Las autonom¨ªas necesitan cors¨¦
La descentralizaci¨®n es locomotora del Estado de bienestar, pero los solapamientos y algunas decisiones cuestionan su eficiencia - La merma de ingresos p¨²blicos tras la crisis obliga a los gobiernos regionales a priorizar
Si algo deja claro esta etapa de la crisis, amn¨¦sica con los desvar¨ªos del sector financiero, implacable con las deudas del sector p¨²blico, es que cuando la prensa econ¨®mica brit¨¢nica, las agencias de calificaci¨®n de riesgos y Bruselas se alinean, mal asunto. Y los gobiernos auton¨®micos espa?oles est¨¢n, ahora, en el punto de mira.
Tras proclamar, hace a?o y medio, que "la fiesta de la econom¨ªa espa?ola se acab¨®", el semanario The Economist destac¨® que la descentralizaci¨®n "hab¨ªa ido demasiado lejos". "?Cu¨¢nto es suficiente?", inquiri¨® sobre la cesi¨®n de competencias. Desde entonces, la marea no deja de crecer. Las agencias de rating lanzaron el pasado verano un aviso general, que luego torn¨® en un goteo de revisiones a la baja de la calificaci¨®n de la deuda de las auotonom¨ªas, cada vez m¨¢s cara de colocar en los mercados. Y hace una semanas, la Comisi¨®n Europea, adem¨¢s de reprochar al Gobierno su optimismo en las previsiones, enfatiz¨® que el plan de ajuste presupuestario ten¨ªa una gotera: el ahorro (10.000 millones) que se asignaba a comunidades y ayuntamientos. Simplemente, Bruselas no se lo cree.
Bruselas, agencias de 'rating' y prensa econ¨®mica enfilan a las comunidades
"Antes encajaban todo tipo de gastos, eso se acab¨®", advierte un experto
El debate sobre la necesidad y la solvencia del gasto p¨²blico en educaci¨®n, salud o pol¨ªticas sociales viene de lejos. Pero, en Espa?a, la crisis que parieron los mercados financieros lo ha acelerado. Porque aqu¨ª, en buena parte, Estado del bienestar es Estado de las autonom¨ªas. Y las dudas sobre si las comunidades ser¨¢n capaces de contener el d¨¦ficit y la deuda p¨²blica -en 2009 creci¨® un 25%, hasta los 86.280 millones-, tienen un reflejo inmediato en la incertidumbre sobre las pol¨ªticas de bienestar.
"En a?os anteriores, con el ciclo expansivo, la recaudaci¨®n fiscal iba muy bien y permit¨ªa encajar en el presupuesto todo tipo de gastos, los que tienen que ver con el Estado de bienestar y los que no. Eso se acab¨®", comenta Santiago Lago, experto en financiaci¨®n auton¨®mica de la Universidad de Vigo.
"La Administraci¨®n auton¨®mica ha sido esencial en el desarrollo y expansi¨®n de servicios sociales", sostiene Luis Moreno, investigador del Instituto de Pol¨ªticas y Bienes P¨²blicos en el CSIC. "La legitimidad de los niveles locales y auton¨®micos depende en buena medida de la calidad de esos servicios", acota. Es una aseveraci¨®n que comparten los expertos consultados para este art¨ªculo, que otorgan a las comunidades aut¨®nomas el papel de locomotoras del Estado del bienestar. Pero la rapidez del proceso de descentralizaci¨®n en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas ha dejado muchas veces la eficacia y la l¨®gica econ¨®mica en la cuneta, ya sea por acci¨®n directa de los gobiernos auton¨®micos o por el peso de sus reivindicaciones en la agenda pol¨ªtica.
El anecdotario de los monstruos de la descentralizaci¨®n da para mucho, como podr¨ªa atestiguar el ex ministro de Justicia Mariano Fern¨¢ndez Bermejo, que se vio obligado a dimitir, no por compartir una cacer¨ªa en Ja¨¦n con el juez Baltasar Garz¨®n, sino porque su licencia s¨®lo era v¨¢lida para Castilla-La Mancha.
