Francia se convierte en una ratonera

El domingo por la ma?ana los franceses vivieron lo peor: todos los aeropuertos cerrados (salvo C¨®rcega) y una huelga de trenes que se arrastra desde hace varios d¨ªas convirtieron el pa¨ªs en una ratonera y en una aventura casi imposible salir o entrar del territorio franc¨¦s. En la tarde se produjo la primera buena noticia en d¨ªas: la nube de ceniza daba un respiro y la Direcci¨®n de Aviaci¨®n Civil francesa permit¨ªa la reapertura de los aeropuertos situados en el eje (o al sur del eje) Burdeos-Niza, que comprende tambi¨¦n los de Biarritz, Marsella y Toulouse, entre otros. Los dem¨¢s, en principio, estar¨¢n cerrados, al menos, hasta las ocho de la ma?ana de ma?ana. Y las previsiones meteorol¨®gicas no anunciaban muchos cambios en los vientos.

As¨ª, nadie se atreve a dar una respuesta sobre lo que va a pasar en los pr¨®ximos d¨ªas: el ministro de Ecolog¨ªa, Jean-Louis Borloo manifestaba ayer que "todo se pod¨ªa terminar ma?ana [por hoy] o durar mucho tiempo". La primera preocupaci¨®n del Gobierno franc¨¦s era la de la situaci¨®n de los franceses bloqueados en el extranjero. El secretario de Estado de Transportes calcula que hay 150.000 ciudadanos franceses paralizados en alg¨²n lugar del mundo sin poder volver. El ministro de Ecolog¨ªa anunciaba que, en cuanto se pueda, se abrir¨¢n los aeropuertos militares para acelerar el retorno de todos estos compatriotas.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, hab¨ªa alertado a sus embajadores a fin de que extremaran sus recursos para socorrer y ayudar a los miles de franceses que pueden haberse quedado en el extranjero con el visado caducado, sin dinero, sin recursos, sin alojamiento o con necesidad de medicamentos.