La escalera, por ¨²ltima vez
Jueces, fiscales y funcionarios dejan sus despachos para despedir entre aplausos y l¨¢grimas a Garz¨®n en la puerta de la Audiencia tras m¨¢s de 22 a?os de servicio
"Todos abajo a las dos". Esa era la consigna que circul¨® durante toda la ma?ana en los pasillos de la Audiencia. La que consigui¨® reunir a un centenar de personas entre jueces, magistrados, fiscales y funcionarios en las escaleras de salida del tribunal. Ese escenario fr¨ªo en el que en los ¨²ltimos 22 a?os se han tomado miles de fotos e im¨¢genes de Baltasar Garz¨®n para ilustrar las noticias sobre sus casos, fue ayer el elegido por sus compa?eros y amigos para poner de manifiesto ante las c¨¢maras que no est¨¢n de acuerdo con los procesos que le ha abierto el Tribunal Supremo. Para mostrar su absoluto desacuerdo con su suspensi¨®n.
Con los funcionarios haciendo pasillo, los amigos de aperitivo -los jueces Fernando Andreu y Santiago Pedraz, y la fiscal Mar¨ªa Dolores Delgado- que durante a?os han compartido con Garz¨®n ese rito diario lo acompa?aron en la salida. Tras ellos, otros magistrados de la Sala Penal que quisieron darle apoyo en su momento m¨¢s duro. All¨ª estaban Jos¨¦ Ricardo de Prada, Ram¨®n S¨¢ez Valc¨¢rcel y Clara Bayarri, los tres magistrados que votaron a favor de la competencia de Garz¨®n para investigar las atrocidades del franquismo en el pleno que se la arrebat¨®. Pero tambi¨¦n otros, como Javier Mart¨ªnez L¨¢zaro o Manuela Fern¨¢ndez de Prado, que votaron en contra, pero que consideran que un debate jur¨ªdico no es motivo para juzgar y suspender a un juez.
Le comunicaron su suspensi¨®n durante un interrogatorio del 'caso Pretoria'
Miembros destacados de la Fiscal¨ªa, como el teniente fiscal Fernando Burgos, el delegado para asuntos de terrorismo, Vicente Gonz¨¢lez Mota, o el encargado de los casos de violencia ultra, Daniel Campos, tambi¨¦n acudieron. Otros, como la fiscal Ana No¨¦ o la magistrada Teresa Palacios, trataron de despedirle en su despacho a lo largo de la ma?ana. Pero no todos lo lograron.
Lo impidi¨® el trabajo, que ocup¨® al juez hasta el ¨²ltimo minuto. La suspensi¨®n se la comunic¨® por tel¨¦fono el secretario general del Consejo del Poder Judicial, Celso Rodr¨ªguez Padr¨®n, a la una y veinte de la tarde, mientras tomaba declaraci¨®n a Josep Singla, uno de los empresarios implicados en la trama corrupta destapada por la Operaci¨®n Pretoria. Garz¨®n, seg¨²n el propio Singla y su abogado, les pidi¨® que salieran para atender la llamada. A los 10 minutos retom¨® el interrogatorio como si no pasara nada.
A las dos, acompa?ado de su esposa, Mar¨ªa Rosario Molina, abandon¨® su despacho y se encamin¨® hacia la salida. Los funcionarios de su juzgado, apostados a ambos lados de la puerta, le recibieron con aplausos mientras mostraban carteles con la leyenda "Torquemada vive". "?Garz¨®n, amigo, el pueblo est¨¢ contigo!", gritaba un centenar de manifestantes m¨¢s all¨¢ del cord¨®n policial que protege el tribunal.
La emoci¨®n se desbord¨® junto al coche oficial, cuando el juez empez¨® a abrazar, uno a uno, a todos los que le han acompa?ado en todos estos a?os. Clara Bayarri y Dolores Delgado y algunos de los funcionarios no pudieron reprimir el llanto al despedirse de su compa?ero. Fernando Andreu y Santiago Pedraz, los ¨²ltimos en decirle adi¨®s, apenas lo consiguieron.
El coche emprendi¨® la marcha para parar pocos metros despu¨¦s. Garz¨®n descendi¨® y abraz¨® a la abogada Cristina Almeida, congregada junto a los manifestantes. "?Es que no queda nadie sensato en todo el escalaf¨®n?", dijo despu¨¦s emocionada. "En 40 a?os de profesi¨®n no he visto nada igual", a?adi¨®. Desde Garc¨ªa Guti¨¦rrez, la calle del tribunal, el veh¨ªculo gir¨® a la derecha en G¨¦nova en direcci¨®n a la plaza de Col¨®n. Pas¨® por delante del bar en el que, en ese momento, cinco de los 18 vocales que acababan de suspenderlo se tomaban unas ca?as.
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