De Pompidou a pompidous
El centro parisiense de arte contempor¨¢neo se descentraliza y abre su espectacular nueva sede de Metz - El pr¨®ximo proyecto: un 'museo m¨®vil' itinerante por Francia
Su techo con forma de sombrero cubierto por una membrana de fibra de vidrio le vale ya el apodo de la casa de los pitufos. Es la sede del Centro Pompidou de Metz, la nueva sucursal del museo de arte moderno de Par¨ªs, que desembarca en la Lorena francesa con la intenci¨®n de convertirse en el nuevo referente de la cultura en el norte de Europa. Tras siete a?os de preparativos, el museo abre ma?ana con la exposici¨®n Chefs d' oeuvre? y su entrada ser¨¢ gratis durante cinco d¨ªas: ser¨¢ el bautismo popular del nuevo y revolucionario edificio, que el presidente de la Rep¨²blica, Nicolas Sarkozy, y el ministro de Cultura, Fr¨¦d¨¦ric Mitterrand, inauguran hoy con la pompa y la circunstancia de las grandes ocasiones.
El nuevo museo se nutrir¨¢ con los fondos de la 'casa madre' de Par¨ªs
"Es una verdadera revoluci¨®n francesa, porque se trata de la descentralizaci¨®n de un establecimiento p¨²blico franc¨¦s", explica con cierta iron¨ªa Laurent Le Bon, director del Centro Pompidou de Metz, CPM. El centro parisiense presta su nombre, es decir su marca, y, sobre todo, su gigantesco fondo de unas 65.000 obras a su nueva sede, pero le asegura una total autonom¨ªa en su gesti¨®n. Este se dedicar¨¢ a las exposiciones temporales propias -la direcci¨®n prev¨¦ entre cinco y seis muestras anuales- que ir¨¢n rotando por sus diferentes salas.
Para la inauguraci¨®n, Le Bon no ha dudado en echar mano de grandes nombres capaces de asegurar el tir¨®n del p¨²blico, con una exposici¨®n de casi 800 piezas -la mayor¨ªa del Pompidou de Par¨ªs y algunas de otros museos- reunidos especialmente para la ocasi¨®n. Chefs-d' Oeuvre? se presenta como una reflexi¨®n sobre el concepto de obra maestra. En la exposici¨®n abundan primeras espadas de la historia del arte del siglo XX, como Picasso, Kandinsky, Matisse, Mondrian o L¨¦ger, por citar s¨®lo algunos.
Los grandes espacios de los que dispone el CPM permiten dar cabida a obras hasta ahora casi olvidadas en los almacenes. Ocurre, por ejemplo, con los murales que Robert Delaunay realiz¨® para la exposici¨®n de 1937, la misma en la que se pudo ver por primera vez el Guernica de Picasso, que no hab¨ªa sido expuesto al p¨²blico pr¨¢cticamente desde su creaci¨®n debido a sus grandes dimensiones. Otro punto fuerte es la colecci¨®n de los tres azules (Bleu I, II y III) de Joan Mir¨®, la obra que ¨¦l mismo describi¨® como la m¨¢s acertada de su carrera, reci¨¦n restaurados para la ocasi¨®n.
Pero sin lugar a dudas el principal atractivo del nuevo centro es el propio edificio, ideado por el japon¨¦s Shigeru Ban, en colaboraci¨®n con los franceses Jean de Gastines y Philip Gumuchdjian, y cuyo coste se eleva a unos 86 millones de euros. Consiste en una planta hexagonal de la que sobresalen tres galer¨ªas superpuestas de 80 metros de largo con grandes ventanales que, al igual que el Pompidou de Par¨ªs, ofrece grandes vistas de la ciudad. Desde una de ellas se puede observar la catedral de la ciudad, con efecto ¨®ptico incluido: cuanto m¨¢s se acerca uno al ventanal, m¨¢s se aleja el monumento.
Todo se vertebra alrededor de una flecha central de 77 metros de altura, un gui?o a su hermano parisiense, construido en 1977. Su tejado transl¨²cido, una membrana textil transparente de 8.000 metros cuadrados, deja pasar la luz natural y cubre una estructura de grandes vigas de madera clara. El conjunto cuenta con cerca de 12.000 metros cuadrados, la mitad dedicados a espacios de exposici¨®n. El resto se reparte entre un auditorio de 200 plazas, diversas salas destinadas a talleres, la cafeter¨ªa y un restaurante con terraza.
"La idea es llegar a un p¨²blico m¨¢s amplio, llegar mucho m¨¢s all¨¢ de los medios cultivados parisienses", explica Alain Seban, presidente del Centro Pompidou. La nueva joya arquitect¨®nica pretende atraer tanto a la poblaci¨®n local como a los vecinos alemanes, belgas y luxemburgueses y espera que la buena conexi¨®n con Par¨ªs -una hora y media en TGV y una pasarela directa del centro con la estaci¨®n- permita atraer a un p¨²blico m¨¢s amplio. Tambi¨¦n se presenta como una oportunidad para la ciudad de Metz y se inspira as¨ª en el ¨¦xito del Museo Guggenheim de Bilbao, con su mill¨®n de visitantes anuales. "Es un ejemplo de lo que los museos pueden hacer para ayudar a una regi¨®n golpeada por la desindustrializaci¨®n", a?ade Seban.
La "revoluci¨®n" de la descentralizaci¨®n ya est¨¢ en marcha. El Pompidou anunciar¨¢ dentro de unos meses una nueva iniciativa de museo m¨®vil, con el que recorrer¨¢ diferentes ciudades francesas. Con la misma ¨®ptica, el Museo del Louvre planea su propia sucursal, en la ciudad de Lens, que deber¨ªa estar lista en 2012. A diferencia del Pompidou de Metz, el centro de Lens contar¨¢ con una colecci¨®n permanente.
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