El bailar¨ªn y su doble virtual
Los experimentos formales en formato de c¨¢mara como nutrientes del desarrollo de la danza actual merecen toda nuestra atenci¨®n. Unos van m¨¢s lejos que otros; unos aciertan y otros navegan infructuosamente en su propio intento de s¨ªntesis; es lo previsible, pues no todos los d¨ªas se descubre la utilidad de combinar el molibdeno con el vanadio.
El ciclo Gracias x Favor ofrece una plataforma discreta pero llena de inter¨¦s alrededor de las zonas menos complacientes y m¨¢s ¨¢ridas del trabajo en progresi¨®n. El ciclo debe permanecer como foro din¨¢mico y dar seguimiento a los hallazgos, debe explorar a¨²n si cabe, al propio espacio teatral como recurso no convencional y que su aserto como escaparate de lo emergente junto a las nuevas tecnolog¨ªas tenga total justificaci¨®n (y rigor) en lo que exhibe.
LA VULGARIDAD
Coreograf¨ªa: Marcos Morau i Dukovshka (Compa?¨ªa El Conde de Torrefiel); "?Por qu¨¦ tenemos ¨®rganos pares y un solo coraz¨®n?": Paola Tognazzi; "Shift": Lisa Parra.
Teatro Pradillo. 6 y 8 de mayo.
El trabajo m¨¢s s¨®lido, en v¨ªas de cristalizaci¨®n, es el 'Shift' de Lisa Parra
La vulgaridad, si se quiere adscrito al teatro del gesto, se expresa en una nota previa que tiene un tono (acaso ir¨®nico) de cacao mental o trola inspirada apoy¨¢ndose en las apreciaciones de Peter Sloterdijk sobre el quinismo. Viene a cuento aquello de que la belleza no ser¨ªa apreciable -o cognoscible- sin una noci¨®n definida de su opuesto. Sloterdijk habla de "anest¨¦tica como oponente", una est¨¦tica de la ruptura que se sit¨²a en confrontaci¨®n (o enfrente) de lo arm¨®nico, lo bello establecido. La pieza que vimos en Pradillo es una secuencia de poses continuadas que juega al cuadro viviente ("tableau vivant", que dec¨ªan los vanguardistas) con escorzos barrocos, luz rasante a lo Caravaggio y un acento tr¨¢gico y clasicista de la expresi¨®n corporal. Despu¨¦s hay catarsis y destrucci¨®n obligada de lo conseguido. La asociaci¨®n posdada¨ªsta de los textos trufados de Shakespeare es un buen chiste ir¨®nico y demuestra que abusar del power-point (o Wikipedia) es un peligro para la salud del tirio y del troyano.
La propuesta de Paola Tognazzi carece de estructura y fundamento y si lo que intentaba era desorientar, lo consigue. Apenas se percibe un gui¨®n justificatorio, una hilatura a las secciones que incluyen preguntas al p¨²blico y participaci¨®n colectiva. De nuevo se obliga al espectador a leer implacablemente a velocidades obtusas. Una mujer se adiciona al brazo un sensor y se mueve sin concierto pl¨¢stico alguno. ?Qu¨¦ ha sucedido? El efecto es nulo.
El trabajo m¨¢s s¨®lido y donde se ve un producto en v¨ªas de cristalizaci¨®n es el Shift, de la norteamericana Lisa Parra en estrecha colaboraci¨®n (casi coautor¨ªa) con la espa?ola Ana Crouselles. Partiendo de una intencionada delimitaci¨®n de nichos planim¨¦tricos en el suelo, un mosaico de fotos evoca el pixelado o la g¨¦nesis secuencial de lo que vemos, su prehistoria instintiva: un d¨²o muy trabajado en espejo y con acentos l¨ªricos muy delimitados por la acci¨®n coordinada de las dos artistas (que dominan solventemente el movimiento), a veces funcionando en obligada simetr¨ªa y otras en ensemble cor¨¦utico. La proyecci¨®n de unas im¨¢genes alternas que se interrumpen a s¨ª mismas con interferencias propias de fallo mec¨¢nico dan, parad¨®jicamente, una parte inquietantemente humana al recorrido f¨ªsico y danzado, brindan una atm¨®sfera de b¨²squeda interior a la vez que espacial. Se explica que esas proyecciones son el resultado de un escaneado 3D que juega el rol de la memoria inmediata, el flashback como rel¨¢mpago abisal y fronterizo entre la realidad material y su efecto representado. La concentraci¨®n de Parra y Cruseilles contribuye a redondear la obra, a darle entidad pl¨¢stica y coreogr¨¢fica, a sentir del espectador, estar frente a una pieza real y justificada.
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