Todas las artes caben en Niemeyer
Una peque?a c¨²pula de bizcocho cubierta de az¨²car escarchado va camino de convertirse en un cl¨¢sico de la reposter¨ªa asturiana. Es el acompa?amiento de moda para el caf¨¦ con leche en el casco viejo de Avil¨¦s. Pero, sobre todo, es el s¨ªmbolo de la devoci¨®n con la que 85.000 personas han visto crecer un milagro de hormig¨®n armado de formas sinuosas y descaradamente femeninas junto a la r¨ªa. De c¨®mo su poblaci¨®n aguarda la inauguraci¨®n del ¨²nico edificio en Espa?a del arquitecto de 102 a?os Oscar Niemeyer llamado a ser un centro cultural de referencia en Europa y el motor transformador de toda una regi¨®n. Todos hablan ah¨ª del efecto Niemeyer.
El enjambre de gr¨²as y el enorme complejo arquitect¨®nico es lo primero que se ve desde la ventanilla cuando el avi¨®n prepara a la tripulaci¨®n para tomar tierra en el aeropuerto de Avil¨¦s. El monumento huele ya, s¨®lo por su estrat¨¦gica colocaci¨®n, a nueva marca internacional del Principado. Una regi¨®n que ya logr¨® hacer de la cultura una de sus se?as de identidad a lo largo de las 28 ediciones de los Premios Pr¨ªncipe de Asturias y que precisamente a ra¨ªz de la celebraci¨®n de esos galardones se encontr¨® con este nuevo logotipo que crece junto a las ¨²ltimas f¨¢bricas de lo que un d¨ªa fue capital sider¨²rgica de Espa?a.
Niemeyer: "Es uno de los puntos m¨¢s altos en mi esfuerzo por transformar en obra de arte la arquitectura"
"Ten¨ªamos la moral bastante baja, pero el efecto ya es palpable. Viene gente que no pensaba venir", dice la alcaldesa de Avil¨¦s
Todo empez¨® cuando en 2005 el arquitecto brasile?o regal¨® un proyecto a la fundaci¨®n que le convirti¨® en premiado. Era su manera de dar las gracias. "Pensad en un lugar para colocarlo y yo lo dibujo", les sugiri¨®. "Es la primera vez que hago algo as¨ª. Esta obra es uno de los puntos m¨¢s altos de mi permanente esfuerzo en transformar la arquitectura en una obra de arte. Espero que suscite, por su unidad pl¨¢stica y monumentalidad, momentos de emoci¨®n y sorpresa. Es una enorme satisfacci¨®n hacerlo, por tratarse del Principado de Asturias y de un pa¨ªs que tanto admiro como Espa?a", explica Oscar Niemeyer a trav¨¦s del correo electr¨®nico.
La propuesta provoc¨® algunas refriegas pol¨ªticas de los alcaldes para llevarse a su terreno aquel valioso obsequio. De hecho, Oviedo ya ten¨ªa pensado ponerlo en lo alto del monte Naranco. Pero el Principado, pensando en la distribuci¨®n de oportunidades, decidi¨® colocar el monumento de hormig¨®n en Avil¨¦s, una ciudad industrial en la que, pese a que la actividad que genera el sector ha pasado en 20 a?os del 70% de los empleos a tan s¨®lo el 16%, todav¨ªa hoy es f¨¢cil confundir una nube con la bola de humo que escupe alguna de sus factor¨ªas.
Ahora, despu¨¦s del drama de la reconversi¨®n econ¨®mica de los noventa, Avil¨¦s empuja envalentonado por la sombra del centro Niemeyer hacia la segunda transformaci¨®n econ¨®mica de su historia: la conquista definitiva de los servicios. Porque a nadie se le escapa en el municipio que el nuevo edificio ser¨¢ un foco de atracci¨®n de turistas. Los restaurantes del casco hist¨®rico han traducido sus cartas al ingl¨¦s, y de los tres hoteles que hab¨ªa en 2000 se ha pasado ya a 10. Y los que vendr¨¢n.
Pero hasta que llegue final de a?o, cuando se estrenar¨¢ definitivamente el Niemeyer, muchos se distraen pensando en lo que supuso la construcci¨®n del Guggenheim para Bilbao. Un proyecto cuyo impacto, en sus momentos de esplendor, ha llegado a suponer m¨¢s de 200 millones de euros sobre la econom¨ªa de la ciudad vasca. "Ten¨ªamos la moral bastante baja. Pero el efecto ya es palpable. Ha venido gente a la ciudad que nunca pens¨® en hacerlo. Y cuando est¨¦ acabado ir¨¢ a m¨¢s", explica en su despacho Pilar Varela, alcaldesa de Avil¨¦s.
Pero la verdadera revoluci¨®n del centro cultural est¨¢ en su sencillez. Low cost y gesti¨®n pr¨¢cticamente externa. Natalio Grueso, su director y hombre al que no caben ya m¨¢s contactos en la agenda del tel¨¦fono, ha conseguido?el milagro de implicar a grandes figuras de la cultura como consejeros de las distintas ¨¢reas. Woody Allen programar¨¢ el apartado de cine (seleccionar¨¢ sus pel¨ªculas preferidas y realizar¨¢ peque?os clips de un minuto rese?¨¢ndolas); Kevin Spacey, el de teatro; Vinton Cerf, uno de los padres de Internet, dise?ar¨¢ los contenidos sobre tecnolog¨ªa; Stephen Hawking, ciencia; Brad Pitt, que ya se pase¨® con gran revuelo por las obras el pasado verano, se ocupar¨¢, quiz¨¢ con m¨¢s impacto medi¨¢tico que experiencia, del apartado de arquitectura.