Pero el problema pasa de lo personal a lo colectivo cuando, con el paro al galope, la creaci¨®n de 16 servicios p¨²blicos de empleo (el Pa¨ªs Vasco a¨²n no recibi¨® la transferencia), obstaculiza la difusi¨®n de ofertas de trabajo, queja reiterada de los sindicatos. O, como ocurri¨® hace mes y medio, cuando las diferencias de apreciaci¨®n entre los servicios meteorol¨®gicos catal¨¢n y estatal ralentizaron la respuesta de las autoridades ante la nevada que cort¨® la luz durante d¨ªas en Catalu?a.
El empuje de la descentralizaci¨®n ha guiado el intenso despliegue de inversi¨®n p¨²blica en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, pero la crisis hace preguntas inc¨®modas sobre su rentabilidad econ¨®mica y social: ?son necesarias 50 universidades p¨²blicas? Francia y Alemania tienen un n¨²mero similar pero con bastante m¨¢s poblaci¨®n. ?Son necesarios 48 aeropuertos? En algunos, el tr¨¢fico de pasajeros es ¨ªnfimo.
Para dar razones a la ¨¦poca de ajuste que se viene encima, el ministro de Fomento, Jos¨¦ Blanco, advirti¨® en una entrevista con este peri¨®dico: "No es posible que el AVE y las autov¨ªas lleguen a la puerta de cada casa". Pero ese reclamo ha sido argumento estelar en toda elecci¨®n municipal o auton¨®mica que se precie. Y si se acerca la lupa a algunas decisiones auton¨®micas, hacen da?o a la vista: la proliferaci¨®n de canales de televisi¨®n se lleva m¨¢s de 1.000 millones de euros al a?o en subvenciones. La creaci¨®n de organismos p¨²blicos de todo tipo y de altos cargos se ha disparado. Como lo ha hecho la apertura de oficinas comerciales, tur¨ªsticas o de representaci¨®n institucional en el exterior.
"Lo que hay que cuestionar no es el modelo auton¨®mico, sino si es ¨²til para el ciudadano. Y la respuesta es que, tal y como se ha desarrollado, no es eficiente, es excesivamente caro", se?ala Rosa D¨ªez, portavoz de UPyD, formaci¨®n pol¨ªtica al alza seg¨²n todas las encuestas, que ha hecho de esta cuesti¨®n santo y se?a. D¨ªez reivindica que el Gobierno central recupere competencias en educaci¨®n y sanidad. Y que ejerza el control sobre la gesti¨®n de los gobiernos auton¨®micos. "Con la descentralizaci¨®n hemos crecido y nos hemos hecho m¨¢s fuertes, y con ella, no sin ella, saldremos de la crisis", proclam¨® hace pocos d¨ªas el presidente de la Generalitat catalana, Jos¨¦ Montilla (PSC). Y no dej¨® pasar la ocasi¨®n para cargar contra "la nueva fiebre recentralizadora".
Tiempo muerto en la refriega pol¨ªtica. Bal¨®n a los expertos: "Nos miramos demasiado el ombligo, la descentralizaci¨®n es un proceso mundial", templa Andr¨¦s Rodr¨ªguez-Pose, catedr¨¢tico de Geograf¨ªa en la London School of Economics (LSE). Su argumento est¨¢ fundado en un reciente trabajo sobre 21 pa¨ªses avanzados, en el que ha testado como influye la descentralizaci¨®n en el crecimiento econ¨®mico y la desigualdad.
Rodr¨ªguez-Pose matiza que, aunque la descentralizaci¨®n surgi¨® para "preservar una identidad cultural o ¨¦tnica", en los ¨²ltimos a?os se justifica por sus "posibles ventajas econ¨®micas". Una teor¨ªa ante la que el catedr¨¢tico de la LSE llama a ser "muy cuidadoso". De hecho, de sus datos se colige que, en los pa¨ªses avanzados, una descentralizaci¨®n intensa "puede llegar a limitar el crecimiento". Rodr¨ªguez-Pose describe los s¨ªntomas: la competencia entre territorios, que deber¨ªa facilitar la difusi¨®n de las mejores pr¨¢cticas administrativas, deriva en una "estrategia del desperdicio" por solapamiento del gasto p¨²blico. Las nuevas ¨¦lites pol¨ªticas, que en las primeras etapas promueven programas din¨¢micos y pegados al terreno, tienden a convertirse en "¨¦lites de bloqueo". Y se priorizan demasiadas actividades "de escaso rendimiento econ¨®mico" por su mayor visibilidad.
