Vestir al pol¨ªtico
Una de las en apariencia grandes ventajas de la irrupci¨®n de las mujeres en cargos pol¨ªticos de responsabilidad, no la m¨¢s importante, es que por fin parece manifestarse tambi¨¦n en la vestimenta esa alegr¨ªa primaveral que desde?a el vestuario un tanto l¨²gubre de sus compa?eros de oficio (salvo, quiz¨¢s, en el caso de Angela Merkel, que tal vez deber¨ªa cambiar de estilista), como si el oficio de pol¨ªtico tuviera todav¨ªa algo que ver con los oficios de tinieblas. Encorbatados hasta la campanilla, la mayor¨ªa de pol¨ªticos incluso j¨®venes parecen empe?ados en reproducir hasta en su estampa una severidad decimon¨®nica que nada a?ade a la sabidur¨ªa que se atribuye a sus funciones. No me refiero ya a las fotos de la boda de la estupenda hija de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y de su inquietante yerno, porque aquello parec¨ªa una mala copia del vestuario de El baile de los vampiros, la divertida pel¨ªcula del hoy desdichado Roman Polanski, sino a esa desenvoltura de formas y coloridos que ostentan las mujeres revestidas de cargos de mucha autoridad.
Ante presencias tan dispuestas y bien escenificadas, el resto es que desluce como si pertenecieran a otro siglo o se dispusieran a acudir o a regresar de un funeral donde conviene marcar el tono de la tristeza. No es por se?alar a nadie con el dedo, como dec¨ªa Garc¨ªa M¨¢rquez en Cien a?os de soledad cuando las cosas eran tan nuevas que carec¨ªan de nombre, pero es que ahora son todas ya tan viejas, las cosas y las maneras que las designan, que s¨®lo la siempre risue?a presencia de la pelambrera de Pedro Zerolo a?ade alguna extravagancia a la rigurosa afici¨®n funeraria de casi todos los pol¨ªticos. ?Los pantalones de canutillo de Fern¨¢ndez de la Vega, desmentidos por las florituras que la acosan de cintura para arriba, tienen alg¨²n significado pol¨ªtico m¨¢s o menos fluctuante? Se ignora, y tal vez remiten a un angustiado gusto personal. Pero no hay duda de que se contraponen de manera un tanto violenta a la sencillez o aburrimiento vestimentario de Rodr¨ªguez Zapatero. Por lo dem¨¢s, una parece incapaz de decir cualquier cosa si no lee antes cada l¨ªnea del folio que le sirve de soporte, mientras que el otro parece atacado todav¨ªa por el s¨ªndrome de las piernas inquietas en cuanto le ponen ante un atril. Y, por otra parte, ?a la Cospedal no le da verg¨¹enza ir siempre m¨¢s puesta que el pobre Mariano Rajoy, por no mencionar a la pseudohippy Ana Mato o la desenvoltura de monja liberada de Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, que ya deber¨ªa haber figurado como protagonista en alguna pel¨ªcula de Almod¨®var?
Si el sumario G¨¹rtel no a?ade otros detalles sobre el asunto, y a eso iba, parece que El Bigotes vest¨ªa a los pol¨ªticos, mientras que a las pol¨ªticas las deleitaba con complementos y a los ni?os con bagatelas de alto estanding. Tremendo error masculino, cari?o, porque a las que hay que vestir es a ellas para que luzcan como lo que son, y no a una pandilla de t¨ªos haciendo de sepultureros malcarados.
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