Un poeta del tiempo
En su poema 'La mosca juzga a Miss Universo' Jos¨¦ Emilio Pacheco plantea, en forma de mon¨®logo dram¨¢tico, la repugnancia de una mosca por la supuesta belleza de una hermosa mujer cuyas piernas "no se curvan ni se erizan de vello" y cuyo vientre "no es inmenso ni est¨¢ abombado". En otro poema, escrito muchos a?os antes, 'Escolio a Jorge Manrique', replica a modo de epigrama que "La mar no es el morir / sino la eterna / circulaci¨®n de las transformaciones". En 'Tal por cual', advierte que esa expresi¨®n era un insulto grav¨ªsimo durante su infancia, por el que la gente se pegaba nada m¨¢s o¨ªrlo, y propone, en vista de lo cambiante y misteriosa que es la gram¨¢tica, convertir en insulto palabras igualmente inocentes: "lontananza, arabesco, rada, / erial, relieve, barbecho". En 'Carta a George B. Moore en defensa del anonimato' le dice a su corresponsal -quien, seg¨²n el poema, le ha llamado para pedirle una entrevista- que si le han gustado sus versos "qu¨¦ m¨¢s da que sean m¨ªos / de otros / de nadie /. En realidad los poemas que ley¨® son de usted: / Usted, su autor, que los inventa al leerlos". En el 'Rap del salm¨®n', que pertenece a su libro Como la lluvia, publicado el a?o pasado, escribe y casi canta: "Qu¨¦ esfuerzo in¨²til: cada minuto / Pienso en la cuna, para mi luto" o "Roto y exhausto, muy malherido, / Llego a la poza que es meta y nido".
Tarde o temprano (Poemas 1958-2009) / Las batallas del desierto
Jos¨¦ Emilio Pacheco
Tusquets. Barcelona, 2010
840 y 80 p¨¢ginas. 27,50 y 10 euros
Son solamente algunos ejemplos de la rutilante variedad tem¨¢tica y formal de la poes¨ªa de Jos¨¦ Emilio Pacheco y a la vez, de la fina constancia de su pensamiento. El sistema po¨¦tico de Jos¨¦ Emilio Pacheco est¨¢ particularmente alerta ante cualquier ocasi¨®n, del tipo que sea -literaria, cultural, vivencial, imaginativa, especulativa-, para constatar, casi siempre con una iron¨ªa que suele ir acompa?ada de un rebufo impagable de ternura, la peque?ez del ser humano y la temporalidad de todas sus obras.
A su poes¨ªa reunida, de la que acaba de aparecer en Espa?a una nueva edici¨®n (Tusquets) que incluye sus 14 libros de poemas publicados hasta la fecha, la ha titulado, ya desde la edici¨®n del a?o 2000, Tarde o temprano, un nombre que parece tener insertado, como tantos de sus poemas, el tictac amenazante de un reloj y que une en un segmento com¨²n el destino irremediable de vida y poes¨ªa, es decir, la muerte y el olvido.
Jos¨¦ Emilio Pacheco es uno de los grandes poetas del tiempo en lengua espa?ola y uno de los que mejor ha sabido poner las s¨ªlabas de nuestra ¨¦poca. La realidad en sus poemas es una sucesi¨®n de sobresaltos sensoriales, emocionales, intelectuales que retan con sus asedios al poeta. La poes¨ªa, tal y como se desprende de su trato con ella, es, antes que nada, clarificaci¨®n, es decir, reposo e iluminaci¨®n de alguna cosa, supresi¨®n de los impedimentos que hacen dif¨ªcil comprenderla. En toda esa tarea hay una vigorosa voluntad de servicio a la cual la poes¨ªa se entrega con placer aportando sus combinaciones sensoriales, sus m¨²sicas particulares, su capacidad de poner, una vez y otra, el dedo en la llaga. El principal enemigo visible, o invisible, del poeta habita tanto las m¨¢scaras de la realidad como los perezosos lugares comunes del pensamiento, contra los que Jos¨¦ Emilio Pacheco lanza la sutileza de su percepci¨®n, un sentido del humor infalible y una inteligencia golosa y trepidante que parece atreverse con todo.
Hay en sus poemas, al mismo tiempo, un entusiasmo genuino, a flor de piel, por los ¨²ltimos elementos de la actualidad, de la que no desde?a los avances tecnol¨®gicos, ni los sucesos pol¨ªticos, ni la velocidad de las modas, y una inmersi¨®n gozosa y seria hasta los espejos de la historia donde todo encuentra, al fin, la distancia adecuada, que es tambi¨¦n, sin lugar a dudas, la forma m¨¢s penetrante de acercamiento.
Aunque no pierde de vista las coordenadas mexicanas en las que se form¨® intelectual y emocionalmente y en las que vive (ha escrito extraordinarios poemas sobre la matanza de Tlatelolco, el terrible terremoto que asol¨® M¨¦xico en 1985 o el monstruoso crecimiento de Ciudad de M¨¦xico), la sustancia de su obra es inconfundiblemente universal. Una universalidad que tiene, por cierto, luminosos antecedentes y desarrollos mexicanos. En su poema 'Contra Harold Bloom' realiza un homenaje a cuatro poetas de su pa¨ªs, sin los que -confiesa- no sabr¨ªa escribir ni qu¨¦ hacer: Ram¨®n L¨®pez Velarde, Jos¨¦ Gorostiza, Octavio Paz y Jaime Sabines, que son, en el sentido de lo universal, ejemplos paradigm¨¢ticos. La universalidad que resulta de la poes¨ªa de Jos¨¦ Emilio Pacheco es obra de la profundidad, del buceo sistem¨¢tico, de la b¨²squeda incansable de las piedras de toque de la realidad y de poner en un contexto humano, general, las miserias, los sufrimientos, los gozos particulares.
El lenguaje de los poemas de Jos¨¦ Emilio Pacheco es de una sencillez y una claridad impecables. Se adentra en cuestiones complejas, en zonas turbulentas del pensamiento y la expresi¨®n, y obtiene siempre una naturalidad discreta, sin aspavientos, que por no subrayar no subraya siquiera su acento natural. No se trata de hacer asequible lo que es complicado sino de entender la poes¨ªa como una aventura de clarificaciones personales que se desean trasmitir al invisible lector a trav¨¦s de una comunicaci¨®n ¨ªntima.
Las batallas en el desierto, la deliciosa novela corta que se reedita ahora en Espa?a, publicada tambi¨¦n por Tusquets, comparte con su poes¨ªa la emoci¨®n, el humor, la profundidad sin trascendentalismo, la contenci¨®n sin estre?imiento verbal, la plasticidad sin empalago y un sentido melanc¨®lico del tiempo, del tiempo hist¨®rico y del tiempo individual, que cruza la escena arrastrando lo que encuentra a su paso y que lleva al autor a colocar los diques preciosos de su imaginaci¨®n y su memoria.
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