"Los resultados sobre el crecimiento en Espa?a son menos negativos que en otros pa¨ªses, aunque en los ¨²ltimos a?os han empeorado", aclara Rodr¨ªguez-Pose. Y eso que aqu¨ª la descentralizaci¨®n ha sido muy intensa: en poco m¨¢s de dos d¨¦cadas, comunidades y entidades locales han asumido m¨¢s del 50% del gasto p¨²blico. De hecho, los gobiernos auton¨®micos espa?oles manejan, proporcionalmente, m¨¢s dinero que los l?nder alemanes, la referencia de la Europa federal.
En el debate p¨²blico, la desigualdad suele ser la piedra de toque recurrente cuando se habla de comunidades aut¨®nomas. Pero aqu¨ª los datos que manejan los expertos dicen otra cosa. "Si en los estudios inclu¨ªmos servicios descentralizados como la sanidad y la educaci¨®n, la desigualdad entre territorios se reduce", afirma Francisco Pedraja, catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad de Extremadura. A una conclusi¨®n similar llega el trabajo de Rodr¨ªguez-Pose o la investigaci¨®n que ha dirigido Joan Subirats, ex director del Instituto de Gobierno y Pol¨ªticas P¨²blicas de la Aut¨®noma de Barcelona.
"Hay un grado de homogeneidad en las prestaciones sociales b¨¢sicas, y s¨®lo ciertas diferencias en las prestaciones perif¨¦ricas", asegura Subirats. Frente a la caracterizaci¨®n del modelo auton¨®mico de caf¨¦ para todos y champ¨¢n para las nacionalidades, el investigador de la Aut¨®noma opta por una definici¨®n m¨¢s de andar por casa: "En todo caso, caf¨¦ para todos y carajillo para algunos".
La investigaci¨®n constata, eso s¨ª, que el discurso de la desigualdad entre comunidades ha calado: el estudio cat¨® la opini¨®n ciudadana en 17 grupos de discusi¨®n (uno por comunidad) que de forma mayoritaria manifestaron su temor a que las desigualdades territoriales aumenten en un futuro pr¨®ximo.
Cuando quieren comprobar la eficacia (si se logran los objetivos previstos) y la eficiencia (si se hace al menor coste posible) del gasto p¨²blico en las comunidades, los expertos chocan con el muro estad¨ªstico. "No hay un adecuado sistema de informaci¨®n", critica Pedraja. "Es un tema esencial, no hay datos de calidad ni homologables, es imposible valorar as¨ª qu¨¦ hacen los gobiernos auton¨®micos", abunda Subirats.
Los monstruos estad¨ªsticos de la descentralizaci¨®n quedan muy feos. Para conocer la muy dispar ejecuci¨®n de la ley de Dependencia hay que confiar en los datos que arranca de la Administraci¨®n la asociaci¨®n estatal de gerentes de servicios sociales. Cuando eval¨²a a las sociedades p¨²blicas aut¨®nomicas, el Tribunal de Cuentas bucea en datos con m¨¢s de un lustro de antig¨¹edad. Y para conocer el reparto definitivo del nuevo sistema de financiaci¨®n auton¨®mica habr¨¢ que esperar a¨²n ?dos a?os!. El Gobierno central ni tan siquiera hizo p¨²blico la distribuci¨®n de los 11.000 millones adicionales que inyect¨® al sistema auton¨®mico.
