Privilegios cat¨®licos
El pasado 30 de marzo, Mi¨¦rcoles Santo, qued¨® suspendido el acto de concesi¨®n de indulto a un preso granadino. La hermandad de la Soledad de San Jer¨®nimo de Granada no pudo proceder a la liberaci¨®n del preso elegido y al que el Gobierno, accediendo a la petici¨®n de esta hermandad, hab¨ªa concedido el indulto el pasado 19 de marzo. El preso, que estaba condenado a tres a?os de prisi¨®n por un delito contra la salud p¨²blica, no estaba de penitencia; estaba delinquiendo -presuntamente-, fue detenido y un juez orden¨® su prisi¨®n preventiva. No ha sido posible su libertad. Este privilegio -que algunas hermandades cat¨®licas puedan decidir la libertad de algunos presos- es uno m¨¢s de los muchos que disfruta la Iglesia cat¨®lica en Espa?a. El hermano mayor de esta hermandad afirma que el a?o que viene seguir¨¢ conmutando penas.
Cuando observo que la Iglesia cat¨®lica, a trav¨¦s de algunos de sus pastores, como Mart¨ªnez Camino o Rouco Valera, extiende hasta el infinito que los gobiernos socialistas le acosa y persigue por su fe, tengo que admitir que es uno m¨¢s de los misterios que hay que aceptar por razones de fe, y no de los hechos que la sociedad en general percibe. M¨¢s a¨²n, en tiempos de Cuaresma y de Semana Santa. Y es as¨ª porque no hay ninguna otra religi¨®n ni ning¨²n otro colectivo en Espa?a que pueda tomar las calles de las ciudades y pueblos durante 10 d¨ªas y el resto de la ciudad se tenga que acomodar a la forma de desarrollar e imponer a los dem¨¢s ciudadanos desfiles y costumbres. Hasta el calendario laboral se adapta al eclesi¨¢stico. Es verdad que la exhibici¨®n de pasos, santos, ermitas y otras calendas -cuyo nombre tomo en homenaje al sacerdote que identifica en sus discursos las cr¨ªticas que un sector hace contra la pederastia de algunos sacerdotes con el nazismo- enriquecen a hoteles, restaurantes, bares y todo un rosario de lugares se llenan hasta la bandera. Pero junto con estos beneficios, que hacen que los inconvenientes personales pasen a un segundo plano en beneficio de la comunidad, el fondo es que la Iglesia cat¨®lica en Espa?a, por mucho discurso que hagan en contra del color de algunos gobiernos, sigue gozando de unos privilegios que en cualquier otro pa¨ªs no ser¨ªan aceptables. M¨¢s a¨²n cuando s¨®lo un 14% de los ciudadanos espa?oles se confiesan cat¨®licos practicantes.
Y entre estos privilegios se lleva la palma el que algunas cofrad¨ªas en Espa?a tengan el poder de conseguir que los gobiernos concedan indultos a las personas que ellas decidan. Los indultos responden a causas que no son, precisamente, a mayor gloria de las hermandades. La desproporci¨®n de las penas impuestas y la reinserci¨®n social constituyen su base y su finalidad. No el capricho de las cofrad¨ªas de hacer el bien sin mirar a qui¨¦n. Si no miras a qui¨¦n se le concede pasa lo que pasa: que siguen delinquiendo -presuntamente-. Adem¨¢s, si quieren de verdad hacer el bien, ah¨ª est¨¢n Hait¨ª -exige algo m¨¢s que una colecta del Domingo de Ramos en el Vaticano-, Chile y numerosos barrios marginales de Andaluc¨ªa.
Es normal, pues, que con tanto privilegio el Observatorio de la Laicidad critique estos aspectos de la Semana Santa y solicite informaci¨®n al Ministerio de Justicia. No es para menos. Sin duda rompen la neutralidad del Estado en materia religiosa. Un disparate y un desprop¨®sito. M¨¢s desprop¨®sito a¨²n si el acto de puesta en libertad del preso va acompa?ado de actos lit¨²rgicos en los que participa el indultado.
Me recuerda esta forma de indultar una an¨¦cdota que me cont¨® el due?o de una finca hace a?os. En alg¨²n pueblo de C¨®rdoba, durante la Guerra Civil, el titular de la propiedad s¨®lo daba trabajo a aquellos jornaleros que de rodillas rezaban antes de trabajar. Todos terminaron por aprender hasta la salve en lat¨ªn. Tal vez haya que volver a recordar que el hambre y la libertad no deben servir para hacer confesi¨®n de fe ni para extenderla con los medios del Estado. Algunas hermandades deber¨ªan saberlo y el Gobierno practicar la neutralidad religiosa que declara la Constituci¨®n.
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