El 'hip-hop' del buen rollito
Hartitos ya de que los raperos que en el mundo han sido despotriquen contra todo bicho viviente, ejerzan de antisistemas adictos al merchandising y se enamoren perdidamente de sus ombligos, constituye un detalle que Delaf¨¦ y las Flores Azules (antes, Facto Delaf¨¦) recurran al costumbrismo, el relato sentimental, la apolog¨ªa cul¨¦ o esa media sonrisa idiota que dibuja en las caras el virus del amor. El suyo es el hip-hop del buen rollito, una apelaci¨®n al humor que a estas alturas de la temporada, desdobladas ya las primeras camisetas de manga corta, tiene un efecto estimulante. Fue esa exaltaci¨®n primaveral la que puso el jueves a bailar al p¨²blico que llenaba la Joy Eslava, una chavaler¨ªa disfrutona que acepta discos como Vs. las trompetas de la muerte como una f¨®rmula amena y desinhibida para no devanarse los sesos.
DELAF? Y LAS FLORES AZULES
Helena Miquel (voz), ?scar D'Aniello (rapeo), Dani Acedo (bases), Ferran Puig (tromb¨®n), Ram¨®n Batall¨¦ (saxo), Ram¨®n Rabinad (bater¨ªa). Joy Eslava. Madrid, 8 de abril. Casi lleno (800 personas).
El concierto s¨®lo pod¨ªa finalizar entre una lluvia de confeti y p¨¦talos
Es una opci¨®n v¨¢lida, ciertamente: no todo en la vida pasa por conocer la bibliograf¨ªa de Kierkegaard. Tambi¨¦n tiene gracia cantarle a los domingos de pelis alquiladas o los rincones con turbio encanto del asfalto barcelon¨¦s. Pero siempre queda la sospecha de que existe alg¨²n punto intermedio entre el tremendismo apocal¨ªptico de los raperos suburbiales y estribillos como "la primavera ha llegado ya a la ciudad y no sabes lo bien que me sienta, pap¨¢". Casi se les prefiere en su faceta menos euf¨®rica, cuando exponen intuiciones tan plausibles (e inquietantes) como esa de que "estaremos muertos toda la eternidad".
Son las cosas del buenrollismo: ?scar y Helena pretenden emitir tanta energ¨ªa positiva que, entre canci¨®n y canci¨®n, ofrecen parlamentos de tanta enjundia como "Qu¨¦ majos" o "Es genial". Eso, cuando no les da por cantar el Cumplea?os feliz a uno de los m¨²sicos.
As¨ª las cosas, el concierto solamente pod¨ªa finalizar entre una lluvia de confeti, p¨¦talos (azules, evidentemente) y pompas de jab¨®n. Eso, y con un seguidor grit¨¢ndoles desde el anfiteatro: "?Me voy a hacer del Bar?a!".
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