D¨²o en sinton¨ªa, tr¨ªo con estrambote
1 Gonz¨¢lez Ruano se estaba muriendo. Una monja del hospital le dijo que dejara de escribir. "Hermana", contest¨®, "parece que no entiende que yo soy escritor como usted es monja". ?ste podr¨ªa ser un resumen metaf¨®rico de Duet for one violin (1980), que Tom Kempinski arm¨® para su esposa, la actriz Frances de la Tour, y que en versi¨®n catalana de Ernest Riera (Duet per una sola veu) ha llegado al Romea barcelon¨¦s. Rosa Mar¨ªa Sard¨¢ la estren¨® en 1983, en el Poliorama, a las ¨®rdenes de Pasqual. A?os despu¨¦s protagoniz¨® Wit, que ven¨ªa a ser tres cuartos de lo mismo. La pugna entre paciente rebelde y m¨¦dico salvador casi es un minig¨¦nero, con pautas inmutables: negaci¨®n sarc¨¢stica, crisis existencial detonada por el galeno, hundimiento arrojadizo, mano a mano hemos quedado, aceptaci¨®n final.
La especialidad de 'Chez' Daulte es mezclar churras con merinas y sacarse de la chistera una maravillosa oveja mutante, pero en este caso no se ha producido la alquimia
S¨ª, hemos visto muchas obras como Duet, pero siempre apetece ver seres humanos y conflictos adultos en un escenario, y el esquema siempre funciona. Funcion¨® en el Almeida, el a?o pasado, con Juliet Steventson y Henry Goodman; est¨¢ funcionando en el Romea, y deber¨ªa funcionar en gira espa?ola. Stephanie Abrahams, violinista con esclerosis m¨²ltiple inspirada en la chelista Jacqueline du Pr¨¦, acude a rega?adientes a la consulta del psiquiatra Alfred Feldmann. No s¨¦ yo si es muy buena terapia poner en duda todos los puntos de sustento (infancia, carrera, matrimonio) de una enferma con tendencias suicidas y luego contarle que la vida es un regalo, pero salvando ese escollo de procedimiento la funci¨®n va en serio: bien escrita (el duelo de inteligencias y voluntades, muy bien repartido y expuesto; el final abierto y redondo), dirigida sin (apenas) artificios por Magda Puyo y poderosamente interpretada por ?ngels Bassas y Mingo R¨¤fols, al fin con material a su altura. Estupendos trabajos, muy matizados, muy sobrios, pero que todav¨ªa no llegan a lo superlativo: falta aflojar algunas tuercas de esas interpretaciones para que alcancen la plena verdad. ?ngels Bassas muestra demasiado el fingimiento inicial (el j¨²bilo excesivo, las risitas delatoras), aunque est¨¢ imbatible en sus embestidas de furia sarc¨¢stica, la modulaci¨®n de su dolor y su apasionado alegato a favor de la m¨²sica, su pa¨ªs, su centro, su vida entera. Mingo R¨¤fols sabe pasar de la escucha silenciosa, aparentemente inerte, al enfebrecido mon¨®logo en el que clama "?estamos en plena batalla: la vida contra la muerte!", como un insospechado cruce entre Helen Keller y Enrique V. ?nica pega: su tendencia a moverse por escena como si estuviera en una pasarela de moda masculina. Y una redundancia innecesaria en el montaje: la violinista invitada (Cornelia L?rcher/ Mar¨ªa Roca), obligada a emular a Bernard Herrmann mientras vemos a Stephanie sufriendo una crisis nerviosa.
