Fini amenaza con romper la alianza con Berlusconi
El excesivo poder de la Liga Norte resquebraja la coalici¨®n de gobierno
Gianfranco Fini, presidente de la C¨¢mara de Diputados y cofundador del Pueblo de la Libertad (PDL) con Silvio Berlusconi, ha dicho basta. Quiere formar su propio grupo parlamentario, que se llamar¨ªa PDL-Italia, y abandonar formalmente la disciplina del partido que fund¨® hace un a?o justo con el primer ministro. Fini considera ahora que Berlusconi dirige el partido sin contar con ¨¦l, con el Gobierno cada vez m¨¢s reh¨¦n de la Liga del Norte. Su ultim¨¢tum supondr¨ªa, le advirti¨® ayer Berlusconi, la escisi¨®n del PDL y la consiguiente crisis en la alianza del Gobierno.
Berlusconi reuni¨® a los suyos en Roma y mand¨® varios mensajes a Fini: "Si se quiere ir, que se vaya", dijo primero. Y luego fren¨® un poco: "Invito a Fini a seguir trabajando juntos en esta hist¨®rica aventura. Pero si forma su propio grupo, el partido se escinde". El tercero en discordia, Umberto Bossi, l¨ªder de la Liga, coment¨®: "Lo veo mal. Si hay ruptura, tendremos que convocar elecciones anticipadas".
El escenario italiano se dirige hacia una crisis de consecuencias imprevisibles, aunque la ruptura definitiva pareci¨® quedar ayer aplazada por unas horas. Los senadores finianos, una veintena, se reunir¨¢n hoy en Roma, y en el orden del d¨ªa figura la idea de formar un grupo aut¨®nomo.
Tras reunirse con sus 36 coroneles de la Oficina de Presidencia, Berlusconi tendi¨® una mano simb¨®lica a Fini para que siga trabajando dentro del PDL. "No soy yo el que quiere romper. Es ¨¦l quien quiere irse, espero que pueda superar las incomprensiones", dijo Il Cavaliere. Pese a la oferta, Berlusconi no respondi¨® a ninguna de las condiciones que le puso Fini durante el almuerzo tormentoso del jueves. Probablemente, porque el primer ministro tampoco le hace ascos a la sugerente tentaci¨®n de ponerle un puente de plata al siempre inc¨®modo aliado para convocar despu¨¦s elecciones. Aunque faltan tres a?os para agotar la legislatura, ser¨ªa una locura solo relativa. La oposici¨®n sigue entre agonizante y desaparecida, y Berlusconi podr¨ªa lanzar un nuevo plebiscito que, de acabar bien, le permitir¨ªa poner en pie la reforma de signo autoritario que tiene en mente: nuevo sistema presidencialista a la francesa, reforma de la justicia a fin de parar los pies a la "persecuci¨®n" de los jueces y fiscales "comunistas" y fiscalidad federal para satisfacer las aspiraciones regionalistas de la Liga.
Fini tiene consigo apenas unos 40 diputados y 20 senadores. No son muchos, pero si se va del PDL, los n¨²meros a Berlusconi podr¨ªan no cuadrarle. Por el contrario, Fini tendr¨ªa que renunciar a ser presidente de la C¨¢mara, con el riesgo de convertirse en un don nadie pol¨ªtico investido solamente de dignidad.
Para Fini, pol¨ªtico de raza desde la adolescencia y fino estratega, se trata justo de eso, de mantener la dignidad de la pol¨ªtica italiana. Ese fue, en esencia, el ultim¨¢tum que lanz¨® el jueves a Berlusconi: "O Bossi o yo". Su argumento es que un gran partido europeo de centroderecha no puede ser gobernado de forma personalista, sin debate interno, y basando su pol¨ªtica en los esl¨®ganes xen¨®fobos y viscerales de la Liga, cada vez m¨¢s crecida y pujante en el norte pero que solo tiene el 8% del voto nacional.
Flavia Perina, directora del ¨®rgano de prensa finiano, Il Secolo d'Italia, lo explica as¨ª: "No son solo las reformas, la relaci¨®n con la Liga, el Sur, el desarrollo, el derecho al debate interno, la irritaci¨®n por ciertas exhibiciones de cesarismo. Es que, sin un acto de ruptura, los pr¨®ximos tres a?os pueden suponer el fin de la historia de la derecha italiana".
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