Katyn, ?tierra de esperanza?
El ¨²ltimo viaje del presidente Lech Kaczynski no tuvo Katyn como destino por casualidad. El lugar donde en 1940 los soldados rusos fusilaban durante semanas con una crueldad sistem¨¢tica a miles de oficiales polacos es un sitio sagrado para Polonia. Ahora lo es aun m¨¢s porque muchos polacos empiezan a atribuir un significado casi m¨¢gico a la muerte de casi un centenar de pol¨ªticos y altos cargos, incluidos el presidente y su esposa . Muchos hablan de un sitio "maldito", que la cat¨¢strofe del avi¨®n presidencial s¨®lo reafirma en su desgraciado papel. Pero parad¨®jicamente, este nuevo Katyn tiene visos de abrir un nuevo cap¨ªtulo en las relaciones polaco-rusas. Un cap¨ªtulo que, ojal¨¢, sea tan positivo como la primera reacci¨®n del presidente Dmitri Medv¨¦dev y del primer ministro Vlad¨ªmir Putin tras el desastre.
Durante los ¨²ltimos 70 a?os, las relaciones ruso-polacas estuvieron cargadas de rencor, y a veces de odio, a causa no solamente de la misma matanza, sino tambi¨¦n por la mentira difundida por las antiguas autoridades sovi¨¦ticas sobre la supuesta culpa alemana del crimen. S¨®lo despu¨¦s de la transici¨®n en Polonia y la llegada al poder del primer presidente de la nueva Rusia, Bor¨ªs Yeltsin, empez¨® a desvelarse la verdad sobre lo acontecido en 1940. Fue durante su mandato y el del presidente Lech Walesa cuando se pronunciaron por primera vez por parte rusa palabras de perd¨®n y de reconocimiento de la terrible culpa.
Pero durante los ¨²ltimos 15 a?os, de nuevo el silencio cubri¨® el crimen. La permanente negativa rusa de facilitar documentos sobre la matanza, la negativa misma de llamar el hecho por su nombre en las relaciones oficiales s¨®lo empez¨® a cambiar en los ¨²ltimos meses, con los gestos conciliadores del actual primer ministro polaco, Donald Tusk, frente a Vlad¨ªmir Putin. El primer ministro ruso fue uno de los invitados de honor a la celebraci¨®n en Polonia de 70? aniversario del estallido de la II Guerra Mundial. Ante todos los l¨ªderes europeos, defendi¨® entonces a la URSS como potencia que jug¨® un incuestionable papel en la victoria sobre la Alemania nazi. No aprovech¨®, sin embargo, aquel momento para intentar al menos suavizar al conflicto en torno a Katyn. Pero la visita misma abri¨® una nueva perspectiva en las relaciones polaco-rusas.
Los dirigentes del Kremlin han decidido ahora cambiar de rumbo de forma radical. No solamente Putin hab¨ªa asistido, junto a Tusk, hace escasos d¨ªas a las primeras celebraciones del aniversario de Katyn, sino que viaj¨® el s¨¢bado de nuevo a Smolensk para expresar el dolor y el apoyo que Rusia quiere otorgar a los polacos en estos tragicos momentos. Medv¨¦dev y Putin, en sendos mensajes dirigidos directamente a los polacos, han expresado su p¨¦same en una iniciativa sin precedentes hist¨®ricos. Pero hay un gesto aun m¨¢s importante que no pasar¨¢ inadvertido en Polonia. La noche del domingo, uno de los principales canales de televisi¨®n de Rusia ten¨ªa previsto emitir la pel¨ªcula documental Katyn, del cineasta polaco galardonado con un Oscar Andrzej Wajda.
De esta manera, el terrible accidente que dej¨® Polonia sin presidente puede cobrar un sentido inesperado al convertirse en una real apertura de las relaciones ruso-polacas, tan dolorosas en el transcurso de los ¨²ltimos 70 a?os. Los gestos as¨ª lo hacen esperar. Ahora s¨®lo falta que la opini¨®n p¨²blica rusa asuma la dif¨ªcil verdad sobre Katyn y que los polacos aprecien las palabras de Medv¨¦dev y Putin, las aut¨¦nticas l¨¢grimas de los moscovitas mostradas en im¨¢genes de televisi¨®n... Si todo eso se hace realidad, Katyn ser¨¢ no s¨®lo tierra "maldita", sino tambi¨¦n de "esperanza".
Adam Pieczynski es jefe de informativos del grupo televisivo polaco TVN. Fue corresponsal de EL PA?S en Varsovia entre 1988 y 1996.
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