Danza, desnudos y abucheos en el Circo Price
'Coeurs crois¨¦s', incluye una burla de la danza espa?ola y el flamenco
Abucheos col¨¦ricos contra t¨ªmidos aplausos militantes. "?Por qu¨¦ la danza debe cargar con el marchamo de este bodrio?", reclamaba un core¨®grafo espa?ol. El desconcierto fue visible en las caras de los artistas en pelotas, que buscaban el aplauso (que no acababa de despegar) abriendo cuanto pod¨ªan las piernas. Varios padres salieron airados de la sala con sus peque?os. Ni en las taquillas del Circo Price, ni en el programa de mano ni en la web del festival se advert¨ªa que el espect¨¢culo Coeurs crois¨¦s del core¨®grafo franc¨¦s Philippe Decoufl¨¦ y su compa?¨ªa DCA, encargada de abrir la programaci¨®n de danza del Festival de Oto?o (en Primavera), ten¨ªa un alto contenido er¨®tico rayano en la pornograf¨ªa.
La obra Coeurs crois¨¦s, estrenada el jueves y en cartel hasta el domingo, tiene est¨¦tica de esperp¨¦ntico vodevil, donde 10 hombres y mujeres en repetidos desnudos integrales y agresivas pantomimas evocan la calistenia sexual m¨¢s rebuscada. Desde las gradas se oy¨®: "?Esto no es el Bagdad!", en referencia al cabar¨¦ barcelon¨¦s donde se dan espect¨¢culos de este tipo, quiz¨¢s mejor inspirados en su autenticidad y conocidos m¨¢rgenes, porque la oferta de Decoufl¨¦, al que acompa?a una cansina fama de provocador y ni?o terrible, ha sido, por encima de su car¨¢cter soez y rampl¨®n, de una p¨¦sima calidad art¨ªstica, que incluy¨® una desagradable burla satirizada de la danza espa?ola y el flamenco al son de la caricatura de unas sevillanas y un ra¨ªdo traje de faralaes.
Un mal fario persigue al Circo Price (que tampoco tuvo en cuenta que la obra no era apropiada a los ni?os); Corazones cruzados parec¨ªa tener una misma y fatal l¨ªnea palmaria con los Combates de boxeo de semanas atr¨¢s: chistes gruesos y un regusto por la vulgaridad que sobrepasa cualquier consideraci¨®n art¨ªstica que se respete.
Lo que el festival de relumbr¨®n de la Comunidad de Madrid vendi¨® como "el humor, la singularidad de un lenguaje coreogr¨¢fico lleno de plasticidad" result¨® ser una sucesi¨®n de incoherentes strip-teases que reflejaban poco ensayo, improvisaci¨®n y desprecio por el p¨²blico, todo perfumado con tallas XXL y repetidos frotamientos.
Un vestuario de mercadillo, una m¨²sica que sonaba a tajona de feria y unos di¨¢logos mal ensayados en un castellano chapucero fueron calentando al auditorio, que recibi¨® una provocaci¨®n tras otra hasta estallar. A la salida, entre protestas, peticiones de reclamaci¨®n y quejas de timo, el comentario mayoritario era c¨®mo un festival, el de m¨¢s alto presupuesto del Estado, se permit¨ªa un arranque tan mediocre.
El director del Festival de Oto?o, el argentino radicado en Par¨ªs Ariel Goldenberg, no apareci¨® por all¨ª. En primera fila y con cara de p¨®quer, algunas autoridades de la regi¨®n, como la viceconsejera Concha Marcos y el director general de Cultura Amado Gim¨¦nez Precioso. La incomodidad se palp¨® y poco a poco un sector del p¨²blico que no resisti¨® abandon¨® la sala en un sonoro e incesante goteo.
No es la primera vez que la programaci¨®n de Goldenberg resulta pol¨¦mica desde que fuera nombrado director art¨ªstico en 1989 por Alicia Moreno, entonces consejera de Cultura del Gobierno regional. Sectores de la danza y el teatro le han reclamado m¨¢s pluralidad y menos efectismo de ocasi¨®n. Algunas compa?¨ªas tanto de teatro como de danza moderna parecen abonadas al evento anual y han sido repetidas en multitud de ocasiones, mientras que otras de reconocido prestigio nunca han pisado el festival.
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