El electricista que quiso ser conservero
Juan Lago recibi¨® cuantiosos apoyos para convertir Alfageme en un gran grupo
Es un hombre trabajador, que empez¨® como electricista, dicen los escasos empresarios que lo conocen. Natural de Redondela, no se prodiga entre la sociedad viguesa aunque vive en pleno centro de la ciudad, en la calle Areal, en un piso frente al mar. Juan Lago tambi¨¦n es, junto con su hijo Gustavo, el cabeza visible del potente grupo inmobiliario Promalar. ?ltimamente ha ocupado las portadas por llevar al coma industrial a la conservera Alfageme, due?a de Miau, una de las marcas m¨¢s reconocidas de Espa?a.
El salto del ladrillo a las sardinas lo dio hace algo m¨¢s de tres a?os, cuando se convirti¨® en el ¨²nico accionista de tres compa?¨ªas de fama: Alfageme, Marsac y Conservas Pe?a, con un volumen de ventas de 90 millones. Pretend¨ªa formar un grupo de referencia en Galicia e incluso hacer nuevas contrataciones. Su hijo, que presume de haber estudiado Teleco, quiso tomar las riendas de la gesti¨®n desde el principio. El padre, en cambio, "nunca mir¨® para una lata", recuerda Pili, una de las trabajadoras.
Juan Lago compr¨® entre Cangas y Bueu 2,8 millones de metros cuadrados
La actual Xunta investiga d¨®nde fue a parar el dinero p¨²blico
"Gustavo estaba entusiasmado con la f¨¢brica, todo el d¨ªa pensando en hacer cosas nuevas. Te ped¨ªa que probases todo cuando producto se le ocurr¨ªa", comenta un promotor amigo. Para los trabajadores, es el v¨¢stago quien tiene la mayor responsabilidad en el desastre de la empresa, que ha presentado concurso de acreedores y que les debe ya tres n¨®minas. El comit¨¦ de empleados la juzga como una operaci¨®n altamente especulativa por las jugosas plusval¨ªas que podr¨ªan haber generado los terrenos que ocupan las f¨¢bricas, situadas en Vilaxo¨¢n, Ribadumia, Vigo y O Grove. "La crisis no tiene nada que ver con la situaci¨®n de Alfageme", reflexiona desde el comit¨¦ Jos¨¦ Manuel Rodr¨ªguez."Fue Gustavo Lago quien lo estrope¨® meti¨¦ndose en la gesti¨®n sin tener ni idea, hemos tenido media docena de directores generales y financieros. No le serv¨ªa ninguno", recuerdan los trabajadores, que calculan unas deudas de 59 millones. La mayor¨ªa se las repartir¨ªan Caixanova y el Banco Popular, y 12 millones corresponder¨ªan a los proveedores.
Juan Lago, verdadero forjador del imperio inmobiliario responde, seg¨²n un compa?ero de profesi¨®n, "al t¨ªpico perfil de promotor gallego: con apenas formaci¨®n, de esos que est¨¢n en la oficina 14 horas al d¨ªa, que sabe aprovechar las oportunidades y se mueve muy bien". Y tanto. Le han apoyado gobiernos de derecha e izquierda. Sus empresas se proyectaron en la Expo 92 y no pararon de crecer. S¨®lo en la provincia de Pontevedra, Lago est¨¢ o ha estado vinculado a 33 sociedades.
Su base junto a Promalar es Feyju Galicia SL, que factura cerca de nueve millones de euros y que declar¨® en 2008 ganancias de 45.000. En 1999, Juan Lago compr¨® a los herederos del condado de Ald¨¢n, en Cangas, unos 2,8 millones de metros cuadrados en los montes de ese municipio y de Bueu. Con Jos¨¦ Enrique Sotelo (PP) como alcalde firm¨® un convenio para promover 5.000 viviendas en esos terrenos con la consiguiente recalificaci¨®n. "Un documento absolutamente inviable con las normas actuales, toda esa zona es de protecci¨®n forestal", recuerda ahora Mariano Abalo, concejal de Cangas. Sobre cu¨¢nto le cost¨® el suelo hay versiones distintas, pero pag¨® barato el metro cuadrado.Despu¨¦s quiso multiplicar el precio para vend¨¦rselo a la Zona Franca, con Pablo Egerique (PP) como delegado. El actual presidente del Consejo Econ¨®mico y Social articul¨® una operaci¨®n en 2002 para construir un gran parque industrial en los montes de Juan Lago. Lo hizo apoyado por el delf¨ªn de Fraga, Jos¨¦ Cui?a, sobre unos bosques que, por cierto, son desde el 2001 reclamados judicialmente por los vecinos de Bueu.
La primera victoria de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en Madrid provoc¨® el cese en el Consorcio de Egerique y la llegada de Enrique L¨®pez Pe?a, que deshizo la operaci¨®n. Adem¨¢s del elevado precio del metro cuadrado, ten¨ªa serias dudas de que aquello fuese viable como zona industrial por la orograf¨ªa del terreno y porque no estaba del todo clara la propiedad. L¨®pez Pe?a no se libr¨® por ello de ¨¢cidas cr¨ªticas del alcalde popular de Cangas: "Vulgar mentiroso", fue lo m¨¢s suave que le llam¨®.
Con el bipartito, Juan Lago tuvo bastante suerte. La ex conselleira de Vivenda, Teresa T¨¢boas, contrat¨® un estudio para retomar la viabilidad del parque empresarial. Mientras, desde el Igape, controlado por el conselleiro socialista Jos¨¦ Ram¨®n Fern¨¢ndez Antonio, Lago consigui¨® que le avalasen al 80% pr¨¦stamos para Alfageme por importe de 44 millones. Present¨® como garant¨ªas varios activos: la marca Miau, que, seg¨²n los empleados se valor¨® en 18 millones, la planta de Vilaxo¨¢n (11 millones), la de Ribadumia (unos seis millones), y la de Vigo, en poco m¨¢s de un mill¨®n.
"El motivo de tanta magnificencia era plasmar la transformaci¨®n de la conservera en un gran grupo alimentario", recuerdan mienbros del comit¨¦. No cumpli¨® el plan de viabilidad, pese a que los propios empleados apoyaron inicialmente a la empresa en sus reivindicaciones especulativas ante el ayuntamiento de Vigo, que otorg¨® a los propietarios m¨¢s superficie edificable para garantizar la continuidad. "Nos promet¨ªan que, en caso de despido, los trabajadores recibir¨ªamos indemnizaciones de 60 d¨ªas por a?o sin l¨ªmite de antig¨¹edad".
El BNG tambi¨¦n vio con buenos ojos los proyectos del grupo, que se present¨® con ¨¦xito al pol¨¦mico concurso e¨®lico en el conglomerado de Aucosa.
Pero las cosas han cambiado. Frustrado el negocio del viento, frustrada su reivindicaci¨®n de conseguir que calificasen como suelo urbano consolidado el solar de Bouzas, la Xunta actual ha dado a Alfageme una de cal y otra de arena. Ha seguido avalando los pr¨¦stamos (en enero, uno de 2,4 millones) pero el conselleiro de Econom¨ªa Javier Guerra ha dado instrucciones para que se investigue el destino de los recursos p¨²blicos que han ido a parar a la empresa. La soluci¨®n, seg¨²n la conseller¨ªa, pasa porque los propietarios permitan la entrada de un nuevo socio mayoritario que tenga la solvencia financiera y la experiencia de gesti¨®n suficiente como para relanzar el negocio. "Pero la propiedad est¨¢ haciendo inviable ese cambio", dice la Xunta.
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