El napalm no se invent¨® por casualidad
Conceptos diferentes entre europeos y americanos en la lucha antiterrorista
"Debemos abandonar la pr¨¢ctica de la tortura porque la informaci¨®n que proporciona ya no es fiable". Es decir, no porque se trate de una salvajada moralmente reprobable, sino porque como m¨¦todo de obtenci¨®n de informaci¨®n ya no es eficaz, puesto que los activistas de Al Qaeda se entrenan para soportarla. Si alguien se hubiera expresado en semejantes t¨¦rminos en un seminario jur¨ªdico europeo, los asistentes le hubieran saltado al cuello restreg¨¢ndole por la cara la Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos y los convenios internacionales correspondientes.
Pero no, el que as¨ª hablaba era uno de los participantes estadounidenses en el Foro de Seguridad Global sobre Terrorismo Internacional, organizado por la Escuela de Leyes de la Universidad de Nueva York, entre la complacencia general de los asistentes y la mirada at¨®nita de los jueces antiterroristas Jean Louis Brugui¨¨re, de Francia, Baltasar Garz¨®n y Fernando Andreu, de Espa?a, y la fiscal Dolores Delgado.
Y es que la mayor¨ªa de los norteamericanos que han participado en el seminario, muchos implicados en la lucha contra el terrorismo, escenifican claramente ese viejo principio de "entre que sufra mi madre o que sufra la suya, que sufra la suya" y no se plantean dilemas ¨¦ticos sino que son fervientes partidarios de la eficacia a cualquier precio. Su ¨²nica preocupaci¨®n es Estados Unidos y reducir la amenaza terrorista. Lo dem¨¢s es accesorio.
De muy poco sirve que los jueces espa?oles reclamen el respeto a la ley y argumenten que para ser eficaz es necesario que las pruebas sean v¨¢lidas en un proceso penal para poder condenar a los terroristas y que las confesiones obtenidas bajo torturas son nulas ante cualquier tribunal que se precie de tal.
Eso s¨ª, siempre respetuosos con la libertad de expresi¨®n, permiten que a?o tras a?o se escuche la voz disidente de un neoyorquino musulm¨¢n de origen iran¨ª que plantea que la pol¨ªtica de Estados Unidos en Irak y Afganist¨¢n genera odio y tiene parte de la culpa de los ataques que recibe. Sin embargo, nada de ese discurso cala entre el medio centenar de asistentes. Ni siquiera se le replica. Simplemente se le ignora.
Otro de los participantes destaca que Obama mantiene pr¨¢cticamente las mismas medidas contra el terrorismo que Bush. El manual es el mismo, insiste, pero el triunfo de Obama ha permitido que podamos desprendernos de las "cosas tontas" de la pol¨ªtica de Bush por las que la gente nos odia. Se supone que esas cosas tontas son las torturas de Abu Ghraib, los vuelos y las c¨¢rceles secretas de la CIA o el limbo jur¨ªdico de Guant¨¢namo.
Pero en lo fundamental, el gui¨®n se mantiene. As¨ª, el seminario analiza el Predator Drone, el avi¨®n teledirigido utilizado en varios pa¨ªses como instrumento de vigilancia, pero tambi¨¦n para cometer asesinatos selectivos contra dirigentes y grupos terroristas. Garz¨®n no pone reparos a que esos aviones no tripulados se usen como los sat¨¦lites para obtener informaci¨®n e incluso como armamento convencional en casos de guerra, pero es tajante al rechazar que sea legal emplearlos para asesinar a objetivos terroristas fuera de los conflictos b¨¦licos.
Sin embargo, los participantes estadounidenses se muestran entusiasmados por disponer de una herramienta tan eficaz contra los terroristas. Lo ¨²nico que afea tan brillante dispositivo es que el 20 % de las bajas que causa (una de cada cinco) son civiles inocentes, mujeres y ni?os. Por lo que se propone que se trate de reducir tan dram¨¢tico porcentaje. Garz¨®n advierte de que actuaciones de ese tipo pueden constituir cr¨ªmenes contra la humanidad y ser perseguidos por la comunidad internacional para evitar la impunidad.
?Saben cu¨¢l fue la reacci¨®n a la advertencia de que podr¨ªan estar causando cr¨ªmenes contra la humanidad? Que el Predator Drone tiene un problema: tras su uso no hay posibilidad de obtener datos de inteligencia, ya que los sospechosos a los que habr¨ªa que interrogar est¨¢n muertos. Impresionante.
Es obvio que existe un oc¨¦ano de diferencias entre las concepciones norteamericana y europea de afrontar el terrorismo, aunque ambas tengan el mismo objetivo de eliminar la amenaza y detener a los culpables. Una de las m¨¢s importantes es que mientras en Europa siempre se habla de encarcelar a los terroristas, los estadounidenses hablan de destruirlos, a veces en sentido literal.
Ya lo dijo el humorista catal¨¢n Jaume Perich: "La penicilina se invent¨® por casualidad, el napalm no".
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