Clegg: "Han sido unos resultados decepcionantes"

"Han sido unos resultados decepcionantes", acept¨® ayer el l¨ªder liberal-dem¨®crata, Nick Clegg. Despu¨¦s de ser la estrella del primer debate electoral y de convertirse en el centro de la atenci¨®n de los medios en las dos primeras semanas de campa?a, los liberales no han logrado el crecimiento en votos y esca?os que esperaban. Pero s¨ª sus dos principales objetivos: demostrar que el sistema electoral es injusto y tener la posibilidad de decidir qui¨¦n ha de gobernar. Tanto tories como laboristas se ofrecieron a negociar con ¨¦l.

Los liberales han tenido una ca¨ªda neta de cinco esca?os despu¨¦s de ganar ocho que antes no ten¨ªan y perder 13 que s¨ª ten¨ªan. La gran mayor¨ªa de esas p¨¦rdidas lo han sido a costa de los conservadores, lo que indicar¨ªa que David Cameron consigui¨® a ¨²ltima hora capitalizar mejor que Clegg el voto del cambio.

Los resultados peores de lo esperado pueden tener muchas explicaciones: la reticencia al cambio de los brit¨¢nicos, los confusos mensajes de Clegg sobre sus condiciones para pactar con unos u otros, los nervios que mostr¨® en el ¨²ltimo debate o, simplemente, que a los brit¨¢nicos no les ha convencido su programa y, en particular, su propuesta de regularizar a cientos de miles de inmigrantes irregulares.

Pero bien puede ser que el famoso incidente en Rochadle entre Gordon Brown y Gillian Duffy, una viuda que le expres¨® al primer ministro su inquietud por el crecimiento de la inmigraci¨®n, haya acabado convirti¨¦ndose en una patada de Duffy en el trasero de Clegg, no en el de Brown. Aquel incidente llev¨® el tema de la inmigraci¨®n al centro del tercer debate electoral y domin¨® durante varios d¨ªas la informaci¨®n en la recta final de la campa?a, en contra de los intereses de los liberal-dem¨®cratas, y quiz¨¢s haya desviado hacia los tories muchos votos que parec¨ªan en principio destinados a los liberales.

Pero tuvo tambi¨¦n un segundo efecto: gener¨® en el Partido Laborista un ataque de p¨¢nico y el temor a una verdadera debacle en las urnas. Muchos votantes laboristas que parec¨ªan dispuestos a apoyar en esta ocasi¨®n a los liberales podr¨ªan haberse visto impulsados a ¨²ltima hora a acabar votando a favor de Brown para evitar el colapso del laborismo.

Las confusas declaraciones de Clegg sobre posibles pactos poselectorales han podido tambi¨¦n actuar contra ¨¦l. Primero dijo que no permitir¨ªa que Gordon Brown siguiera siendo primer ministro si los liberales superaban en votos a los laboristas. Una declaraci¨®n que intentaba evitar la fuga hacia los tories de votantes que quer¨ªan, por encima de todo, expulsar a Brown de Downing Street, pero que se ley¨® tambi¨¦n como un gesto de arrogancia porque pareci¨® que se postulaba a s¨ª mismo para el cargo.

A ¨²ltima hora declar¨® que no ten¨ªa condiciones previas a una negociaci¨®n para formar Gobierno con los conservadores, ni siquiera la reforma del sistema electoral. Una declaraci¨®n que esta vez desconcert¨® a quienes quer¨ªan por encima de todo forzar la reforma del sistema y que alarm¨® a quienes ve¨ªan en el voto a los liberal-dem¨®cratas la ¨²nica manera de frenar la llegada de David Cameron a Downing Street.