Vendedores de alfombras en el zoco geopol¨ªtico

A los gobernantes no se les echa del poder en las urnas, sino en revueltas callejeras. Quienes les sustituyen llegan con el marchamo de la renovaci¨®n e incluso de un cierto af¨¢n liberal. Pero no tardan en regresar a la pauta autocr¨¢tica que est¨¢ inscrita en su entera tradici¨®n pol¨ªtica. Primero se perpet¨²an en el poder con su clan familiar, mediante la corrupci¨®n y la manipulaci¨®n de una imagen paternal y clientelista, y cuando ¨¦sta ya no da m¨¢s de s¨ª, incurren en el fraude electoral masivo. Esto alimenta a su vez a una oposici¨®n sometida a un trato indecente que prepara el siguiente ciclo y el pr¨®ximo derrocamiento.

El papel de las grandes potencias en la vida circular de estas autocracias es central. Un buen d¨¦spota no se perpetuar¨¢ en el poder si no trafica con inteligencia de jugador de p¨®quer con Washington y Mosc¨², las dos capitales que todav¨ªa se disputan sordamente la hegemon¨ªa en la zona, en una especie de reminiscencia de la guerra fr¨ªa. Ambas quieren bases militares en sus territorios y la seguridad de la sumisi¨®n de los gobernantes a sus designios pol¨ªticos. Cabe imaginar el juego que puede dar una buena subasta organizada desde el zoco del poder en la remota capital donde se produce esta gimnasia pol¨ªtica.

La peque?a rep¨²blica centroasi¨¢tica de Kirguizist¨¢n, con sus cinco millones y medio de habitantes, encaja como anillo en el dedo en esta pauta, incluyendo las bases americana y rusa. Se independiz¨® en 1991, como resultado de la implosi¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Aunque celebra elecciones multipartidistas, hasta el momento s¨®lo ha tenido dos presidentes, Askar Ak¨¢yev, primero de la Rep¨²blica Sovi¨¦tica de Kirguizist¨¢n y luego de la rep¨²blica independiente, hasta 2005; y Kurmanbek Bak¨ªev, presidente provisional a la ca¨ªda de este ¨²ltimo y reelegido luego en dos ocasiones hasta esta misma semana. Ak¨¢yev fue derribado por la que se llam¨® la Revoluci¨®n de los Tulipanes; Bak¨ªev, este pasado mi¨¦rcoles, por una violenta revuelta que ha catapultado al poder a la dirigente de la oposici¨®n y ex ministra de Exteriores Rosa Otunb¨¢yeva. Y vuelta a empezar.

As¨ª es la vida en los patios traseros centroasi¨¢ticos, donde Estados Unidos se ha instalado de mala manera para apoyar sus aventuras b¨¦licas en Irak y Afganist¨¢n; Rusia no quiere irse; y China, en cambio, invade sigilosamente, es decir, con los tent¨¢culos de su econom¨ªa. Incluso en Afganist¨¢n, algo m¨¢s al sur, el presidente colocado por Washington, Hamid Karzai, se engalla con Obama y amenaza con hacerse talib¨¢n para sacar m¨¢s r¨¦ditos de su apuesta. No son novedades mundiales centroasi¨¢ticas. Caudillos y pr¨ªncipes ¨¢rabes lo saben todo de las t¨¦cnicas de regateo y amenaza en el mercado de alfombras. Pero en la nueva multipolaridad es el entero planeta el que ahora se dedica a exprimir a los poderosos en el zoco geopol¨ªtico global.