"Mi trabajo en 'Salom¨¦' es tan 'kitsch' como la propia ¨®pera"
No hay repeticiones en sus trabajos. Le gusta sorprender y atrapar al espectador desde el instante en que se sienta en la butaca. Mientras habla, su mente est¨¢ trabajando, pendiente de su iPhone y de las dos telas que le han dejado en la mesita del camerino para que d¨¦ el visto bueno a una de ellas. Es meticuloso y le gusta la perfecci¨®n, hasta tal punto que no quiere que se vea el escenario hasta que no est¨¦ acabado. Ha decidido llevar Salom¨¦, la ¨®pera que se estrenar¨¢ en el Teatro Real el domingo, a un casino de Las Vegas.
"Es as¨ª como yo veo esta obra en un lugar en el que el ambiente es poco saludable, envuelta en una sociedad carente de valores. Un casino es un lugar en el que se pueden dar todo tipo de vicios, en el que no hay espacio para la espiritualidad y la protagonista es una ni?a rebelde que trata de lograr algo diferente a lo que le rodea", comenta Carsen, quien no ve a la joven Salom¨¦ como una ninfa monstruosa que merece morir por empe?arse en tener la cabeza de Juan el Bautista, sino como una v¨ªctima de la perversi¨®n.
"El 'strip-tease' que muestro es m¨¢s psicol¨®gico que f¨ªsico"
"Un casino me parece el lugar id¨®neo para esta obra de Strauss"
El escenario que podr¨¢ contemplarse en el Real es, seg¨²n su creador, "tan b¨ªblico y tan kitsch como la propia obra". "La idea de una ciudad en mitad del desierto, con claras alusiones b¨ªblicas y a la que la gente acude para intentar enriquecerse resulta bastante incre¨ªble. Todo ello evoca una sociedad espiritualmente arruinada cuyo ¨²nico deseo es dar rienda suelta a sus deseos. Aunque no debemos olvidar que en el fondo todo gira en torno a las relaciones que se establecen entre una joven, su madre y su padrastro. Salom¨¦ trata de buscar en medio de un ambiente enrarecido algo a lo que aferrarse y de ah¨ª nace la atracci¨®n que siente por Juan el Bautista, porque de la gente que ha conocido es la ¨²nica que tiene alg¨²n tipo de valor espiritual".
Salom¨¦, estrenada en la K?nigliches Opernhaus de Dresde en 1905, es una obra exagerada porque as¨ª naci¨® de la pluma de Oscar Wilde y as¨ª la quiso componer Richard Strauss. "Toda la trama se desarrolla en un ambiente de decadencia espiritual y la sociedad actual no es muy diferente. Un casino es una buena referencia para nuestros tiempos", puntualiza Carsen.
Esta ser¨¢ la tercera obra que el director canadiense suba al escenario del teatro madrile?o tras Di¨¢logo de carmelitas, de Poulenc, y Katia Kabanova, de Leos Jan¨¢cek, dos producciones que concitaron el reconocimiento de la cr¨ªtica y el p¨²blico. Para este montaje, coproducido por el Teatro Real, el Maggio Musicale Florentino y el teatro Regio de Tur¨ªn, donde se estren¨®, se podr¨¢ ver por primera vez en una ¨®pera en el coliseo madrile?o a la soprano sueca Nina Stemme y en el papel de Herod¨ªas a Doris Soffel. La batuta estar¨¢ en manos del director Jes¨²s L¨®pez Cobos.
Los ojos de Carsen son intensos y brillantes. Se percibe en su discurso su pasi¨®n por lo que hace. Salom¨¦, explica, es "una obra prodigiosa que gira en torno a una familia disfuncional, la que forman la propia Salom¨¦, su madre, Herod¨ªas, y su padrastro, Herodes, asesino de su padre y un ped¨®filo obsesionado con ella. La forma en que Herodes mira a Salom¨¦ no es natural. No es como mira un padre a su hija y ella se da cuenta del erotismo que envuelve a esa mirada paternal".
Desde que Robert Carsen decidi¨® poner en marcha la puesta en escena de esta ¨®pera de Strauss tuvo claro que Salom¨¦ es un personaje muy extremo. "Lo que hace esta adolescente sin metas en el mundo superficial y pervertido en el que vive, es una respuesta a todo lo que le rodea. La fijaci¨®n que siente por Juan el Bautista, que denuncia el pecado que sus padres han cometido, es porque ve en ¨¦l al ¨²nico ser de los que le rodean con fibra moral y quiere ver hasta d¨®nde es capaz de llegar. Es un juego perverso. Ella necesita desesperadamente tener un v¨ªnculo con Juan el Bautista porque es consciente de que es su ¨²nica escapatoria".
En este juego de seducci¨®n en el que entran los personajes, Carsen ha querido que el strip-tease de Salom¨¦ con la danza de los siete velos sea m¨¢s psicol¨®gico que f¨ªsico: "hay desnudos, pero no son exactamente los que podr¨ªan esperarse", puntualiza. "Mi trabajo es ofrecer al p¨²blico algo diferente a lo que han visto hasta ahora. Primero trato de encontrar respuestas a lo que me plantea el compositor y, a partir de ah¨ª, soy capaz de crear una puesta en escena que le sorprenda y que atrape al espectador, que le transporte a un mundo completamente diferente a trav¨¦s de los sentidos".
Este gran contador de historias a trav¨¦s de la ¨®pera, el teatro e incluso alguna exposici¨®n maneja con exquisitez el tiempo, el espacio y el movimiento y lo envuelve con elegancia en sus montajes.
La exageraci¨®n de la obra de Wilde, que deseaba escandalizar a la sociedad victoriana, est¨¢ trasladada en este caso al Cesar's Palace de Las Vegas, "una especie de Disneylandia de las drogas y el sexo". Carsen lleva la acci¨®n de la obra a los s¨®tanos del casino, donde el director coloca todo tipo de elementos visuales romanos y egipcios y grandes cantidades de dinero.
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