Un viaje a la inmigraci¨®n
Molina Foix presenta en el Festival de Cine de M¨¢laga 'El dios de madera'
Dice Vicente Molina Foix que al cabo de los a?os ha descubierto que lo que m¨¢s le gusta es "la din¨¢mica que se crea con los actores". Por eso este escritor, traductor, dramaturgo o cr¨ªtico -y mil cosas m¨¢s- debut¨® en el cine con Sagitario en 2001 y por eso ha vuelto ahora a ponerse detr¨¢s de una c¨¢mara con El dios de madera, adaptaci¨®n de un cuento suyo de 1996 -"cuando esta historia pod¨ªa parecer ciencia-ficci¨®n"- y en la que juntaba a una viuda, su hijo homosexual y dos inmigrantes ilegales.
"En aquel momento ni hab¨ªa crisis ni la cantidad de inmigrantes que vemos ahora en la calle", comenta el realizador, feliz con el resultado, que present¨® ayer su pel¨ªcula en el Festival de Cine Espa?ol de M¨¢laga. El dios de madera va en el cuello de Yao, un inmigrante senegal¨¦s que en las calles de Valencia se reencuentra con un compa?ero de penurias, el marroqu¨ª Rachid. Rachid es peluquero y Yao entra de su mano en la vida de Mar¨ªa Luisa, una viuda anclada a una aburrida existencia, y su hijo R¨®ber, que vive en el piso de arriba de su madre y est¨¢ enamorado de Rachid.
Marisa Paredes protagoniza el filme junto al senegal¨¦s Madi Diocou
"Tanto la madre como el hijo tienen doble nombre, porque esconden un pasado: Mar¨ªa Luisa era Mavi, una actriz de talento, y R¨®ber, dise?ador de webs, era Roberto cuando le apasionaban cosas m¨¢s interesantes". Al lado del director, todo el elenco, empezando por Marisa Paredes, que agradeci¨® los constantes halagos de Molina Foix, que la defini¨® como "la mezcla perfecta de dramatismo y mucho humor", necesaria para el buen devenir del gui¨®n. Paredes acept¨® la oferta por razones entre prosaicas y profesionales: "Quer¨ªa quitarme el mundo de glamour con este personaje que esconde algo dentro a punto de salir"; un bullir que transformar¨¢ en amor por Yao. Paredes aprovech¨® para aconsejar a Madi Diocou, actor que encarna a Yao, que siguiera vendiendo bolsos en la calle.
"Ojal¨¢ triunfes en el cine, pero no dejes lo otro, que es m¨¢s seguro". Molina Foix confes¨® que cuando le hizo las pruebas, le pregunt¨® a Diocou, inmigrante legal en la vida real, que si hac¨ªa deporte por su buena forma f¨ªsica, y que ¨¦ste le respondi¨®: "Mi deporte es correr delante de la polic¨ªa".
El dios de madera no era la ¨²nica pel¨ªcula a concurso ayer en el certamen de M¨¢laga, sino que antes se proyect¨® El idioma imposible, debut en el largo de Rodrigo Rodero, que se atreve a adaptar con desigual fortuna una novela del fallecido Francisco Casavella, el cierre de la trilog¨ªa El d¨ªa del watussi. Al menos pudo hacer su pel¨ªcula y no como Manolo G¨®mez, director de Propios y extra?os, filme a concurso el lunes, y que estuvo todo ese d¨ªa pidiendo perd¨®n. El montaje definitivo de la pel¨ªcula no es el suyo, sino el que le han hecho sus productores alemanes, y que no encaja con el criterio del realizador.
Ayer, Alberto Ammann present¨®, junto a algunos de sus compa?eros de reparto, cinco minutos de Lope, el biopic sobre Lope de Vega que ha dirigido Andrucha Waddington. Hace un a?o, Ammann lleg¨® a M¨¢laga como un perfecto desconocido a presentar ese rodaje. Hoy, con el Goya al mejor actor revelaci¨®n en casa gracias a su personaje de funcionario reconvertido en l¨ªder de presos de Celda 211, Ammann vale su peso en oro. Y la vida le ha cambiado, incluso mucho m¨¢s que a Javier Arti?ano, grande del vestuario de cine, que recibi¨® en la gala de anoche el premio Ricardo Franco por 40 a?os de carrera impecable.
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