Cameron & Clegg
El Gobierno de coalici¨®n brit¨¢nico es un experimento hist¨®rico con visi¨®n de Estado
Con rapidez inesperada y una ambici¨®n sobre el papel que desmiente el escepticismo inicial, conservadores y liberales se han puesto de acuerdo en el primer Gobierno de coalici¨®n en Reino Unido, en tiempos de paz, desde 1935. La primera medida del Gabinete que dirige David Cameron y cuyo viceprimer ministro es el hasta hace unos d¨ªas rival Nick Clegg, ha sido rebajarse los sueldos un 5% y congelarlos durante cinco a?os. Algo que habla a las claras, junto con la preparaci¨®n de un Presupuesto de emergencia, sobre cu¨¢l va a ser la prioridad de un Ejecutivo que ya anuncia que reducir¨¢ el d¨¦ficit este a?o en 7.000 millones de euros.
En un pa¨ªs que daba por sentado que la pol¨ªtica la dirige un solo partido, el experimento tiene importancia hist¨®rica, triunfe o no. Los conservadores de Cameron, victoriosos en las urnas, controlan las carteras clave (Econom¨ªa, Interior, Exteriores, Defensa, Justicia...), pero los liberales obtienen cinco ministerios y numerosos puestos de menor rango. El pacto sellado entre ambos dirigentes, despu¨¦s de una rigurosa negociaci¨®n, es cualquier cosa menos papel mojado. Pretende durar toda la legislatura, cinco a?os, y si los tories mantienen en ¨¦l sus se?as de identidad (por ejemplo, lo innegociable del arma nuclear), Clegg consigue el compromiso de someter a refer¨¦ndum el sistema electoral y atempera el furibundo antieurope¨ªsmo de Cameron. La resultante es que los dos partidos inauguran una nueva manera de hacer pol¨ªtica en Reino Unido, en la que van a compartir a los ojos de los ciudadanos la responsabilidad por la conducci¨®n del pa¨ªs en tiempos duros.
Sin duda, una cosa es una lista de objetivos, y otra su ejecuci¨®n. Los desaf¨ªos -econ¨®micos, educativos, de reforma pol¨ªtica- son enormes; y conocidas las discrepancias de ambos partidos en temas como la integraci¨®n europea o el binomio libertad / seguridad. No es extra?o, pues, que Cameron ordenara ayer al Gabinete silencio p¨²blico sobre sus diferencias. Pero aunque no fuera m¨¢s que por la responsabilidad y el sentido del Estado mostrado por conservadores y liberales, el Gobierno de coalici¨®n brit¨¢nico merece todo el cr¨¦dito inicial. A su engrase deber¨ªa ayudar que Cameron y Clegg son j¨®venes, comparten en buena medida biograf¨ªa vital y existe entre ellos, como ha quedado de manifiesto en Downing Street, una qu¨ªmica que va m¨¢s all¨¢ de convenciones y buenas maneras.
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