Juicio urgente a la recesi¨®n
Los historiadores dicen que la salida de otras crisis pas¨® por reformas pactadas
Lo que dice la estad¨ªstica reci¨¦n salida del horno es que el crecimiento, tras m¨¢s de a?o y medio en paradero desconocido, ha vuelto a la econom¨ªa espa?ola aunque sea de forma testimonial. Pero, ?c¨®mo de grave ha sido la crisis? ?Y c¨®mo se sale de ella? Son preguntas que animan a escudri?ar en episodios similares, a rastrear las ense?anzas de la historia econ¨®mica m¨¢s reciente. Y, a¨²n cuando el abanico de datos disponibles es reducido y la respuesta a bote pronto es un g¨¦nero muy alejado del estudio reposado, tres catedr¨¢ticos tratan de aportar luz.
Despu¨¦s de los a?os de autarqu¨ªa que siguieron al franquismo, ?es ¨¦sta la peor etapa de la econom¨ªa espa?ola? Albert Carreras, de la Pompeu Fabra de Barcelona, tras comentar la cuesti¨®n con su colega Xavier Tafunell, coautor de Historia econ¨®mica de la Espa?a contempor¨¢nea, concluye que s¨ª. "Desde que tenemos contabilidad trimestral (1958) es la peor de todas. Lo es por duraci¨®n de la recesi¨®n, por su profundidad (en ambos casos en t¨¦rminos de PIB), por la intensidad del endeudamiento p¨²blico (que ha subido mucho m¨¢s que en las peores de las crisis del siglo XX, retrotray¨¦ndonos peligrosamente a magnitudes del siglo XIX) y por intensidad de la p¨¦rdida de puestos de trabajo (proporcionalmente menos que entre 1975-1985, pero con una intensidad temporal y un volumen de destrucci¨®n muy superiores)", explica en un correo electr¨®nico.
Pablo Mart¨ªn Ace?a, de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares, y Jordi Palafox, de la Universidad de Valencia, no se atreven a tanto. "No sabr¨ªa decir si es m¨¢s o menos profunda que las anteriores, lo que s¨ª creo es que se puede convertir en una crisis m¨¢s prolongada, de bajo crecimiento, a la japonesa", se?ala Mart¨ªn Ace?a. "Es pronto, en mi opini¨®n, para realizar afirmaciones taxativas. La situaci¨®n es compleja", afirma Palafox.
A grandes trazos, de la crisis que prendi¨® en la econom¨ªa espa?ola entre 1959 y 1961 se sali¨® con el boom del turismo y la emigraci¨®n a pa¨ªses centroeuropeos; de la que se alarg¨® entre 1973 y 1985, con una intensa reforma de la banca y los primeros pactos de moderaci¨®n salarial; de la m¨¢s reciente (1993-1995), con el fin de la reconversi¨®n industrial, las privatizaciones y la internacionalizaci¨®n de las empresas. ?Dejar¨¢ esta crisis un cambio de modelo econ¨®mico (y o social) tan o m¨¢s dr¨¢stico? Carreras recuerda una restricci¨®n de partida: en episodios precedentes se pod¨ªa echar mano de la devaluaci¨®n de la peseta, "tan pr¨¢ctica para salir de las crisis con rapidez y sin conflictos internos. Ahora es como si estuvi¨¦ramos en el patr¨®n oro: debemos reducir los precios y salarios si queremos ganar competitividad".
Los catedr¨¢ticos de Historia Econ¨®mica coinciden en destacar que la salida de otras crisis se apoy¨® en grandes pactos. "En la conocida como primera crisis del petr¨®leo, iniciada en 1973, las dificultades eran incluso superiores a las actuales, al ir unidas a la transici¨®n pol¨ªtica del cambio de r¨¦gimen y a una gran debilidad de los gobiernos de UCD. Sin embargo, como los Pactos de la Moncloa, en 1982, afrontaron con rigor los problemas fue posible que la econom¨ªa experimentara un avance sustancial". En 1959 el pacto t¨¢cito para abrir la econom¨ªa espa?ola y realinear el tipo de cambio se hizo entre parte de la ¨¦lite franquista y los t¨¦cnicos m¨¢s cercanos a las tesis de organismos internacionales. En 1995, la voluntad com¨²n de cumplir con los requisitos para incorporar a Espa?a a la zona euro, hizo posible algunos acuerdos entre los dos grandes partidos como el Pacto de Toledo sobre las pensiones.
El consenso es que esas reformas deber¨ªan propiciar un cambio de modelo productivo. Y el escepticismo se apodera de los historiadores cuando se plantea si habr¨¢ resultados a corto plazo. "Desde la perspectiva del historiador de la econom¨ªa es una ingenuidad pensar que el cambio de modelo es cuesti¨®n de un d¨ªa o que, para alcanzarlo, querer equivale a poder. Para que la econom¨ªa salga reforzada de la crisis, debe avanzar hacia tener mayor peso en actividades de mayor valor a?adido", prosigue Palafox, "como ha escrito Paul Krugman, la productividad no lo es todo, pero lo es casi todo. Es un avance que habr¨ªa que buscar, mayoritariamente, en el sector servicios".
"Har¨ªa falta un gran pacto nacional, y lo que echamos en falta es voluntad de grandes acuerdos. Como m¨ªnimo, es indispensable que el Gobierno tenga un diagn¨®stico realista, explique qu¨¦ sacrificios hay que hacer, fije un rumbo claro, y administre la lucha contra la crisis. En cambio, las se?ales que va dando son confusas o, lo que es peor, inadecuadas, cuando no contradictorias. La dirigencia pol¨ªtica nos falla", opina Carreras. El catedr¨¢tico cree imprescindibles reformas en el mercado laboral, la recaudaci¨®n fiscal (para evitar el fraude), la Administraci¨®n (para mejorar su eficacia) o el sistema financiero (para desbloquear el cr¨¦dito). Y pone de ejemplo a la salida de Corea del Sur de su crisis en 1997 para reclamar se?ales claras en contenci¨®n salarial o en un dr¨¢stico recorte de los tr¨¢mites burocr¨¢ticos.
"Lo que la historia nos ense?a es que la resolucion de la crisis es siempre, siempre dolorosa", subraya Mart¨ªn Ace?a, "los ajustes tienen costes sociales, econ¨®micos y pol¨ªticos que deben asumirse con valent¨ªa". El catedr¨¢tico cree que lo conveniente es llevar la contraria a la m¨¢xima de san Ignacio: "En tiempos de bonanza no se acometen cambios; hay que hacerlos en tiempos de tribulaci¨®n". -
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