Joan Manuel Serrat entona su oratorio a Miguel Hern¨¢ndez
El m¨²sico abre la gira dedicada al poeta en Elche con un hondo concierto
Por la senda del poeta uno encuentra palmeras, piedras y barro. El camino que conduc¨ªa ayer al Pabell¨®n de los Deportes de la Universidad Miguel Hern¨¢ndez, en Elche, presentaba una met¨¢fora de lo que fue su obra, sus obsesiones. Tambi¨¦n de lo que le ha costado a Joan Manuel Serrat levantar su nueva gira. Pero all¨ª estaba el m¨²sico: "Perd¨®n por el retraso", dijo al despedirse de su p¨²blico entregado, las 3.000 personas que le recibieron y le despidieron en pie, tras una hora y 40 minutos consagrados exclusivamente al poeta del hambre, la guerra, la c¨¢rcel y el aire de Levante.
El retraso al que se refer¨ªa Serrat fue el que le oblig¨® a posponer casi un mes los conciertos que ten¨ªa pensado iniciar antes de que un problema de salud le dejara al cuidado de los m¨¦dicos. Pero ayer vino a demostrar que ya est¨¢ repuesto. Con ganas de carretera, escenario y versos.
El espect¨¢culo es sencillo y contundente, al servicio de la poes¨ªa
El p¨²blico se emocion¨® con 'El ni?o yuntero' o las 'Nanas de la cebolla'
El espect¨¢culo es sencillo y contundente. No hay concesiones a otra cosa que no sea la voz del poeta. Es un Serrat generoso con Hern¨¢ndez. Un Serrat que se arriesga y deja de lado 40 a?os de carrera por una causa. Serrat que deja de ser Serrat. No interfiere nunca en la esencia que persigue. Cuando habla, recita Hern¨¢ndez. Cuando canta, nos lo devuelve a la vida.
Es un cantante transmutado en otra voz, en acorde y verso del poeta. M¨²sica y narrativa audiovisual al servicio del mero lenguaje y la palabra hernandiana. Pura y simplemente. Profundamente.
Empieza por el final y acaba por el principio este viaje de Serrat hacia Hern¨¢ndez. Llego con tres heridas, la canci¨®n que cierra su primer disco, aquel ya m¨ªtico de 1972, acompa?a su entrada en el escenario. Uno de aquellos, el poema que abre Hijo de la luz y de la sombra, lo cierra. En medio queda todo lo dem¨¢s.
La poes¨ªa desgarrada y certera de Hern¨¢ndez, su canto a la vida en mitad de la miseria, su alerta rabiosa, su pasi¨®n esclava y atada al vientre del amor, las rendijas de esperanza, la amistad, la sensualidad, el compromiso.
Conciencia a flor de piel
Quedar¨¢ el espect¨¢culo que ha zurcido Serrat como una gran oraci¨®n hernandiana. Quiz¨¢s como el acontecimiento que m¨¢s ayude a este centenario. Porque pocos actos se organizar¨¢n en las ciudades donde recale en que quede m¨¢s a flor de piel su conciencia. Parecen olvidadas las trabas absurdas a que le han sometido los administradores de su legado, m¨¢s despu¨¦s de que la sociedad que lo llevaba haya quebrado. La figura del poeta supera lo miserable de los obst¨¢culos en su lucha para sacar el proyecto adelante.
El resultado es algo serio y hondo. La veteran¨ªa le ha dado versatilidad. Le hemos visto ya de todas las formas posibles. ?ntimo y divertido, con gui?os al mon¨®logo cabaretero, a d¨²o con algunos de los grandes, acompa?ado de orquestas sinf¨®nicas. Ahora reaparece entregado completamente a la firma y la inspiraci¨®n de Miguel Hern¨¢ndez, con elegancia y conciencia, dejando encima del escenario muchas cosas claras.
Nos present¨® a Miguel Hern¨¢ndez cuando este pa¨ªs andaba hu¨¦rfano de sus versos. Ahora lo sumerge en el presente con adaptaciones como El hambre, Uno de aquellos, Hijo de la luz y de la sombra, esa memorable recreaci¨®n de Las abarcas desiertas. Le aligera con aire mediterr¨¢neo en La palmera levantina, Dale que dale, Del ay al ay por el ay, consigue hacer prender emociones de pasado, presente y futuro con las revisiones eficaces del repertorio antiguo.
La gente se emocion¨® con El ni?o yuntero, la Eleg¨ªa a Ram¨®n Sij¨¦, las Nanas de la cebolla. Vibr¨® con Para la libertad, que Serrat se encarga de arropar con aquel viaje de la dictadura a la democracia.
Los m¨²sicos le acompa?an con delicadeza y eficacia, tanto en el intimismo y la emoci¨®n, como cuando entona Serrat Menos tu vientre, como en el grito y la rabia de sus versos.
Proporcionan las chispas que requiere en algunos momentos y se consagran a la espina dorsal y a la comuni¨®n hernandiana admirablemente, siempre dirigidos por el maestro Ricard Miralles. Juntos, a la vera de Serrat componen y encadenan la comuni¨®n musical de este aut¨¦ntico oratorio hernandiano.
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