Fiebre de refer¨¦ndum
La moda de los referendos suizos ha llegado a Barcelona. La preocupaci¨®n en la capital catalana no estriba, de momento, en decidir si se deben mantener o no en pie un par de gallardos minaretes, gran argumento num¨¦rico de la consulta en la Confederaci¨®n Helv¨¦tica. En Barcelona la fiebre refrendataria se llama Diagonal, avenida sobre cuya forma futura se celebrar¨¢ una consulta popular entre el 10 y el 16 del pr¨®ximo mes de mayo. Las preguntas ser¨¢n: A) ?Quiere que sea un bulevar? B) ?Una rambla? C) ?Que se quede como est¨¢? La triple pregunta tiene su riesgo, pues la inclinaci¨®n natural arrastra a la ciudadan¨ªa a lo malo conocido antes que a lo bueno por conocer.
En esta ciudad no tendr¨ªamos Plan Cerd¨¤ -que perdi¨® el concurso convocado por el Ayuntamiento en 1859- ni habr¨ªamos derribado las murallas si del voto popular hubiera dependido. Ya m¨¢s cerca, en 1992, la reforma del Portal de l'?ngel levant¨® todo tipo de suspicacias de los comerciantes, que ve¨ªan en la prohibici¨®n al tr¨¢fico rodado una amenaza peor que las colectivizaciones para su volumen de negocio. Una parte de la ciudadan¨ªa y el botiguer tienden a defender lo que conocen por miedo al incierto futuro. Pero el gobernante debe, o deber¨ªa, mantener su visi¨®n estrat¨¦gica de ciudad y envolverse cual Esquilache en un cierto despotismo ilustrado. Hay que tomar decisiones sin tener que tocar las campanas y convocar obligatoriamente al somat¨¦n en cada ocasi¨®n. Pero se precisan visionarios de talla, capaces de generar ilusi¨®n en una ciudad que ha perdido pulso desde los Juegos Ol¨ªmpicos. Por eso tiene importancia el proyecto del alcalde Hereu de convertir la Diagonal en un eje revitalizado (sobre todo desde el Cinc D'Oros hasta Gl¨°ries) que imprima dinamismo a Barcelona.
Votamos sobre c¨®mo debe cambiar la Diagonal y no lo hacemos sobre el 'pelotazo' del Miniestadi
Ahora, precisamente, estamos enzarzados en un refer¨¦ndum al respecto y, para complicarlo todo un poco m¨¢s, el alcalde en cada comparecencia p¨²blica huye del tab¨² de pronunciar la palabra tranv¨ªa. En plena ceremonia de confusi¨®n, muy pocos se preguntan sobre la g¨¦nesis, el porqu¨¦ de una consulta popular que nace con el pecado original de la falta de mayor¨ªa del equipo de Gobierno municipal. Hereu trata de buscar el empaque presidencialista, atrapado como est¨¢ por fr¨ªas las cifras (en minor¨ªa) de la composici¨®n del Consistorio. De hecho, el refer¨¦ndum tom¨® cuerpo a propuesta de Esquerra Republicana, cuando el bipartito PSC-Iniciativa trataba de sacar adelante sus presupuestos para el a?o 2009. Fue la torna que exigieron los republicanos: que la ciudadan¨ªa se pronunciara en las urnas. Todo acab¨® de aderezarlo CiU, cuyos votos eran imprescindibles, pues para realizar la consulta se precisaba una mayor¨ªa cualificada de dos tercios. Converg¨¨ncia apoy¨® la consulta proponiendo una tercera y envenenada opci¨®n: que se quede la Diagonal como est¨¢. De todo este trenzado queda fuera el Partido Popular, que parece estar jugando en otra liga. Hasta aqu¨ª, todo de manual: el gobierno municipal trata de gobernar en minor¨ªa como puede y la oposici¨®n, de ponerle todas las piedras que encuentra en el camino.
Es cierto que la Carta Municipal permite y prev¨¦ la convocatoria de este tipo de consultas ciudadanas. Pero la primera pregunta que le sugiere eso al barcelon¨¦s inquieto es: ?Por qu¨¦ los partidos no mostraron tal calado democr¨¢tico cuando de la recalificaci¨®n de los terrenos del Miniestadi del Bar?a se trataba? Alta pol¨ªtica. En esta ciudad hemos elevado a categor¨ªa de noli me tangere los pelotazos urban¨ªstico-deportivos. Hay jurisprudencia sobre este tipo de dogmas desde que se recalificaron los terrenos del Espanyol, en Sarri¨¤. Lo del Bar?a supondr¨¢ 1.264 pisos m¨¢s, unos 15.000 metros cuadrados se destinar¨¢n a hoteles y 8.000 metros al sector terciario. El beneficio para el club asciende, seg¨²n el Ayuntamiento, a 70 millones. A juicio del club, la recalificaci¨®n le reportar¨¢ no menos de 300 millones de euros.
Metidos, pues, en este embrollo de la Diagonal por la din¨¢mica de partidos, hay que exigir que unos y otros se pronuncien con nitidez. Deben mostrar apuestas decididas y cre¨ªbles a favor o en contra del proyecto. Han de dejar de lado vaporosos proyectos y mojarse. Los socialistas e Iniciativa han de echar toda la carne en el asador y definir su proyecto con tranv¨ªa incluido. Xavier Trias debe contar qu¨¦ Diagonal quiere, al igual que el republicano Jordi Portabella. En el invento llevamos gastados dos millones de euros. Y, por favor, si hay que convocar referendos que no sea por dos minaretes.
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