Manual de urbanidad para los ciberamigos
Como en todas las sociedades, en Internet existen unas normas t¨¢citas de comportamiento que permiten mantener la paz o, al menos, discutir mejor. Casi tan antiguas como la Red (el documento m¨¢s famoso de netiqueta es de 1995), dicen cosas como "No env¨ªes correos con copia visible a 100 personas, que les molesta" o "Si copias y pegas el texto de alguien, por lo menos c¨ªtalo". El crecimiento de las redes sociales y la llegada de generaciones enteras de nuevos usuarios han ampliado las normas de la buena educaci¨®n internauta y ya se habla de netiqueta 2.0. Estas son algunas de sus leyes:
- Antes de entrar en una nueva red, obs¨¦rvala. Al menos a partir de cierta edad. "Hay dos diferencias en el uso de las redes entre los j¨®venes y los adultos. La primera es emocional, ellos no tienen miedo de nada. La segunda es cognitiva, enseguida se hacen un mapa mental del asunto. Los adultos empezamos con miedo, poco a poco", dice Adolfo S¨¢nchez-Bur¨®n, vicerrector de la Camilo Jos¨¦ Cela. Hay que darse tiempo para comprender el nuevo entorno.
- Cuida tu imagen, la de tus amigos y la de tu familia. Ahora puede que no veas mayores consecuencias a tus actos, pero la vida es larga y nunca se sabe. Que se lo digan a la mujer de Sir John Sawers, que iba a ser el siguiente jefe del servicio brit¨¢nico de inteligencia del MI6? hasta que el a?o pasado se descubri¨® que hab¨ªa publicado sin filtros de privacidad fotos y detalles de su casa y su familia en Facebook.
- No te enfades si nadie te responde. Poner un mensaje p¨²blico en una red social no es igual que mandar un correo electr¨®nico, que compromete a una respuesta. No hay que creerse el centro del mundo. A cambio, no se est¨¢ obligado a contestar a todos los amigos. Otra cosa son los mensajes privados o personales, que s¨ª se devuelven y muchas veces a mayor velocidad que un mail. El concepto de amistad tambi¨¦n var¨ªa de Tuenti a Twitter, por ejemplo.
- Configura bien las opciones de privacidad. Pero, por si acaso, es mejor actuar como si todo el mundo viera todo. A veces las medidas de protecci¨®n fallan, pero el principal peligro suele ser el error humano. No ser¨ªas el primero que recuerda que acept¨® la solicitud de amistad de su jefe en Facebook mientras escribe: "Hoy tampoco he hecho nada en el trabajo". Una vieja norma a¨²n ¨²til dicta no decir nada que no se dir¨ªa en un ascensor rodeado de desconocidos.
- Vigila los malentendidos. Como dicen en Gran Hermano, "aqu¨ª dentro todo se magnifica". Las iron¨ªas se comprenden mal en Internet y es dif¨ªcil manejar el lenguaje escrito (por eso suelen utilizarse emoticones, caritas sonrientes o tristes que refuerzan el mensaje). Siempre debe tenerse en mente que detr¨¢s de las fotos de perfil hay personas y que un disgusto o una alegr¨ªa ocurridos en una red social son un disgusto o una alegr¨ªa reales.
- No seas pesado. Las redes sociales han multiplicado las formas de serlo: haciendo demasiados test o juegos en Facebook, mandando publicidad demasiado a menudo a los contactos, actualizando mucho, enviando continuamente mensajes sin inter¨¦s, contestando a todos los mensajes de una misma persona, usando mal los programas autom¨¢ticos que sirven para actualizar a la vez todas las redes en las que se est¨¢ dado de alta. Es el nuevo spam social.
- Dedica un instante a pensar qu¨¦ foto eliges como icono. Ser¨¢ la forma en la que te imaginen conocidos y desconocidos. Medita sobre la imagen que deseas dar, pero todo es mejor que mantener ese espacio en blanco. Queremos ver a los dem¨¢s. Hace unos a?os se dec¨ªa que "en Internet, nadie sabe que eres un perro". Hoy, todo el mundo sabe que lo eres.
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