Bhumibol guarda silencio desde su trono dorado
'Rojos' y 'amarillos' enfrentados en las calles de Bangkok buscan el apoyo real
Cuando las revueltas estudiantiles de 1973, el golpe militar de 1981 o las protestas antimilitares de 1992 -en las que murieron docenas de manifestantes- amenazaron con sumir Tailandia en el caos, el rey Bhumibol Adulyadej se levant¨® de su trono e intercedi¨® para devolver la estabilidad. El reverenciado monarca, hoy de 82 a?os, considerado por los tailandeses una figura casi divina, ha intervenido en diferentes momentos de gran tensi¨®n para encontrar una salida pac¨ªfica.
Hoy, algunos se preguntan por qu¨¦ no ha alzado la voz para poner fin a los enfrentamientos entre el Gobierno y los camisas rojas, que han provocado 27 muertos y m¨¢s de 900 heridos. Los manifestantes ocupan el centro de Bangkok desde mediados de marzo para exigir la disoluci¨®n del Parlamento y la convocatoria de elecciones. Consideran que el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, lleg¨® al poder de forma ileg¨ªtima.
El prestigio popular del monarca le convierte en el ¨²nico mediador cre¨ªble
Bhumibol, que se encuentra hospitalizado desde hace siete meses, habl¨® el lunes por primera vez desde que comenzaron las protestas. Pero no acometi¨® de frente el conflicto. Se dirigi¨® a un grupo de jueces reci¨¦n nombrados, sentado en un sill¨®n dorado en un sal¨®n del hospital, y les inst¨® a que lleven a cabo su trabajo con lealtad y ayuden a mantener la estabilidad de Tailandia. "En el pa¨ªs puede haber gente que desa-tiende su deber, pero ustedes pueden dar ejemplo de que hay quienes cumplen su deber de forma estricta y honesta", dijo.
El mensaje est¨¢ abierto a interpretaciones. Hay quien defiende que fue una muestra de respaldo a quienes aseguran que la polic¨ªa y los militares han sido incapaces de mantener la ley y el orden. La falta de una declaraci¨®n clara ha sido le¨ªda tambi¨¦n como una se?al de que el rey quiz¨¢ no est¨¦ en condiciones de asumir un papel decisivo en esta crisis. Otros analistas consideran que no puede dar un paso p¨²blico hasta que haya labrado un acuerdo entre las partes implicadas, ya que un fracaso debilitar¨ªa su papel.
Aunque como monarca constitucional no tiene poder pol¨ªtico formal, el gran respeto que le profesa la poblaci¨®n le convierte en uno de los pocos mediadores cre¨ªbles del pa¨ªs. Los tailandeses adoran a Bhumibol. Tanto los camisas amarillas (el empresariado y la clase media), que se identifican con el color real, como la mayor¨ªa de los camisas rojas (habitantes de las zonas rurales, pero tambi¨¦n clase obrera urbana, y algunos estudiantes e intelectuales), que han pedido su mediaci¨®n.
"Estoy en contra de la protesta porque apoyo a Abhisit, quien no es un corrupto como
[el ex primer ministro] Thaksin Shinawa-tra [depuesto en 2006 en un golpe militar], y porque defiendo al rey. Nos ha llegado informaci¨®n de que los rojos quieren derribar la monarqu¨ªa", afirma Arthit Sripiromt, que trabaja en una compa?¨ªa farmac¨¦utica.
Muchos de los manifestantes acampados -cuyo n¨²mero llega a varias decenas de miles al atardecer- han instalado en sus carpas fotos del monarca. "Queremos al rey. Pero en su entorno hay otra gente y militares como el general Prem Tinsulanonda
[quien tiene fuertes relaciones con los l¨ªderes de los camisas amarillas]
. A veces dicen que el rey ha dicho algo que en realidad no ha dicho", sostiene un hombre, que trabaja en el servicio de seguridad de los camisas rojas. "Estamos aqu¨ª para pedir democracia, no para destruir la monarqu¨ªa", dice un cartel. El Gobierno ha incrementado los ¨²ltimos d¨ªas las declaraciones de que algunos l¨ªderes rojos quieren acabar con la instituci¨®n; algo que estos niegan, aunque acusan a algunos consejeros del monarca de inmiscuirse en pol¨ªtica y haber orquestado el golpe que expuls¨® a Thaksin. "Queremos un sistema democr¨¢tico genuino, con el rey como jefe de Estado", asegura Weng Tohjiirakarn, uno de los principales l¨ªderes de los camisas rojas.
Algunos analistas ven las acusaciones del Gobierno como un intento de recabar apoyo antes de una posible represi¨®n de la protesta. En los meses que precedieron al golpe de 2006, Thaksin fue acusado de lealtad inadecuada al rey.
El Ej¨¦rcito distribuy¨® el lunes un gr¨¢fico con los nombres de personas, que, seg¨²n dijo, est¨¢n implicadas en un compl¨® para minar la monarqu¨ªa. La lista incluye a Thaksin, varios dirigentes rojos, profesores y comentaristas de radio, entre otros. Abhisit ha amenazado con llevar a los implicados a los tribunales. El diario en ingl¨¦s Bangkok Post advert¨ªa esta semana sobre el riesgo de politizar la "sagrada instituci¨®n", y calificaba el gr¨¢fico de "caza de brujas".
Tailandia posee leyes contra el delito de lesa majestad, que castigan con penas hasta de 15 a?os de c¨¢rcel. La polic¨ªa detuvo el viernes a un simpatizante rojo por publicar material supuestamente ofensivo con la familia real en Facebook. M¨¢s de 6.200 p¨¢ginas en Internet han sido clausuradas desde 2007 por insultar a la monarqu¨ªa.
Bhumibol Adulyadej es el monarca que m¨¢s a?os lleva en el poder del mundo. Fue nombrado rey en 1946, cuando ten¨ªa 18 a?os, tras la muerte inesperada de su hermano mayor, el rey Ananda Mahidol, de un disparo, en el palacio real, en circunstancias nunca aclaradas. Durante su largo reinado ha sido testigo de numerosos golpes de Estado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.