"La lengua es mi ¨²nica riqueza"
Jos¨¦ Emilio Pacheco defiende la dignidad del espa?ol y de los escritores al recibir el galard¨®n - "Somos miembros de una orden mendicante"
Hay horas que duran m¨¢s de 60 minutos. La ceremonia de entrega del Premio Cervantes, siempre sobria aunque este a?o especialmente expeditiva, dur¨® el viernes m¨¢s o menos eso, pero hubo, sin embargo, tiempo para todo. Por ejemplo, para que al premiado, Jos¨¦ Emilio Pacheco, se le cayeran los pantalones al entrar en el claustro de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares. Fue la an¨¦cdota del d¨ªa y el protagonista la zanj¨® al terminar el acto explicando que nunca se hab¨ªa vestido "de ping¨¹ino" y no sab¨ªa que conven¨ªa llevar tirantes. "Es un buen argumento contra la vanidad. De repente eres un ser humano como cualquier otro", dijo este mexicano de 1939 que "nunca hab¨ªa visto un rey".
Tambi¨¦n hubo tiempo para que Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, se pasara buena parte del discurso del galardonado -11 minutos escasos- mandando o recibiendo mensajes por el m¨®vil desde la mesa presidencial que compart¨ªa con los Reyes, el presidente del Gobierno y la ministra de Cultura. Al final, eso s¨ª, aplaudi¨® sin pereza las palabras que hab¨ªa desgranado Pacheco, encorvado sobre el atril despu¨¦s de escalar con parsimonia y dificultad las escaleras hasta la c¨¢tedra.
Pacheco: "Desde que me anunciaron el premio vivo en una irrealidad quijotesca"
Zapatero regal¨® ayer a los ministros la poes¨ªa completa de Miguel Hern¨¢ndez
"Carlos Fuentes me hab¨ªa dicho que eran muy empinadas", coment¨® recordando la advertencia del premio Cervantes de 1987, uno de los cuatro mexicanos que han obtenido el galard¨®n desde que empez¨® a concederse en 1976. Ellos dos, Octavio Paz y Sergio Pitol pertenecen -18 espa?oles aparte- a la nacionalidad m¨¢s laureada. En M¨¦xico adem¨¢s viven tambi¨¦n el colombiano ?lvaro Mutis y el argentino Juan Gelman, que ayer certific¨® en la recepci¨®n posterior a la entrega que "la ceremonia se vive con m¨¢s tranquilidad desde el p¨²blico". En noviembre pasado Jos¨¦ Emilio Pacheco recibi¨® la noticia del Cervantes, dotado con 125.000 euros, y se hundi¨®, seg¨²n sus palabras: "en una irrealidad quijotesca de la que a¨²n no despierto". Tambi¨¦n entonces escuch¨® que hablaban de ¨¦l como de uno de los mejores poetas de Am¨¦rica Latina y cort¨® por lo sano: "Pero si ni siquiera soy uno de los mejores de mi barrio. ?No ven que soy vecino de Juan Gelman?"
Pacheco se sobrepuso ayer al ataque de timidez que, confes¨®, le asalt¨® al empezar su discurso para viajar a la ma?ana de 1947 en la que asisti¨® a una representaci¨®n del Quijote en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de M¨¦xico. "La memoria inventa lo que evoca y la imaginaci¨®n ilumina la densa cotidianidad", avis¨® sobre un tiempo en el que ¨¦l mismo, narrador antes que poeta, situ¨® tambi¨¦n Las batallas del desierto. Esa espl¨¦ndida novela corta, publicada en 1981 y reeditada ahora por Tusquets, fue el t¨ªtulo elegido por la ministra de Cultura, ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde -que hizo una brillante lectura de la obra de Pacheco mientras Aguirre se calaba las gafas de cerca y volv¨ªa a tirar de m¨®vil-, para obsequiar a su equipo en el D¨ªa del Libro. Zapatero, por su parte, regal¨® a sus ministros la poes¨ªa completa de Miguel Hern¨¢ndez, cuyo centenario se cumple el pr¨®ximo octubre.
Jos¨¦ Emilio Pacheco cont¨® ayer que con seis a?os descubri¨® que hay otra realidad llamada ficci¨®n. No fue el ¨²nico descubrimiento: "Me es revelado tambi¨¦n que mi habla de todos los d¨ªas, la lengua en que nac¨ª y constituye mi ¨²nica riqueza, puede ser para quien sepa emplearla algo semejante a la m¨²sica del espect¨¢culo, los colores de la ropa y de las casas que iluminan el escenario". Acababa de entrar en el territorio de La Mancha de la que habla precisamente Carlos Fuentes: "Ya nunca voy a abandonarlo".
Ayer al menos no lo abandon¨®. Despu¨¦s de se?alar que para ¨¦l el Quijote "no es cosa de risa" porque le parece "muy triste cuanto le sucede", el autor de Tarde o temprano evoc¨® la llegada al M¨¦xico del libro de Cervantes de la mano de Mateo Alem¨¢n en 1605, el mismo a?o de su publicaci¨®n en Espa?a. Tambi¨¦n expres¨® un deseo que despert¨® la sonrisa del p¨²blico: "Me gustar¨ªa que el Premio Cervantes hubiera sido para Cervantes". Justicia po¨¦tica, retrospectiva e imposible para alguien cuya penuria no qued¨® mitigada con el ¨¦xito de un libro al que el autor mexicano calific¨® de "la m¨¢s alta ocasi¨®n que ha visto los siglos de la lengua espa?ola", la venganza "contra todo lo que sufri¨® hasta el ¨²ltimo d¨ªa de su existencia". La vida "m¨¢s llena de humillaciones y fracasos" de la literatura hisp¨¢nica.
"La situaci¨®n s¨®lo ha cambiado de nombres", continu¨® Pacheco. "Casi todos los escritores somos, a querer o no, miembros de una orden mendicante. No es culpa de nuestra vileza esencial sino de un acontecimiento ya bimilenario que tiende a agudizarse en la era electr¨®nica".
Ese acontecimiento fue la creaci¨®n del mercado del libro en la Roma de Augusto. Seg¨²n el galardonado, todos los miembros de la cadena -proveedores de tablillas de cera, papiros, copistas, editores, libreros- ganaban algo. Todos menos el autor: "Cervantes result¨® la v¨ªctima ejemplar de este orden injusto". Ya en el claustro, Antonio Mar¨ªa de ?vila, director de los editores espa?oles, siempre zumb¨®n, apostillaba con una sonrisa: "Eso era antes de la Ley de Propiedad Intelectual".
Palabra de poeta
- La literatura y el espa?ol. "Hay otra realidad llamada ficci¨®n. La lengua en la que nac¨ª constituye mi ¨²nica riqueza".
- Don
Quijote. "En medio de la cat¨¢strofe, al centro del horror que nos cerca por todas partes (de los terremotos a la nube de ceniza, de la miseria creciente a la inusitada violencia que devasta pa¨ªses como M¨¦xico), siguen en pie, y hoy como nunca son capaces de darnos respuestas, el misterio y la gloria del Quijote".
- Internet. "Es al mismo tiempo la c¨¢mara de los horrores y el retablo de las maravillas".
Babelia
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