Referencias al pasado
El pasado jueves, el Parlamento andaluz discuti¨® una iniciativa sobre la reducci¨®n de peonadas de los jornaleros, tomando como causa los temporales de este invierno, que hab¨ªan reducido dr¨¢sticamente los d¨ªas de trabajo en el campo. Esperanza O?a, portavoz parlamentaria del PP, no tuvo otra ocurrencia que decir que el campo andaluz "con el PSOE est¨¢ igual de castigado que con Franco". Tras una torpe identificaci¨®n entre un grupo pol¨ªtico democr¨¢tico con el sistema franquista se mont¨® la recalcitrante verbena, con espantadas del PP e intentos de Javier Arenas para lograr una rectificaci¨®n. Sin duda el diputado del PSOE debi¨® haber obviado la referencia al PP. No era necesaria. Y no era necesaria porque en Andaluc¨ªa se conoce sobradamente la falta de rigor de O?a por su escaso compromiso con los hechos. Recuerdo que en una comparecencia atribuy¨® a la entonces consejera de Gobernaci¨®n, Evangelina Naranjo, que hab¨ªa colocado a sus hermanos en la Junta, cuando ninguno de ellos trabajaba en lo p¨²blico y uno, adem¨¢s, estaba en el paro. En otra pregunt¨® al entonces consejero de la Presidencia, Gaspar Zarr¨ªas, por un hermano, cuando es hijo ¨²nico. Est¨¢ visto que O?a en algunas de sus labores parlamentarias se basta para calificarse.
Pero la referencia al PP, que conociendo a O?a sobraba, sirvi¨® para darle alas a Javier Arenas. De esta suerte, apelando al car¨¢cter democr¨¢tico de su partido, convirti¨® en una ofensa la respuesta, cuando los ofendidos hab¨ªan sido Andaluc¨ªa, la democracia, los jornaleros.
En estas cuestiones Arenas siempre saca ventaja. Sabe convertirse como nadie de ofensor en v¨ªctima. Muchas veces me he preguntado por qu¨¦. Y la respuesta que tengo es la que debe ser porque las v¨ªctimas inspiran sentimientos de compasi¨®n. Tiene sus ventajas, se hace el ofendido y se olvida el origen del debate de forma que queda sin discutirse el problema que tienen este a?o los jornaleros. Es lo que puede llamarse construir un debate productivo.
Una actuaci¨®n, pues, la de convertirse en v¨ªctima, que se extiende a todos los problemas que padece el PP. Da igual que los parlamentarios de su grupo se refieran a Franco, o que algunos de los dirigentes del PP, como muchos de los afectados por el caso G¨¹rtel o como el alcalde de Alhaur¨ªn, puedan estar contaminados por la corrupci¨®n. El silencio unas veces, la atribuci¨®n al Gobierno de utilizar su poder para falsificar pruebas en otras o la persecuci¨®n por parte del Estado son estrategias que emplea para convertir a unos y a otros en v¨ªctimas y as¨ª no exigir responsabilidades pol¨ªticas. Sus palabras, y no los hechos, son sus formas de hacer y batirse en pol¨ªtica.
Posiblemente, llegados a este punto, y sabiendo de la calificaci¨®n de "imparable" que le atribuye Mariano Rajoy, haya que empezar a preguntarse que ocurrir¨ªa si un d¨ªa llegase a gobernar en Andaluc¨ªa: si el campo mejorar¨ªa con el sistema que sirve de referencia a O?a, si sus silencios y las justificaciones que hace en detrimento de las instituciones van a poder desenvolverse sin demasiado riesgo. Son preguntas que deber¨ªan contestarse si se pretende gobernar en democracia. Lo de Esperanza O?a, su referencia a la pol¨ªtica de Franco, es lo de menos.
Los partidos pol¨ªticos, unos y otros, pero tambi¨¦n unos m¨¢s que otros, como se est¨¢ viendo en estos tiempos, se exceden en el uso del capital simb¨®lico para justificar sus palabras y no en hablar de problemas y soluciones. En todo caso, O?a deber¨ªa dejar a Franco donde se qued¨®. Bastante tenemos con la Falange espa?ola que, por lo que se est¨¢ viendo con Baltasar Garz¨®n, es la que va a hacer dos veces justicia en Espa?a. No es el momento de volver a traer a todos los protagonistas de un pasado en el que la democracia estaba prohibida hasta en sue?os.
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