Motivarnos en el trabajo
En los tiempos que corren, si tenemos trabajo somos unos aut¨¦nticos privilegiados. Justamente por lo conscientes que somos de esta realidad, ya casi ni nos permitimos quejarnos, aunque en algunos casos nuestro empleo pueda ser una fuente de sufrimiento. Desahogarse puede venir bien, siempre y cuando no nos quedemos encallados en las quejas y nos permita tomar conciencia de nuestros problemas y de la necesidad de luchar para mejorar la situaci¨®n.
Seg¨²n Mihaly Csikszentmihalyi, no nos deber¨ªamos conformar s¨®lo con reducir los dolores de cabeza laborales, sino que deber¨ªamos buscar la felicidad en nuestro trabajo. Este catedr¨¢tico de Neurociencias de la Universidad de Stanford y experto en felicidad ha descubierto que es m¨¢s f¨¢cil encontrarla en el trabajo que en el ocio. Bas¨¢ndose en sus estudios, afirma que la felicidad es un "estado de flujo". Este estado se da cuando estamos totalmente concentrados, completamente comprometidos con la actividad por s¨ª misma. El ego desaparece. El tiempo vuela. Todo tu ser est¨¢ all¨ª, y est¨¢s aplicando tus facultades al m¨¢ximo. Se caracteriza por una sensaci¨®n de gran libertad, gozo, compromiso y habilidad.
"Como no estamos motivados, no nos implicamos; pero quiz¨¢ no estamos motivados porque no nos implicamos"
En sus experimentos, este especialista ha comprobado que en la mayor¨ªa de las personas estudiadas estos estados de flujo son m¨¢s usuales durante el trabajo que fuera del mismo. Para conseguir fluir debe alcanzarse un estado de equilibrio entre el desaf¨ªo de la tarea y la habilidad de quien la realiza. Si la tarea es demasiado f¨¢cil o demasiado dif¨ªcil, la persona no podr¨¢ fluir.
Este equilibrio ideal no se da cuando el trabajo que tenemos asignado es demasiado para nosotros (en este caso aparece el burn out -s¨ªndrome del quemado-) o cuando tenemos poco trabajo o nos resulta muy f¨¢cil (en este caso aparecer¨¢ el boreout -s¨ªndrome del aburrido).
Los s¨ªntomas del burn out y del boreout son muy parecidos: cansancio, irritabilidad, desinter¨¦s por todo, dolores f¨ªsicos? Sin embargo, hay una clara diferencia entre los dos estados. Las personas que sufren burn out (estr¨¦s) suelen decirlo, incluso presumir. En cambio, los trabajadores que padecen boreout (aburrimiento) lo ocultan. Sea cual sea nuestro caso, vamos a reflexionar sobre algunos puntos que quiz¨¢ nos ayuden a optimizar nuestro rendimiento y a aumentar nuestra satisfacci¨®n laboral.
Dividir el problema
"Divide las dificultades que examinas en tantas partes como sea posible para su mejor soluci¨®n" (Ren¨¦ Descartes)
Una conversaci¨®n inventada, pero representativa:
A. ?Qu¨¦ tal el trabajo?
B. Fatal.
A. ?Por qu¨¦?
B. No s¨¦? Por todo.
A. ?Est¨¢s mal con tus compa?eros?
B. No, si son muy buena gente.
A. ?Es por tu jefe?
B. Hombre, mi jefe a veces me altera un poco, pero en general no me quejo. En realidad es que estoy llevando un proyecto que? no hay forma?
En esta conversaci¨®n, el "todo" ha pasado a ser "un proyecto" y si sigui¨¦ramos preguntando y dividiendo este proyecto en partes, quiz¨¢ ese "todo" se traducir¨ªa en s¨®lo algunos aspectos del proyecto. No podemos solucionar "todo", pero, probablemente, s¨ª esos aspectos concretos. Lo primero que tenemos que hacer es trocear la problem¨¢tica, y de esta forma se convertir¨¢ en abordable.
Recuerdo una conversaci¨®n que mantuve a?os atr¨¢s con una mujer. La tengo bien anclada en la memoria porque me hizo reflexionar. Hablaba con mucho orgullo de c¨®mo organizaba su trabajo. Era una mujer de la limpieza. Me cont¨® que ella nunca se agobiaba: "Primero limpio una habitaci¨®n y no me pongo a limpiar otra hasta que est¨¢ totalmente acabada. Me gusta mirarla a ver si todos los detalles est¨¢n bien. Cuando considero que est¨¢ como a m¨ª me gusta, entonces cierro la puerta y voy a por otra habitaci¨®n. Y todo esto lo hago con mis cascos, porque me encanta escuchar m¨²sica y cantar".
Cuando estamos desbordados es crucial establecer alg¨²n tipo de orden. Para ello, dividir nuestro trabajo en parcelas es indispensable, y distinguir las que son importantes, urgentes, delegables?, tambi¨¦n. Hay quien este orden lo convierte casi en un ritual y es el primer paso que da en su jornada laboral. Algunas personas empiezan por los temas m¨¢s peque?os porque as¨ª les da la sensaci¨®n de que se sacan muchas cosas de encima r¨¢pidamente, otras prefieren empezar por los m¨¢s complicados porque se sienten m¨¢s capaces de concentrarse al principio. Cada cual tiene que encontrar su propia f¨®rmula.
