I shall be released
El Gobierno chino ha denegado los permisos para que Bob Dylan pueda dar sus conciertos anunciados en Pek¨ªn y Shanghai. Las dictaduras, como los censores, hacen del miedo y la prevenci¨®n su mejor consejero. Al final siempre imaginan enemigos m¨¢s perversos de los que la realidad les azuza. Lo m¨¢s odioso para un r¨¦gimen totalitario es la ambig¨¹edad. Prefieren con mucho al enemigo descarado, identificado, extremista. A Bob Dylan no lo van a dejar actuar en China porque es el rey de la sugerencia ambigua, es la anguila l¨ªrica; en los d¨ªas del todo subrayado, a¨²n genera espacios inagotables para la interpretaci¨®n personal.
Pero que nadie sufra por Dylan, su gira inacabable tiene cientos de puertos por delante. Son los ciudadanos chinos los que merecen solidaridad. Porque la bota que tienen encima de sus cabezas ahora brilla en los balances econ¨®micos, gracias a esos limpiabotas de Wall Street que llevaron la deuda p¨²blica norteamericana al sol que m¨¢s calentaba, todos esos empresarios que prefieren abaratar el coste cerrando los ojos a los derechos esenciales de los trabajadores.
Hay un reportaje de HBO llamado China's unnatural disaster, nominado al Oscar de documental corto este a?o, que se limita a retratar las protestas de los familiares de las v¨ªctimas del terremoto de Sichuan, que en mayo de 2008 le cost¨® la vida a m¨¢s de 70.000 chinos. Entre ellos, m¨¢s de 10.000 ni?os aplastados en sus colegios infraconstruidos. All¨ª podr¨¢n ver el pavor de los bur¨®cratas corruptos a que las protestas lleguen a m¨¢s altas autoridades, la presi¨®n psicol¨®gica para callar cualquier voz, la manipulaci¨®n totalitaria y, finalmente, el silencio plomizo del control absoluto. Les aseguro que ese documento urgente y sencillo da m¨¢s miedo que todas las pel¨ªculas de vampiros de este a?o, porque en ¨¦l no te chupan la sangre de la yugular, te arrebatan la voz, el alma, los derechos individuales.
Me imagino que el bur¨®crata aterrorizado que hab¨ªa de sellar el permiso para la organizaci¨®n de los conciertos eligi¨® el miedo por encima del riesgo. No fuera a salir Dylan al escenario y los chinos del p¨²blico corearan: "Veo mi luz brillar, desde el oeste al este, cualquier d¨ªa, cualquier d¨ªa, ser¨¦ puesto en libertad".
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