La crisis pan-europea
Como Grecia, Espa?a, Italia, Portugal y tambi¨¦n Francia y Alemania, Reino Unido afronta el reto de reformar el modelo social europeo en tiempos de gran austeridad. Todo un cambio en nuestro modo de trabajar y vivir
Qu¨¦ semana. Mientras Reino Unido vive uno de los mayores dramas pol¨ªticos de su historia desde la guerra, el continente se ve sacudido por una crisis hist¨®rica de la eurozona. En Bruselas, donde me encuentro, paso sin cesar de uno a otro asunto como intentando ver dos emocionantes finales de Wimbledon al tiempo.
Son partidos distintos, pero tienen mucho en com¨²n. Est¨¢ en juego, tanto en la isla como en el continente, el futuro de toda una forma de organizar la econom¨ªa y la sociedad -lo que a veces se llama el "modelo social europeo"-, que combina el juego libre de los mercados con un nivel elevado de gasto p¨²blico, seguridad social, calidad de vida (vacaciones, permisos de enfermedad y maternidad, jubilaci¨®n a una edad temprana) y, por desgracia, una deuda inmensa. Est¨¢ en juego tambi¨¦n la forma de organizar la propia Europa: ese "proyecto europeo" de posguerra del que, nos guste o no, forma parte Reino Unido.
?C¨®mo van a poder trabajar juntos en la UE los eur¨®fobos conservadores y los eur¨®filos liberales?
Para todos los pa¨ªses se trata de ver si la austeridad es s¨®lo destructiva o tambi¨¦n constructiva
Poco despu¨¦s de las nueve de la ma?ana del lunes o¨ª a dos de los presidentes de Europa, Jos¨¦ Manuel Barroso de la Comisi¨®n Europea y Herman van Rompuy del Consejo Europeo, presentar en tono triunfador el paquete de medidas "decisivas y aplastantes" para salvar la eurozona que se hab¨ªa acordado unas horas antes. "Cualquier intento de poner en peligro la estabilidad del euro fracasar¨¢", dijo Barroso. Veremos. Si yo fuera operador de deuda, todav¨ªa no estar¨ªa convencido. Para salir adelante, este acuerdo necesita tres cosas: que Grecia haga unas reformas estructurales profundas y dolorosas, que Alemania est¨¦ dispuesta a sufragar parte de los gastos y que toda la eurozona acepte tener una coordinaci¨®n fiscal m¨¢s estrecha y una mayor gobernanza econ¨®mica. Y esas tres cosas no est¨¢n nada seguras.
Van Rompuy nos dijo que el Gobierno griego debe "cambiar la cultura e incluso la sociedad en Grecia". Nada f¨¢cil. Aparte de que, aun en el caso improbable de que los griegos de pronto empiecen a ahorrar, trabajar y exportar como los alemanes, esa sigue sin ser la respuesta. Si todos los miembros de la eurozona se comportaran como los alemanes, ?qui¨¦n comprar¨ªa sus exportaciones? As¨ª que los alemanes, por su parte, tienen que empezar a gastar m¨¢s; a comportarse m¨¢s como los griegos, por as¨ª decir. Y eso tampoco es f¨¢cil.
Angela Merkel acaba de perder la mayor¨ªa en la C¨¢mara alta del Parlamento alem¨¢n debido a la marcada p¨¦rdida electoral en Renania del Norte-Westfalia. En t¨¦rminos generales, los partidos que han salido mejor parados en esa provincia (land) alemana -que, por cierto, tiene m¨¢s poblaci¨®n y una econom¨ªa mayor que Grecia- fueron los que se hab¨ªan abstenido o hab¨ªan votado en contra del rescate griego. Tambi¨¦n son los que se han resistido al recorte del Estado de bienestar alem¨¢n. "?No a la desolidarizaci¨®n de la sociedad!", grit¨® el l¨ªder socialdem¨®crata en la regi¨®n. Cuando la solidaridad con sus propios compatriotas est¨¢ sometida a tantas tensiones, no queda nada para unos griegos irresponsables dispuestos a aceptar regalos. Y tampoco existe en Alemania ning¨²n deseo de dar grandes saltos adelante en la integraci¨®n europea. Sin embargo, eso es precisamente lo que los exhaustos presidentes de Europa nos dicen que hace falta para superar esta crisis de la eurozona.
"A la hora de la verdad, no podemos tener una uni¨®n monetaria sin una uni¨®n econ¨®mica", dijo Barroso en nuestra reuni¨®n del lunes por la ma?ana. Van Rompuy se atrevi¨® a m¨¢s: "No podemos tener una uni¨®n monetaria sin alguna forma de uni¨®n econ¨®mica y -glup- pol¨ªtica". Puede que el realismo pol¨ªtico no est¨¦ de su parte, pero s¨ª la l¨®gica econ¨®mica. En sus componentes esenciales, esta crisis la predijeron los que criticaban el dise?o original de la uni¨®n monetaria en los a?os noventa. No es posible tener una uni¨®n monetaria fuerte y duradera, dijeron, sin una uni¨®n fiscal que permita una verdadera disciplina fiscal y transferencias presupuestarias compensatorias a trav¨¦s de toda la zona del euro y sin mayor grado de movilidad laboral. Pero si los alemanes y otros no estaban dispuestos a llegar a ello entonces, lo est¨¢n mucho menos hoy. Y Merkel, a diferencia de Helmut Kohl, no les ha encaminado (es decir, presionado suavemente) para que acepten ir m¨¢s all¨¢, en beneficio de Alemania, la paz y la necesidad hist¨®rica. Los grandes conductores del proyecto europeo de posguerra ya no est¨¢n.
