Ilustraci¨®n y feminismo en la Espa?a del XVIII
La lucha por la igualdad de varones y mujeres no es una moda: tiene una genealog¨ªa que se remonta al menos al siglo XVIII, y genealog¨ªa es legitimaci¨®n. Los feminismos aparecen hist¨®ricamente vinculados a las Ilustraciones, y Espa?a no ha sido en eso una excepci¨®n. No es de extra?ar, as¨ª, que las caracter¨ªsticas de nuestro feminismo dieciochesco se modulen de acuerdo con los rasgos peculiares de nuestra Ilustraci¨®n, a la que Eduardo Subirats calific¨® como una "Ilustraci¨®n insuficiente". Tendremos, as¨ª, un feminismo t¨ªmido si lo comparamos con el de Francia o Inglaterra en el ¨¢mbito europeo, pero no por ello menos relevante. Una de las figuras que lo encarnan con mayor pregnancia es el fraile benedictino asturiano Benito Jer¨®nimo Feijoo, quien, en el tomo 1, discurso XVI de su Teatro Cr¨ªtico Universal lleva a sus lectores al "batidero mayor" de la pol¨¦mica acerca de las caracter¨ªsticas de ambos sexos y los cometidos que respectivamente se les habr¨¢n de adjudicar en consonancia con las mismas. Este "batidero mayor" no es sino la cuesti¨®n del entendimiento en ambos sexos. Afirma que va a tomar como base la raz¨®n -al modo en que lo hizo en su d¨ªa el cartesiano franc¨¦s Fran?ois Poullain de la Barre- y no el argumento de autoridad. Pues tales argumentos lo son de varones, a la vez jueces y partes en la pol¨¦mica, por lo que no es de extra?ar que consideren "muy inferior el entendimiento de las mujeres". Y, si se aplica la cr¨ªtica racional, se detecta una falacia l¨®gica en el razonamiento, que procede "de la carencia del acto a la carencia de la potencia" y concluye del hecho "de que las mujeres no sepan m¨¢s"... "que no tengan talento para m¨¢s". Para establecer la igualdad de los talentos, nuestro benedictino combina h¨¢bilmente lo que llamamos "el discurso de la excelencia", g¨¦nero renacentista que la atribuye a las f¨¦minas contra la misoginia medieval, y "el discurso de la igualdad", de raigambre cartesiana que afirma la igualdad de las mentes pese a la diferencia de unos cuerpos a los que no est¨¢n unidas de modo sustancial. El discurso de la excelencia se relaciona con lo que llamaba Max Weber "legitimaci¨®n tradicional" del poder, y que en nuestro caso viene a afirmar la existencia a lo largo de la historia de mujeres excelentes... remont¨¢ndose a la reina Sem¨ªramis. El discurso de la igualdad se articula mediante una "legitimaci¨®n racional" en el sentido de Weber que apela a los argumentos, como la pertenencia a la misma especie, lo que conlleva la unidad de la raz¨®n... Pues bien, en Feijoo podr¨ªa afirmarse que la igualdad hace piruetas para constituirse un punto de equilibrio de excelencias que se colocan en los platillos de la balanza del haber de ambos sexos: si bien se decanta por la robustez masculina frente a la hermosura femenina por aliarse mejor con el entendimiento, apela por otra parte a "toda una ilustre Escuela que reconoce la voluntad por potencia m¨¢s noble que el entendimiento". Resulta favorecer "el partido de las damas", pues si la robustez, como m¨¢s apreciable, logra mejor lugar en el entendimiento, la hermosura, como m¨¢s amable, tiene mayor imperio en la voluntad. La "Ilustraci¨®n insuficiente" da lugar as¨ª a un feminismo que se despliega en un registro moral m¨¢s que pol¨ªtico. Pero, con todo, desat¨® en la Pen¨ªnsula una viva pol¨¦mica en que las expresiones del patriarcalismo m¨¢s rancio encontraron rienda suelta. Si en Europa hubo una Ilustraci¨®n feminista (Condorcet, Olympe de Gouges, Mary Wollstonecraft) y una Ilustraci¨®n mis¨®gina, reactiva (Rousseau, los jacobinos), en Espa?a tendr¨¢ su correlato en autores como Sarmiento, Josefa Amar y Borb¨®n y Jovellanos, de una parte, entre otros y los que se inscribieron en la ¨®rbita de la recepci¨®n de Rousseau a finales del siglo, preludiando lo que llamamos "la misoginia rom¨¢ntica".
La "Ilustraci¨®n insuficiente" da lugar a un feminismo que se despliega en un registro moral m¨¢s que pol¨ªtico
Oliva Blanco ha llevado a cabo una reconstrucci¨®n exhaustiva y pormenorizada de un importante tramo de la genealog¨ªa del feminismo en nuestro pa¨ªs, que, a trav¨¦s de figuras como Concepci¨®n Arenal, llegar¨¢ a nuestra Clara Campoamor en la II Rep¨²blica. Se demuestra as¨ª, una vez m¨¢s, que la paridad no se improvisa. Tiene ra¨ªces en nuestro patrimonio tradicional. -
La pol¨¦mica feminista en la Espa?a ilustrada. La defensa de las mujeres de Feijoo y sus detractores. Oliva Blanco Corujo. Almud, Ediciones de Castilla-La Mancha. Toledo, 2010. 174 p¨¢ginas. 15 euros.
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