Enfocar desde otro ¨¢ngulo
"Lo que importa es cu¨¢nto amor ponemos en el trabajo que realizamos" (madre Teresa de Calcuta)
Un trabajo no es aburrido o interesante por s¨ª mismo, sino que nos lo parece. Cuando encontramos nuestro trabajo aburrido, solemos caer en una trampa de enormes dimensiones. Intentamos escaquearnos y hacer cualquier otra cosa para distraernos. Parece que, como no estamos motivados, no nos implicamos, pero quiz¨¢ tendr¨ªamos que analizarlo al rev¨¦s: no estamos motivados porque no nos implicamos. Por eso cuanto m¨¢s nos escabullimos, m¨¢s aburrido nos parece.
Nos pueden decir lo que tenemos que hacer, pero no c¨®mo. Todos tenemos un margen para la creatividad. Si intentamos mejorar, aprender, ser creativos, podemos dar un giro a nuestro trabajo, se trata de cambiar el enfoque. Mihaly Csikszentmihalyi cuenta el caso de Rico, un trabajador de una cadena de montaje. Su trabajo lo podr¨ªamos calificar como sopor¨ªfero; sin embargo, ¨¦l se hab¨ªa propuesto hacerlo con la m¨¢xima econom¨ªa de gestos y con elegancia. A lo largo de los a?os hab¨ªa conseguido reducir el tiempo medio de su cometido en 48 segundos. Estaba tan contento como lo podr¨ªa estar un atleta que ha reducido su marca.
Imprescindible cambiar el enfoque, la actitud. No tenemos que formar parte del problema, sino de la soluci¨®n. Nadie dice que sea f¨¢cil, por eso precisamente puede constituir nuestro gran reto.
Conocer el sentido
"Cuanto m¨¢s alto coloque el hombre su meta, tanto m¨¢s crecer¨¢" (J. C. Friedrich von Schiller)
"Tres alba?iles estaban desempe?ando la misma tarea cuando un hombre que los observaba se acerc¨® a ellos.
El hombre le pregunt¨® al primer alba?il:
-?Qu¨¦ est¨¢ usted haciendo?
A lo que el alba?il respondi¨®:
-?No lo ve? ?Estoy apilando ladrillos!
Y continu¨® con su trabajo despu¨¦s de hacer un gesto molesto debido a que consideraba que el hombre le hab¨ªa hecho una pregunta de respuesta obvia.
El hombre repiti¨® la misma pregunta al segundo alba?il.
-?No ve. Estoy levantando una pared?
El hombre formul¨® la pregunta al tercer alba?il, el cual respondi¨® con gran orgullo diciendo:
-?Estoy construyendo el hospital infantil del pueblo!
?Cu¨¢l de los tres alba?iles ser¨¢ m¨¢s feliz y resistir¨¢ mejor las situaciones adversas en su trabajo? La respuesta es obvia. Y nosotros, ?qu¨¦ sentido le damos a lo que hacemos?
Imaginemos que pudi¨¦ramos elegir un jefe a la carta. Probablemente escoger¨ªamos uno que nos premiara cuando trabajamos bien, que nos ayudara a aprender de nuestros errores, que no nos exigiera demasiado, pero sobre todo no demasiado poco, con el que nos sinti¨¦ramos c¨®modos y libres para comentarle nuestras inquietudes?
Aunque parezca parad¨®jico, en algunos casos, encontrar ese jefe ideal no ser¨ªa la soluci¨®n. Si nuestro jefe nos elogia, pero por dentro pensamos que no nos lo merecemos o que en realidad lo hace porque quiere algo m¨¢s; si nuestro jefe nos indica nuestros errores para que podamos superarlos, pero no los reconocemos; si nuestro jefe nos exige algo que podemos dar, pero no ponemos ganas? Ese jefe excelente no servir¨ªa para nada.
En realidad, hay dos jefes: el externo y el interior (nosotros mismos). Y aunque lo perfecto ser¨ªa que los dos fueran buenos jefes, si tuvi¨¦ramos que elegir, es mejor que todas esas cualidades las tenga el jefe interior. En otras palabras, es m¨¢s importante la automotivaci¨®n que la motivaci¨®n externa.
Aumentar la implicaci¨®n
"Dentro de ti tienes m¨¢s talento del que nunca has aprovechado y?m¨¢s fuerza de la que nunca has?puesto a prueba" (Ludin, Paul y?Christensen, en 'Fish!')
Es usual o¨ªr frases como "yo tambi¨¦n necesito una palmadita en la espalda de vez en cuando". Seg¨²n como sea nuestro jefe, eso es casi imposible, as¨ª que nos la hemos de dar nosotros. No se trata de consolarnos; si realmente aprendemos a automotivarnos, no hay nadie mejor que nosotros mismos para saber c¨®mo nos podemos premiar.
As¨ª que vamos a aprender c¨®mo premiarnos, a convertir nuestras tareas en retos, a ser un jefe ideal para nosotros mismos. Pensemos en c¨®mo vamos a estar dentro de tres a?os si todo sigue igual que hasta ahora en nuestro trabajo. Si estamos desmotivados, el panorama puede resultar desolador. En el caso de que ya lo hayamos intentado todo, pero sigamos descontentos, quiz¨¢ deber¨ªamos empezar a plantearnos cambiar de empleo. Por el contrario, si creemos que es posible aumentar nuestra implicaci¨®n y adoptar una actitud m¨¢s constructiva, debemos decidir cu¨¢l va a ser nuestro primer paso. Pensemos en algo concreto y que podamos hacer ya ma?ana.
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