Rituales con objetos

El t¨ªtulo de esta pieza, conciso hasta lo gen¨¦rico, no da una fe cierta de lo que se ve, una resultante dram¨¢tica, tensa, oscura y con tintes que remiten al esperpento teatral en su acepci¨®n m¨¢s cl¨¢sica. Los tres elementos (el propio Ruz, Maureen L¨®pez y el b¨²lgaro Dimo Kirilov -ex de la Compa?¨ªa Nacional de Danza) exprimen sus capacidades histri¨®nicas, desechan las formas espec¨ªficas de danza para entrar en el registro del teatro gestual puro y duro.

Es cierto que se trata de un espect¨¢culo de danza-teatro, muy cuidado en la precisi¨®n de sus evoluciones e influido hasta el tu¨¦tano de la escena alemana contempor¨¢nea, donde confluye la instalaci¨®n performativa, los ciclos de automotivaci¨®n e improvisaci¨®n y sobre todo la asunci¨®n de una est¨¦tica voluntariosamente tenebrista y desolada. Esa gravedad exponencial, esa ritualizaci¨®n llena de absurdo, tristeza y b¨²squeda de una salida vital, conforman el fresco de unos seres que no acaban las frases ni cierran las evoluciones. Un tri¨¢ngulo poco adornado y con poca concesi¨®n; lo ir¨®nico termina por dejar paso a un ¨¢spero di¨¢logo f¨ªsico, donde la sugerencia se aborta en la respiraci¨®n de un lirismo surrealizante. Los personajes est¨¢n delineados con amargura, desde la pantomima al vestuario. El humor es tangente, carece de peso espec¨ªfico.