idea de curar el sida y los antioxidantes forman parte de esa investigaci¨®n.
P. Los antioxidantes afectan a la variabilidad de las c¨¦lulas por lo que es imposible frenar ese proceso de oxidaci¨®n, fundamental en el c¨¢ncer y en el sida.
R. Los m¨¦dicos ignoran que el estr¨¦s oxidante, las oxidaciones de ADN, causan el c¨¢ncer. Se piensa en los productos carcinog¨¦nicos espec¨ªficos, pero este estr¨¦s puede inducir por s¨ª mismo mutaciones de los cromosomas.
P. ?C¨®mo act¨²an los antioxidantes?
R. Cada infecci¨®n induce el estr¨¦s oxidante. Este estr¨¦s oxidante debido a la insuficiencia de defensas antioxidativas, es una lucha, un equilibrio perpetuo. Tenemos productos antioxidantes, los fabricamos, los ingerimos -vitaminas, Resveratrol, vino tinto- que ayudan a nuestro organismo a luchar contra el estr¨¦s oxidante, y aparecen unos factores, que son s¨ªntoma, causa y consecuencia al mismo tiempo de esas enfermedades cr¨®nicas, ¨²nicamente cuando ya no logramos combatirlo.
P. O sea que hay que ingerir vitaminas.
R. Las vitaminas son una parte de los antioxidantes y no pueden compensar el estr¨¦s oxidante. Es necesario recurrir a una mezcla compleja de productos naturales. El extracto de papaya es un ejemplo, pero hay que tener cuidado de no caer en el puro marketing. Los m¨¦dicos han de recetar estos productos. La gente no puede comprarlos en los supermercados pensando que cuantos m¨¢s se tomen, mejor. Al contrario, los antioxidantes pueden ser pro oxidantes en dosis elevadas.
P. En aquella visita al Vaticano expres¨® sus cr¨ªticas sobre la posici¨®n de la Iglesia cat¨®lica respecto a los m¨¦todos anticonceptivos.
R. Existen dos actitudes posibles ante el miedo del hombre frente al cambio, la muerte. La primera consiste en volver al dogma religioso y seguirlo. Y la segunda, aceptar el cambio porque los conocimientos cient¨ªficos son m¨¢s grandes que cuando se fundaron las religiones. Hace tres siglos se cre¨ªa que el Sol giraba alrededor de la Tierra o se pensaba que los espermatozoides eran hombrecitos que se agrandaban en el ¨²tero. Los creyentes deber¨ªan adaptarse a estos conocimientos. Pero hay valores universales de esas religiones que debemos preservar. La Iglesia deber¨ªa aceptar que el hombre, por sus conocimientos, puede controlar la contracepci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.