As¨ª, pues, ahora se plantean dos preguntas de 64.000 d¨®lares o, mejor dicho, de 64.000 millones de euros. La primera es si la eurozona puede arregl¨¢rselas para alcanzar un m¨ªnimo necesario de disciplina fiscal y "gobernanza econ¨®mica" comunes antes de que los mercados de deuda vuelvan a querer saciar su sed de sangre y Grecia acabe declar¨¢ndose en bancarrota o, para ponerlo en t¨¦rminos m¨¢s suaves, "reestructurando su deuda", dentro o fuera de la eurozona. No es una pregunta que ata?a directamente a Reino Unido, pero su nuevo Gobierno de coalici¨®n, de estilo europeo y sin precedentes, no tiene m¨¢s remedio que sentirse aludido. El rescate aprobado el lunes ya nos involucr¨® de forma indirecta a los brit¨¢nicos, en la medida en que contribuimos a esos 60.000 millones del presupuesto de la UE con los que se garantiza el pr¨¦stamo a Grecia. El ministro laborista de Finanzas, Alistair Darling, estuvo en la reuni¨®n del Ecofin en Bruselas en la que se tom¨® la decisi¨®n, y uno de sus ¨²ltimos actos en el cargo fue adherirse al acuerdo. Cuando el conservador George Osborne venga a su primera reuni¨®n el pr¨®ximo martes, en el que seguramente ser¨¢ su primer viaje al extranjero como nuevo ministro brit¨¢nico de Finanzas, se encontrar¨¢ -si todo va de acuerdo con el plan actual del comisario franc¨¦s Michel Barnier- con una desagradable directiva que limitar¨¢ los fondos alternativos de Londres. No tiene relaci¨®n directa con el rescate de la eurozona, pero, en las mentes de los europeos, todo se mezcla.
Dios sabe c¨®mo van a poder decidir una estrategia com¨²n respecto a esta Europa convulsa los dem¨®cratas liberales y los conservadores, el partido m¨¢s eur¨®filo y el m¨¢s eur¨®fobo de la pol¨ªtica brit¨¢nica. Y quiz¨¢ ni Dios lo sepa. Ahora bien, como el mayor mercado que opera en Reino Unido se hunda, olvid¨¦monos de una recuperaci¨®n econ¨®mica r¨¢pida para el pa¨ªs.
La segunda gran pregunta es si los Estados del bienestar europeos que est¨¢n cargados de deudas y d¨¦ficits -no s¨®lo Grecia, Italia, Portugal y Espa?a, sino tambi¨¦n Reino Unido despu¨¦s de Brown- van a poder rescatar sus finanzas p¨²blicas y reformar sus econom¨ªas sociales de mercado. Porque est¨¢ m¨¢s claro que nunca que el Reino Unido que deja el socialdem¨®crata escoc¨¦s Brown, con su elevado gasto p¨²blico y el peso de su deuda, no es m¨¢s que una variante m¨¢s de libre mercado del "modelo social europeo".
Para salvar ese modelo, debemos cambiarlo. El viejo veh¨ªculo oxidado que consume litros y litros de gasolina debe transformarse en un coche nuevo, un h¨ªbrido m¨¢s ajustado, m¨¢s barato y m¨¢s verde. La ret¨®rica que o¨ª emplear a los presidentes europeos, cuando suger¨ªan que es posible preservar el modelo social europeo s¨®lo con que la gente trabaje "m¨¢s y mejor" (Barroso) y que siga siendo "un ejemplo para el mundo" (van Rompuy) es completamente insuficiente.
"Europa es Detroit", dijo el otro d¨ªa aqu¨ª un empresario. Desde Grecia hasta Reino Unido, desde Espa?a (donde el presidente Rodr¨ªguez Zapatero acaba de anunciar su propio plan de recortes del gasto p¨²blico) hasta Renania del Norte-Westfalia, afrontamos una dolorosa transformaci¨®n de nuestra forma de vivir y trabajar. Los esl¨®ganes, como el vago "gran sociedad" de los conservadores brit¨¢nicos, el torpe "no a la desolidarizaci¨®n" de los socialdem¨®cratas alemanes y el espeluznante "abajo los capitalistas" de los comunistas griegos, no van a servir de nada. En la nueva pol¨ªtica inevitable de la austeridad, lo importante es saber si va a ser s¨®lo una austeridad destructiva o una austeridad creativa. Es un reto colectivo de la eurozona -del que Reino Unido no puede permanecer totalmente apartada-, pero tambi¨¦n un reto individual para cada pa¨ªs europeo. Reino Unido est¨¢ en esta l¨ªnea de salida europea, con una camiseta de rayas azules y naranjas a la que no est¨¢ acostumbrada, al lado de Espa?a, Grecia, Alemania y Francia. Preparados, listos, ya.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Timothy Garton Ash es catedr¨¢tico de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford e investigador en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.