Ventajas de comunicarse a diario
Tuve el privilegio de hacer una conferencia en un peque?o pueblo de la isla de Menorca. Habl¨¦ sobre lo m¨ªo -la comunicaci¨®n-, y en el coloquio, un hombre mayor del pueblo me dijo: "Todo esto que cuenta me parece muy interesante, pero estuve hace unos d¨ªas en su ciudad, Barcelona, y una de las cosas que me llam¨® m¨¢s la atenci¨®n fue que all¨ª ni se saludan: la gente se cruza por la calle y no se dice nada?".
No estoy seguro de que en una gran ciudad pudi¨¦ramos andar salud¨¢ndonos todos por la calle. Este probablemente sea el encantador privilegio de los peque?os pueblos, pero el comentario de aquel hombre me hizo reflexionar. Porque en las grandes ciudades no nos decimos nada por la calle, y es l¨®gico, pero cada vez nos decimos menos en la oficina, en el ascensor o en el quiosco. Estamos renunciando a la comunicaci¨®n diaria, con las consecuencias que ello pueda tener para nuestras relaciones y para nuestra propia vida.
"El proceso de empat¨ªa debe empezar por detectar la existencia mutua y por no saltarse la peque?a comunicaci¨®n"
UN GESTO DIARIO
"Cuando nos comunicamos, no s¨®lo pasamos informaci¨®n, sino que tambi¨¦n hacemos relaci¨®n" (Sebasti¨¤ Serrano)
Las prisas, la rutina, la falta de atenci¨®n... Todo ello nos est¨¢ haciendo perder la comunicaci¨®n cotidiana. Entramos en la oficina dando un "buenos d¨ªas" general que no va dirigido a nadie en concreto. Atravesamos largos pasillos sin decir nada a los compa?eros que nos vamos cruzando. Entramos en una reuni¨®n leyendo el memor¨¢ndum que llevamos en la mano. Y por el camino perdemos la oportunidad ¨²nica de sentirnos y hacer sentir a los dem¨¢s personas. La comunicaci¨®n cotidiana puede parecernos intrascendente, pero tiene un gran valor. Es expresi¨®n de afecto y una gran fuente de motivaci¨®n. Un "buenos d¨ªas" sincero y atento o 30 segundos para compartir una peque?a vivencia crean grandes v¨ªnculos de relaci¨®n.
Personas invisibles. En las encuestas de motivaci¨®n y clima laboral aparecen de forma recurrente los problemas de comunicaci¨®n entre los empleados y sus jefes. Y una de las expresiones que m¨¢s se repite es la de que "parece que soy transparente para mi jefe". Esta queja tiene relaci¨®n directa con la negligencia en el uso de la comunicaci¨®n diaria. La encontramos en jefes que entran sin saludar, o las primeras palabras que intercambian con un subordinado son para pedirle algo. Jefes incapaces de percatarse de la cara de cansancio de alguien o de su radiante expresi¨®n porque algo especial ha ocurrido.
La primera y fundamental misi¨®n de la comunicaci¨®n diaria es reconocernos mutuamente nuestra presencia y existir para el otro como personas. El saludo, la peque?a charla, el prestar atenci¨®n a la expresi¨®n del otro, hace que sienta que cuenta para nosotros, y es un elemento b¨¢sico y esencial de motivaci¨®n.
La empat¨ªa es esencial para nuestras relaciones. La reciente investigaci¨®n neurol¨®gica sugiere que son las neuronas espejo las responsables de que seamos capaces de "ponernos en la piel del otro", de ver el mundo a trav¨¦s de la perspectiva del otro.
El proceso de empat¨ªa debe empezar necesariamente por detectarse la existencia mutua. Y a este proceso contribuye de forma decisiva la comunicaci¨®n diaria. Es m¨¢s, podemos afirmar que es su primer y primordial objetivo. Entrar en contacto con los dem¨¢s es el preludio necesario para captar gestos, sus expresiones, para saber de ellos y captar su estado emocional. La empat¨ªa empieza por no saltarse la peque?a comunicaci¨®n.
Adem¨¢s, en la interacci¨®n humana se produce un efecto de contagio emocional. Como afirma el profesor Serrano, "las emociones saltan de una mente a otra como si nada, los sentimientos son contagiosos, m¨¢s que las ideas". La comunicaci¨®n cotidiana es la plataforma ideal para "contagiar" a los dem¨¢s dosis de optimismo, de energ¨ªa, que contribuyan a mejorar su particular d¨ªa.
