Una ola de fondo
Transcurrida una semana desde que tuvimos conocimiento de ella, la no-sentencia del Tribunal Constitucional ha sido ya objeto de numerosos an¨¢lisis jur¨ªdicos y de abundantes valoraciones pol¨ªticas. Las conclusiones son claras: despu¨¦s de que Zapatero y Artur Mas le extirpasen las u?as en su pacto monclovita, despu¨¦s de que Alfonso Guerra le pasara repetidamente el cepillo en la Comisi¨®n Constitucional del Congreso, despu¨¦s de que la ponente P¨¦rez Vera y otros supuestos "progresistas" del tribunal propusiesen dejar sin contenido ni siquiera simb¨®lico el concepto de naci¨®n, dinamitar la posici¨®n preferente de la lengua catalana en la Administraci¨®n y la ense?anza, liquidar todo el cap¨ªtulo relativo a la Justicia y otras menudencias, despu¨¦s de todo esto el Estatuto catal¨¢n de 2006 -o lo que quede de ¨¦l- sigue sin ser aceptable para una mayor¨ªa de los magistrados. Estos reclaman a¨²n mayores amputaciones y, sobre todo, que la sentencia reafirme "la unidad de la naci¨®n espa?ola, ¨²nica e indivisible", en t¨¦rminos dignos de las Leyes Fundamentales franquistas.
Mientras med¨ªamos soberanismos, una ola de fondo neounitarista se ha adue?ado de la opini¨®n y de la cultura pol¨ªtica a nivel estatal
As¨ª las cosas, cabe la posibilidad de que, en Catalu?a, haya quien se pregunte de d¨®nde han salido, de qu¨¦ extra?o planeta proceden unos juristas empecinados en tesis tan extremas. Aclar¨¦moslo: vienen de un planeta llamado Madrid, de una galaxia llamada Espa?a, y en esa parcela del universo, sus ideas acerca de la identidad nacional, del reparto territorial del poder o de la relaci¨®n jer¨¢rquica entre las distintas lenguas oficiales no tienen hoy nada de extremas. Son de un tibio centrismo.
Desde antes de que el Constitucional protagonizara su parto de los montes del 16 de abril, recorre la galaxia precitada un manifiesto, Por la reforma del Estado de las autonom¨ªas, seg¨²n el cual dicho Estado "es el inmenso error que nos est¨¢ conduciendo a la ruina, a la divisi¨®n entre los espa?oles y a la desintegraci¨®n de la unidad patria". "El Estado de las autonom¨ªas y su alt¨ªsimo e injustificado coste es el problema nuclear de la actual crisis (...) y la raz¨®n fundamental de nuestro d¨¦ficit p¨²blico; es por lo tanto la partida que precisa de un ajuste inmediato, cuando no de su eliminaci¨®n (sic)". El documento concluye reclamando una reforma constitucional que "modifique la ley electoral y blinde la unidad de Espa?a". Lo suscriben los l¨ªderes del partido integrista Alternativa Espa?ola junto a conspicuos apellidos de las diversas ramas de la extrema derecha hispana (el falangista Hillers, el tradicionalista Valiente e incluso un imprescindible Milans del Bosch), dos fundadores de Alianza Popular (Torcuato Luca de Tena Puig y el diplom¨¢tico Jos¨¦ Mar¨ªa Velo de Antelo), pero sobre todo un buen pu?ado de profesores de universidades tanto p¨²blicas como privadas, de abogados y de periodistas.
S¨ª, por supuesto, siempre ha habido en Espa?a ultraderecha. Lo que resulta novedoso es el eco y la respetabilidad de sus argumentos en materia territorial. Pero, claro, ?c¨®mo no va a ser aceptable denunciar el coste desorbitado del modelo auton¨®mico, si lo hacen por sistema al menos cuatro de los seis diarios generalistas que se publican en la Villa y Corte? ?Y c¨®mo no van a sentirse legitimados los fachas para decir que las autonom¨ªas crean desigualdad entre los espa?oles, si lo dicen tambi¨¦n pol¨ªticos de impecable pedigr¨ª democr¨¢tico, como Rosa D¨ªez o Joaqu¨ªn Leguina? ?Y a qu¨¦ sorprenderse de que el ultraespa?olismo tema por la disoluci¨®n de Espa?a, si la Real Academia de la Historia lleva lustros augur¨¢ndola?
Mientras aqu¨ª nos entreten¨ªamos midiendo soberanismos, una ola de fondo neounitarista y nacional-espa?ola se ha adue?ado de la opini¨®n y de la cultura pol¨ªtica a nivel estatal. Lo que a?os atr¨¢s era el argumentario lun¨¢tico de los manifestantes del 20-N sobre la "Espa?a rota" ha alcanzado tal transversalidad y tal lustre, que abarca hoy desde los herederos de Blas Pi?ar hasta Jos¨¦ Mar¨ªa Fidalgo, ex secretario general de Comisiones Obreras. Es s¨®lo en este contexto donde lo del Tribunal Constitucional adquiere toda su significaci¨®n.
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