Las secuelas de un asalto
Detenidos varios miembros de una familia por agredir a dos polic¨ªas
Juan Heredia, su esposa Ana y su numerosa familia se mudaron hace cinco a?os a Me?aca, en el distrito sur de Dos Hermanas (Sevilla). Hoy tres de sus hijos est¨¢n encarcelados y Juan ha sido detenido por lanzar piedras contra el cuartel de la Guardia Civil que hay a diez metros de su casa en octubre del a?o pasado. Otra hija y un sobrino menor fueron arrestados ayer por la presunta agresi¨®n a dos agentes policiales durante la detenci¨®n de Juan el pasado lunes. Y un familiar est¨¢ en b¨²squeda y captura.
Los bloques de cuatro alturas de Me?aca son los m¨¢s problem¨¢ticos del barrio de Los Montecillos (8.000 habitantes) por ser un punto de venta de droga. Desde la Polic¨ªa Local se asegura que all¨ª viven "personas conflictivas". Y Mercedes Cordero, coordinadora del distrito sur, tampoco lo niega, pero compadece a Juan Heredia, de 50 a?os y con 16 detenciones previas. Tras los altercados, ella fue quien medi¨® para que los hijos se entregasen a la polic¨ªa0.
Cordero, que representa al Ayuntamiento de Dos Hermanas en la zona, rebate el estigma por tel¨¦fono. "Conozco a Juan y a Ana desde hace a?os, vinieron aqu¨ª porque estaban en paro, con dos hijos sordomudos y muchas necesidades". Rechaza interpretar por qu¨¦ lanzaron piedras contra un cuartel, separado de los bloques por un muro de piedra.
Eso s¨ª, asegura que el caso de los Heredia es el primer incidente que ve en la zona desde que en 2002 se convirti¨® en coordinadora. "Todas las detenciones provienen del mismo suceso, no es una zona insegura".
Apoyada en el coche de su nuera, Rosa, veintea?era madre de una ni?a de dos a?os, piensa que el problema es la hache. "Hache de Heredia". Su apellido coincide con el de Juan, pero garantiza que no guarda parentesco. Dice que ayer pas¨® la ma?ana en dependencias policiales, que la interrogaron sobre la agresi¨®n. "No les conozco, pero somos vecinos y gitanos y con eso vale".
Su suegra Luc¨ªa es paya. Con el beb¨¦ de Rosa entre sus brazos, es cr¨ªtica: "La polic¨ªa nos tiene asusta¨ªtos". Lamenta que su barrio, al que se mud¨® en 1996, sea un n¨²cleo de venta de droga. Por eso, hace tres a?os se llev¨® a su nieto a vivir a otra zona. "Aqu¨ª no se puede, pero mis tres hijos han jugado con los ni?os de la Guardia Civil toda la vida".
Un matrimonio residente en una de las 76 viviendas municipales que componen Me?aca pone un ejemplo gr¨¢fico: "Nuestro hijo mayor no sali¨® por la noche hasta este a?o, y tiene 20. Este barrio es peligroso, yo cierro la puerta y no s¨¦ nada", dice la mujer, que reh¨²sa dar su nombre porque viven frente al cuartel. Esta pareja de desempleados advierte que tambi¨¦n tiene amigos al otro lado del muro por donde volaron las piedras. Son de los pocos vecinos que todav¨ªa residen all¨ª desde que se levantaron los bloques, a principios de los noventa. Y coinciden en una cosa con Rosa Heredia: "Hace cinco a?os todo fue a peor, queremos marcharnos, pero la casa no se puede vender".
Me?aca est¨¢ en medio del cuartel y del instituto Los Montecillos. Su directora, Pilar Cazenave, recuerda que hace 23 a?os "era un centro de ¨¦lite". Ahora, el ¨ªndice de fracaso escolar es alto. "El ambiente del barrio ha repercutido", pero se consuela porque este a?o no les han robado.
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