Viajar como antes
Hab¨ªa volado a Mil¨¢n el viernes. Aterric¨¦ a las 10.30 en el aeropuerto de Malpensa, a tres cuartos de hora del centro en taxi (85 euros). Qued¨¦ con el taxista para que me pasara a recoger por el hotel a las 13.30 del d¨ªa siguiente, s¨¢bado. Me enter¨¦ del l¨ªo desayunando. Descart¨¦ volar, desconvoqu¨¦ al taxista y me encamin¨¦ a una cercana agencia de viajes.
Pregunt¨¦ por el Talgo a Barcelona. "Los fines de semana no va, deber¨¢ aguardar al lunes", me indic¨® el dependiente. Le ped¨ª entonces que mirara la combinaci¨®n por mar desde G¨¦nova. "Sale un barco esta tarde a las 18.00 horas. Lo malo es que el ordenador no me deja ver si hay plazas libres...".
Ten¨ªa tiempo, o eso cre¨ªa, para acercarme a la estaci¨®n y tomar el tren a G¨¦nova, de modo que me pas¨¦ confiadamente por una librer¨ªa y me llev¨¦ I quattordici mesi, cr¨®nicas de Enzo Biagi sobre los 14 meses (1944-45) que pas¨® en la Brigata Giustizia e Libert¨¤, luchando contra los fascistas y los nazis por la zona de Emilia.
El atasco que pill¨® el taxi (22,20 euros) para llegar a la estaci¨®n hubiera tenido que alertarme sobre el caos que me esperaba una vez dentro. Las colas -un concepto muy laxo en Italia- eran enormes antes las taquillas. "?Como cuando ¨¦ramos j¨®venes!", se mof¨® un buen amigo italiano con el que hab¨ªa viajado mucho en tren por la d¨¦cada de los setenta, al que llam¨¦ en busca de consuelo y, en caso de que las cosas empeorasen, de alojamiento, mientras guardaba impacientemente turno ante un est¨²pido dispensador autom¨¢tico.
Tres cuartos de hora m¨¢s tarde consegu¨ª hacerme con dos malditos billetes en clase preferente para G¨¦nova (44 euros,) con llegada a las 15.42 horas: el otro era para C¨¦sar L¨®pez Rosell, de El Peri¨®dico, que se hallaba en mi misma situaci¨®n y con el que me asoci¨¦ r¨¢pidamente, pues ambos sab¨ªamos, desde los sesenta, que para salir de Saig¨®n hay que sumar fuerzas.
El tren iba a reventar, pero fue puntual. No hubo problemas para encontrar una cabina doble (209 euros). Por la noche, mientras le¨ªa a Biagi en el sal¨®n del barco, un grupo de chavales, de 16 o 17 a?os, cantaba canciones de Claudio Baglioni y Fabrizio de Andr¨¦. Me sent¨ª Von Aschenbach llegando a Venecia.
Llegamos sin contratiempos al puerto de Barcelona ayer a las 10.30. El taxista que me conduc¨ªa a casa (6,30 euros) hab¨ªa llevado el s¨¢bado a unos suizos a Perpi?an. Por 350 euros. Eso dijo.
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