GANAR UNA RELAI?N
"Es m¨¢s f¨¢cil traducir nuestras acciones en sentimientos que nuestros sentimientos en acciones" (James Hunter)
Es cierto que nunca tenemos tiempo, como no menos cierto es que sabemos encontrarlo para lo que nos interesa. A veces podemos percibir como un gasto de tiempo que no nos podemos permitir el relacionarnos constantemente y a diario con los dem¨¢s, pero puede resultarnos una valiosa inversi¨®n. Porque la confianza es lenta y laboriosa de tejer, y, sin embargo, una relaci¨®n de confianza hace muy eficiente la comunicaci¨®n y ahorra muchas explicaciones y discusiones innecesarias. En este sentido, la comunicaci¨®n diaria se ha demostrado como un instrumento infalible de construcci¨®n de confianza. Lo que a priori pueda verse como una p¨¦rdida de tiempo, se recupera con creces cuando se ha creado una relaci¨®n.
La comunicaci¨®n diaria no es un problema de tiempo. Es un problema de h¨¢bito. Es cuesti¨®n de crear (o recuperar) el h¨¢bito. Y con ¨¦l, descubrir que siempre hay tiempo para este peque?o intercambio.
Asegura el profesor Serrano que el afecto es el primer indicador de la calidad de la comunicaci¨®n. Debemos proveer de afecto la comunicaci¨®n diaria. Debe convertirse en la peque?a dosis matinal de cari?o que a todos nos gusta recibir o la imprescindible dosis de energ¨ªa con la que empezar el d¨ªa.
Hay una diferencia significativa entre la expresi¨®n educada y la muestra de afecto. En este sentido, sacar la comunicaci¨®n diaria del puro protocolo y darle un personal significado es esencial para que cumpla su cometido y transmita el afecto que ha de transmitir. Podemos usar las palabras para esta comunicaci¨®n, pero tenemos otros poderosos recursos, como la mirada o el tacto. Regalarnos una mirada de complicidad o hacernos un regalo t¨¢ctil es en muchos casos la mejor manera de comunicarnos con los dem¨¢s.
?A diario o en grandes momentos? Cuestion¨¦ recientemente a un directivo su descuido por la comunicaci¨®n diaria. "No te preocupes", me contest¨®. "Tengo grandes conversaciones con mi gente cuando lo necesitan y todos saben que mi despacho siempre est¨¢ abierto". Es cierto y me consta, y es una gran virtud que tiene. Pero ambas comunicaciones son complementarias y cada una de ellas cumple con una misi¨®n. Las grandes conversaciones son para los grandes temas. La peque?a comunicaci¨®n es para darnos una peque?a dosis matinal de afecto, para darnos d¨ªa a d¨ªa la necesaria motivaci¨®n. Porque a veces nos ayuda tanto este peque?o gesto diario como una larga y trascendente conversaci¨®n.
Ser¨ªa deseable que nadie nos pasara desapercibido. Que no tuvi¨¦ramos prisa al comprar el peri¨®dico, que busc¨¢semos con la mirada los ojos del camarero que nos sirve el caf¨¦. Que todos los que se mueven a nuestro alrededor se sintieran dignos de nuestro aprecio y afecto. Y ser¨ªa deseable por ellos, pero tambi¨¦n por nosotros. Porque, como reza el aforismo, "la mano que te da una rosa siempre conserva una parte de su fragancia".
Contagiar emoci¨®n
Libros:
La trilog¨ªa de Sebasti¨¤ Serrano sobre comunicaci¨®n (El regalo de la comunicaci¨®n, El instinto de la seducci¨®n, Los secretos de la felicidad) constituye un manual imprescindible del h¨¢bito de la buena comunicaci¨®n
Para probar su comunicaci¨®n diaria
1. ?Conoce el nombre de pila de sus vecinos?
2. ?Sabe su quiosquero su nombre?
3. ?Conoce alg¨²n detalle personal del camarero de su bar habitual?
4. ?Sabe en qu¨¦ trabajan los padres de los compa?eros de escuela de sus hijos?
5. ?Sabe qu¨¦ lee su compa?ero/a de trabajo?
6. ?Ha subido a la oficina con un caf¨¦ de m¨¢s para alguien?
7. ?Celebra los aniversarios con los compa?eros?
8. ?Cu¨¢ntas veces para cruzando la oficina hasta su despacho?
9. ?Reconoce a las personas que comparten el transporte p¨²blico cada d¨ªa con usted?
10. ?Saben en la oficina sin lugar a dudas que ha llegado o se ha marchado?
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