Espiral del silencio
Acabo de descubrir que se ha muerto, hace unas semanas, Elisabeth Noelle-Neumann. La soci¨®loga alemana, autora de La espiral del silencio (1984), nos ha dejado silenciosamente, sin obituarios ni reconocimientos por nuestra parte. Y eso que, tras toda una vida estudiando el fen¨®meno de la opini¨®n p¨²blica, nos lega unas herramientas muy valiosas para entender algo de nuestro aturullado comportamiento sociopol¨ªtico.
Ver¨¢n, por una parte tenemos un concepto racionalista de la opini¨®n p¨²blica, basado en la idea de unos ciudadanos informados, capaces de formular argumentos razonables y de realizar juicios ponderados. Este es el concepto ideal, que grandes pensadores como Habermas desarrollan para una teor¨ªa de la ciudadan¨ªa democr¨¢tica. Sin embargo, lo que Noelle-Neumann estudi¨® y teoriz¨® es la forma en que la mayor¨ªa de los individuos -y no s¨®lo esa ¨¦lite ilustrada- forman sus opiniones y sus comportamientos, ajenos a ese ideal racionalista; en su lugar, populariz¨® la tesis de que la opini¨®n p¨²blica es una cuesti¨®n de control social.
La idea principal de la teor¨ªa de la espiral del silencio es que la sociedad amenaza con el aislamiento y la exclusi¨®n a las personas que se desv¨ªan del consenso. Los individuos, dotados de un miedo natural y comprensible al aislamiento, intentan comprobar constantemente qu¨¦ opiniones y modos de comportamiento son aprobados y desaprobados en su medio, y qu¨¦ opiniones y formas de comportamiento est¨¢n ganando o perdiendo fuerza. Los resultados de sus estimaciones influyen en la inclinaci¨®n de la gente a expresarse, as¨ª como en su comportamiento en general. "Correr en pelot¨®n constituye un estado de relativa felicidad; pero si no es posible, porque no se quiere compartir p¨²blicamente una convicci¨®n aceptada aparentemente de modo universal, al menos se pude permanecer en silencio como segunda mejor opci¨®n, para seguir siendo tolerado por los dem¨¢s".
As¨ª que eso somos nosotros: animales con un radar interior, animales que necesitan ser aceptados, reconocidos, apreciados, queridos y que, por tanto, se suman al pelot¨®n principal. Animales que se mimetizan con su entorno, que intentan no pensar ni sentir de manera muy diversa al com¨²n de su grupo, de sus c¨ªrculos de referencia y afecto. Si disienten, tienden a callarse, a "no significarse". Se trata, sin ir m¨¢s lejos, de una teor¨ªa que muestra muy bien c¨®mo funciona o ha funcionado la sociedad vasca durante todas estas d¨¦cadas. Pero se trata de una teor¨ªa sobre el funcionamiento de los grupos humanos (de c¨®mo se cohesionan, se refuerzan y se presionan; de c¨®mo controlan a las minor¨ªas disidentes), no tanto sobre el enigma de c¨®mo se forma una masa cr¨ªtica que impulsa la evoluci¨®n de una opini¨®n mayoritaria a otra. De c¨®mo se rompe o transforma esa (en nuestro caso tan triste, o tan culpable) espiral del silencio. Y he ah¨ª la madre del cordero.
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