El centro, que costar¨¢ 26 millones de euros -la reforma del Ayuntamiento de Madrid va ya por los 90 millones-, es ¨²nico en su concepci¨®n. El equipo base ser¨¢ s¨®lo de unas ocho personas, y la gesti¨®n, que se realizar¨¢ a trav¨¦s de una fundaci¨®n, totalmente mixta: cuando est¨¦ a pleno rendimiento ser¨¢ 20% p¨²blica y 80% privada. Algo que liberar¨¢ enormemente del peso de la burocracia al proyecto y permitir¨¢ aligerar la toma de decisiones. "Quiz¨¢ nuestra principal referencia es el Pompidou. Pero tambi¨¦n centros como el Barbican de Londres o el Opera House de Sidney", se?ala Grueso, cuya filosof¨ªa es convertir el nuevo centro en una especie de dispositivo electr¨®nico m¨¢s en el intercambio de informaci¨®n global.
La fundaci¨®n se convertir¨¢ tambi¨¦n en productora de espect¨¢culos y exposiciones que puedan viajar por el mundo y que sirvan de moneda de cambio con otros centros. "La programaci¨®n ser¨¢ transversal. Estar¨¢ todo relacionado, sin compartimentos estancos ni colecciones permanentes", sigue Grueso.
Un concepto que tambi¨¦n puede verse en la propia obra. El lujo de este Niemeyer no son los materiales ni la tecnolog¨ªa. Su aut¨¦ntico valor a?adido est¨¢ en el espacio, en la configuraci¨®n de sus 44.000 metros cuadrados, distribuidos en cuatro enormes m¨®dulos blancos. "Quer¨ªa demostrar la posibilidad de expresar todo el potencial del hormig¨®n armado. Y por ese camino inagotable es posible transformar la creaci¨®n arquitect¨®nica en una leg¨ªtima obra de arte", explica Niemeyer. A 65 metros de altura, desde la cubierta del gigantesco auditorio en forma de ola con un escenario reversible para lanzar conciertos hacia el exterior de la plaza, pueden verse los otros tres elementos del complejo. Una pasarela con un sinuoso voladizo atraviesa el espacio central y conecta los dos extremos del recinto.
En uno de los v¨¦rtices de esa "obra de arte", una torre con forma de platillo volante -ya casi terminada- se convertir¨¢ en el polo del proyecto dedicado a la gastronom¨ªa. Y a bordo de esa especie de nave se instalar¨¢ un restaurante en el que varios chefs -ha habido conversaciones con Ferran Adri¨¤- se turnar¨¢n para potenciar la variable culinaria del centro en una cocina semiabierta que permita a los clientes ver c¨®mo se construyen los platos. Si el proyecto se mantiene tal cual, ser¨¢ el primer espacio cultural que apueste de una forma tan clara y permanente por el arte de la comida.
En el 50? aniversario de la creaci¨®n de Brasilia, el centro Niemeyer ser¨¢, a reducida escala, una peque?a ciudad del conocimiento. Los cuatro m¨®dulos crean un espacio central que servir¨¢ de plaza p¨²blica donde se realizar¨¢n conciertos (un gran festival de m¨²sica espa?ol tiene ya avanzadas las negociaciones para trasladar ah¨ª una de sus ediciones). Junto a la torre (con cierto aire a la de Niteroi), los arquitectos espa?oles encargados del desarrollo del proyecto han hinchado una c¨²pula de 18 metros de altura. Lo de hinchar es literal, porque rellenaron una gran membrana de PVC con aire a presi¨®n -una t¨¦cnica que se utiliza en los silos industriales y que ha encandilado al propio Niemeyer- que sirvi¨® para inyectar el hormig¨®n sin la ayuda de ninguna estructura.
Y ese fue un hito. Porque muchos dudaron en Avil¨¦s de la viabilidad del proyecto hasta que en febrero de 2009 vieron crecer en 40 minutos esa gran b¨®veda blanca. En menos de una hora, todo el mundo se dio cuenta de que aquello iba en serio. "Ha sido un elemento de dinamizaci¨®n y esperanza en un contexto tan duro como el que vivimos. Ser¨¢ un marca de Asturias y un v¨ªnculo entre Espa?a y Suram¨¦rica", relata en su oficina en la Universidad Laboral, en Gij¨®n, el presidente de Asturias, Vicente ?lvarez Areces (PSOE). Seg¨²n los c¨¢lculos que ha realizado Avil¨¦s, esa esperanza se traducir¨ªa en al menos 32 millones de euros m¨¢s al a?o y 611 empleos.
En agosto, las gr¨²as y los 100 obreros que lo construyen se tomar¨¢n un descanso de dos semanas. El Niemeyer abrir¨¢ sus puertas por primera vez al p¨²blico para que pueda ser visitarse como monumento. Para entonces, todos sus consejeros tendr¨¢n ya que tener clara su programaci¨®n para 2011, a?o en que Avil¨¦s sue?a con aparecer en el mapa mundial de la cultura y en todas las gu¨ªas de viajes.?
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