Algunas cifras s¨ª valen, al menos, para comprobar que los gobiernos aut¨®nomos han ampliado su per¨ªmetro m¨¢s all¨¢ de lo que la transferencia de competencias har¨ªa pensar. Seg¨²n los datos recopilados por Miguel Gonz¨¢lez, catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad de Granada, la Administraci¨®n central se ha dejado en la ¨²ltima d¨¦cada m¨¢s de 300.000 puestos de trabajo, mientras que el personal al servicio de las comunidades ha engordado en m¨¢s de 600.000 plazas (a los que habr¨ªa que sumar casi 200.000 m¨¢s en las corporaciones locales).
"Las competencias asumidas por las comunidades, como la sanidad y la educaci¨®n, intensivas en personal, el crecimiento demogr¨¢fico y la etapa expansiva han animado este proceso, pero ahora tendr¨¢n que discriminar qu¨¦ ¨¢reas son prioritarias", se?ala el catedr¨¢tico de la Universidad de Granada. Santiago Lago a?ade otro factor que ayuda a entender la expansi¨®n del gasto auton¨®mico: "Hasta ahora, lo que las comunidades no consegu¨ªan con la financiaci¨®n auton¨®mica, lo lograban con la presi¨®n pol¨ªtica", recalca el profesor de la Universidad de Vigo, "como ocurri¨® con la sanidad, y como sigue ocurriendo con los convenios de inversi¨®n o los contratos programa".
La presi¨®n de los mercados y de Bruselas obliga a rebajar ya el d¨¦ficit, que en el Gobierno central llega al 9,5% del PIB y en las comunidades apenas al 2%. Pese a las diferencias, los mercados y Bruselas tienen m¨¢s dudas sobre si los gobiernos auton¨®micos podr¨¢n cumplir con su parte. No es s¨®lo que en el saldo negativo del Ejecutivo central pesen las prestaciones por desempleo, que deber¨ªan aligerarse cuando la econom¨ªa se recupere. Influye tambi¨¦n que el Gobierno central est¨¢ acostumbrado a apretarse el cintur¨®n y que las comunidades llevan a?os sumando agujeros al suyo. O que la Administraci¨®n central tiene m¨¢s opciones para subir impuestos -y lo hace, como ha anunciado con el IVA-. Y que las comunidades han usado casi siempre el margen que les da el sistema -ampliado en el nuevo modelo- para bajarlos.
"No est¨¢ nada claro que no se vuelva a abrir la espita de la deuda p¨²blica auton¨®mica, como en los noventa", a?ade Lago, que aboga porque el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera (CPFF) haga cumplir "m¨¢ximos r¨ªgidos" en d¨¦ficit y deuda p¨²blica. Una demanda que parece muy alejada de la realidad. El CPFF pact¨® en oto?o que las comunidades deb¨ªan atenerse a un d¨¦ficit del 2,5% del PIB en los presupuestos de 2010 y cuando se aprobaron las cuentas, tres meses despu¨¦s, ya hab¨ªa cinco comunidades que hab¨ªan presupuestado un d¨¦ficit mayor.
"La consolidaci¨®n fiscal se hace mucho m¨¢s dif¨ªcil en un Estado donde la Administraci¨®n central s¨®lo gestiona el 20% del gasto y las comunidades el 36%, y cuando se ha descuidado el principio de coordinaci¨®n", lamenta Pedraja. "Hay que transformar actitudes ego¨ªstas propias de las fases iniciales de la descentralizaci¨®n en una constante voluntad de entendimiento", receta.
Con otra palabras, el presidente de la Generalitat catalana coincidi¨® en el diagn¨®stico: "Hay que arrimar el hombro, compartir ideas, hacer acuerdos". Con la crisis, algo se mueve: el mes pasado, las comunidades pactaron crear una mesa de contrataci¨®n para abaratar las compras del sector sanitario. Sanidad tambi¨¦n ha iniciado la integraci¨®n de los 17 sistemas inform¨¢ticos de salud. Trabajo acaba de poner en marcha un nuevo portal en Internet para facilitar el intecambio de ofertas de empleo. Econom¨ªa y las comunidades discutir¨¢n el pr¨®ximo mi¨¦rcoles como reducir el gasto. Y, desde enero, la misma licencia vale para cazar en seis comunidades.
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