Saqueadores con mocasines
El pasado octubre, le¨ª una vi?eta de Mike Peters en la que un profesor pide a un alumno que construya una frase en la que se utilice la palabra "sacks"
[del verbo to sack: saquear, en ingl¨¦s]. El alumno responde: "Goldman Sachs".
Y efectivamente, la semana pasada, la Comisi¨®n del Mercado de Valores (la SEC, por sus siglas en ingl¨¦s) acusaba a los tipos de Goldman, por mucho mocas¨ªn de Gucci que lleven, de dedicarse a lo que equivale a un saqueo de cuello blanco.
Utilizo el t¨¦rmino saquear en el sentido en que lo usan los economistas George Akerlof y Paul Romer en un informe de 1993 titulado Saquear: El hampa econ¨®mico de la bancarrota con ¨¢nimo de lucro. En ese informe, escrito en la ¨¦poca posterior a la crisis de las cajas de ahorros durante los a?os de Reagan, se afirmaba que muchas de las p¨¦rdidas de esa crisis eran consecuencia de un fraude intencionado.
El tipo de reforma financiera que se plantea habr¨ªa prevenido el fraude
?Se puede decir lo mismo de la crisis financiera actual?
La mayor parte del debate sobre el papel del fraude en la crisis se ha centrado en dos formas de enga?o: los pr¨¦stamos depredadores y la distorsi¨®n de los riesgos. Claramente, se enga?¨® a algunos de los prestatarios para que aceptaran pr¨¦stamos complejos y caros que no entend¨ªan, proceso facilitado por los reguladores federales de la era de Bush, que no limitaron los pr¨¦stamos abusivos e impidieron que los Estados tomaran medidas por su cuenta. Y, en su mayor¨ªa, las entidades que ofrec¨ªan pr¨¦stamos subpreferenciales no se hac¨ªan cargo de los pr¨¦stamos que conced¨ªan. En lugar de eso, vend¨ªan los pr¨¦stamos a inversores, en algunos casos seguramente a sabiendas de que la posibilidad de p¨¦rdidas futuras era mayor de lo que cre¨ªa la gente que compraba esos pr¨¦stamos (o valores basados en los pr¨¦stamos).
Lo que estamos viendo ahora son acusaciones de una tercera forma de fraude.
Hace tiempo que sabemos que Goldman Sachs y otras empresas sacaron al mercado valores respaldados por hipotecas y pretend¨ªan al tiempo obtener beneficios apostando por la ca¨ªda en picado del valor de esos t¨ªtulos. Sin embargo, esta pr¨¢ctica, aunque podr¨ªa considerarse reprensible, no era ilegal. Pero ahora, la SEC acusa a Goldman de haber creado y sacado al mercado valores deliberadamente dise?ados con la intenci¨®n de que se hundieran, para que clientes importantes pudieran sacar dinero de ese fracaso. Eso es lo que yo llamar¨ªa saqueo.
Y Goldman no es la ¨²nica empresa financiera acusada de hacerlo. Seg¨²n la p¨¢gina web de periodismo de investigaci¨®n ProPublica, ganadora de un Pulitzer, varios bancos contribuyeron a comercializar inversiones dise?adas para fracasar en nombre del fondo de cobertura Magnetar, que apostaba por ese fracaso.
Entonces, ?qu¨¦ papel desempe?¨® el fraude en la crisis financiera? Ni los pr¨¦stamos depredadores ni la venta de hipotecas con falsos pretextos causaron la crisis. Pero sin duda la agravaron, tanto al ayudar a inflar la burbuja inmobiliaria como al crear una reserva de activos cuya conversi¨®n en basura t¨®xica una vez explotara la burbuja estaba garantizada.
En cuanto a la supuesta creaci¨®n de inversiones pensadas para fracasar, es posible que ¨¦stas hayan multiplicado las p¨¦rdidas de los bancos que eran la parte perdedora en estos acuerdos, y profundizaran as¨ª la crisis bancaria que convirti¨® la explosi¨®n de la burbuja inmobiliaria en una cat¨¢strofe para toda la econom¨ªa.
La pregunta obvia es si el tipo de reforma financiera que se plantea ahora habr¨ªa prevenido parte de o todo el fraude que ahora parece haber prosperado en la ¨²ltima d¨¦cada. Y la respuesta es s¨ª.
Para empezar, una oficina independiente de protecci¨®n del consumidor podr¨ªa haber ayudado a limitar los pr¨¦stamos depredadores. Otra cl¨¢usula incluida en el proyecto de ley del Senado, que requiere que las entidades crediticias conserven un 5% del valor de los pr¨¦stamos que realizan, habr¨ªa limitado la pr¨¢ctica de conceder pr¨¦stamos incobrables y venderlos r¨¢pidamente a inversores incautos.
Est¨¢ menos claro si las propuestas de reforma de los derivados -que principalmente incluyen la exigencia de que los instrumentos financieros, como las permutas de riesgo de cr¨¦dito, se vendan abierta y transparentemente, como los bonos y las acciones ordinarias- habr¨ªan evitado los supuestos abusos de Goldman (aunque probablemente habr¨ªan evitado que la aseguradora AIG perdiera el control y necesitara un rescate financiero). Lo que s¨ª podemos decir es que m¨¢s nos vale que el borrador final de la reforma financiera incluya medidas que eviten este tipo de saqueo; en particular, deber¨ªa bloquear la creaci¨®n de "obligaciones de deuda garantizadas sint¨¦ticas", unos c¨®cteles de permutas de riesgo de cr¨¦dito que permiten a los inversores asumir grandes riesgos con activos que no son suyos de hecho.
Sin embargo, la principal moraleja que deber¨ªamos extraer de las acusaciones contra Goldman no guarda relaci¨®n con la letra peque?a de la reforma; tiene que ver con la necesidad urgente de cambiar Wall Street. Al escuchar a los cabilderos del sector financiero y los pol¨ªticos republicanos que han hecho pi?a con ellos, podr¨ªa pensarse que todo ir¨¢ bien mientras el Gobierno federal prometa no llevar a cabo ning¨²n rescate m¨¢s. Pero eso es un completo disparate, y no s¨®lo porque ninguna promesa as¨ª ser¨ªa cre¨ªble.
Porque el hecho es que gran parte del sector financiero se ha convertido en un chanchullo, un juego en el que un pu?ado de personas recibe sueldos espl¨¦ndidos por enga?ar y explotar a consumidores e inversores. Y si no aplicamos mano dura contra estas pr¨¢cticas, los chanchullos seguir¨¢n.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa en Princeton y premio Nobel de Econom¨ªa de 2008. ? New York Times Service. Traducci¨®n de News Clips.
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