2 Javier Daulte present¨® el pasado verano en Buenos Aires su nueva comedia, Caperucita, y no fue bien. Carol L¨®pez la ha adaptado en catal¨¢n como Tres dones i un llop (Tres mujeres y un lobo) para la Villarroel, y tampoco. Tenemos una buena historia de tres mujeres: Elisa, la abuela sabia y enferma; Cora, la madre alcoholizada que mira para otro lado para no verla morir, y Silvia, la hija adolescente que no soporta ambas p¨¦rdidas. O sea, un suculento conflicto entre dos hijas y dos madres, al que Daulte ha a?adido la peripecia de V¨ªctor, un mentalista enamorado, que huele a puro macguffin para hacer avanzar la acci¨®n. La especialidad de Chez Daulte es mezclar churras con merinas y sacarse de la chistera una maravillosa oveja mutante, pero en este caso, qu¨¦ le vamos a hacer, no se ha producido la alquimia. El amor loco era central y org¨¢nico en La felicidad o C¨®mo puedo amarte tanto: aqu¨ª ese motor no bombea ni genera la deseable combusti¨®n de gasolina tragic¨®mica y pist¨®n fant¨¢stico. Al nuevo traje del argentino le queda larga la manga del tr¨ªo y corta la del amante, un estrambote que no suma y acaba llevando el relato hacia un final precipitado e incre¨ªble, que no es lo mismo que inveros¨ªmil: con lo inveros¨ªmil puedes comulgar, pero lo incre¨ªble no te lo tragas. Problema dos: la versi¨®n y direcci¨®n de Carol L¨®pez, m¨¢s cucas que profundas. Los textos de Daulte han de hacerse, pienso, en clave rotundamente realista: sin toma de tierra no pasa esa corriente. El humor y los giros delirantes deben brotar de la m¨¢s absoluta naturalidad, y si el material se lleva hacia la farsa o el cuentecito no hay quien se crea nada. Pese a sus desajustes, lo que mejor funciona en el original es la tensi¨®n de los di¨¢logos y la seriedad de las relaciones. Tres mujeres y un lobo parece una jibarizaci¨®n, tanto por la duraci¨®n (apenas hora y veinte) como por el tono, donde, entre aislados chispazos de verdad, prima la b¨²squeda de la risa a trav¨¦s de los tonillos y recursos de la m¨¢s f¨¢cil comedia televisiva. Carol L¨®pez muestra de nuevo su dominio de la fluidez esc¨¦nica, sustentada en certeros cambios de ritmo e imaginativas soluciones visuales, pero se le ha ido la mano en los desaforados perfiles de la habitualmente espl¨¦ndida Carme Pla (una Cora fatigosa, sobrecargada de clich¨¦s) y de Roger Coma, cuyo V¨ªctor tiene toneladas de encanto y escas¨ªsimo peligro porque se lo han marcado entre el dibujo animado y el psic¨®pata de serie B. Ante tales oponentes, Mireia Aixal¨¤ (Silvia) y la veteran¨ªsima Amparo Moreno (Elisa) luchan denodadamente para imprimir frescura y verosimilitud a las situaciones y acaban llev¨¢ndose la funci¨®n, aunque el ¨²ltimo tercio sigue siendo incomestible: es muy dif¨ªcil empezar en tono de enredo result¨®n (con bailecito incluido) y llegar sin dislocaciones a un final tan ¨¢spero, que L¨®pez intenta endulzar con jarabe de "aqu¨ª no ha pasado nada".
Para acabar, dos recomendaciones: Nit de reis (Twelfth Night), un Shakespeare efervescente con un gran reparto, a las ¨®rdenes de Jos¨¦ Mar¨ªa Mestres, en el Nacional catal¨¢n, y La mujer justa, de S¨¢ndor M¨¢rai, muy bien adaptada por Mendoza y dirigida por Bernu¨¦s, en el Borr¨¢s, con un clima soberbio y una formidable Rosa Novell. Se lo cuento en breve. -
Duet per a una sola veu, de Tom Kempinski. Direcci¨®n de Magda Puyo. Teatro Romea. Barcelona. Hasta ma?ana. Gira a partir de septiembre. www.teatreromea.com. Tres dones i un llop, de Javier Daulte. Direcci¨®n de Carol L¨®pez. Sala Villarroel. Barcelona. Hasta el 6 de junio. www.lavillarroel.cat/
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