Imp¨²dicas figuras

Que vienen las figuras... ?Oh! La plaza, de bote en bote. Los reventas, frot¨¢ndose las manos. Claveles para la gente guapa. Toros comerciales, a poder ser de procedencia Domecq, y un p¨²blico moderno y amable, festivalero y aplaudidor. Todo, todo a punto para el triunfo...

Que te crees t¨² eso... ?Qu¨¦ desastre...! ?Qu¨¦ vulgaridad...! ?Qu¨¦ tres se?ores vestidos de luces con menos pintas de toreros...!

Hab¨ªa que ver la cara de jubilados que ten¨ªan los tres, impotentes para superar las dificultades de unos toros basura, sin casta ni codicia, pero que no plantearon problemas insalvables. Hab¨ªa que ver la incapacidad manifiesta de los tres para despachar con dignidad la corrida. ?Qu¨¦ p¨¦sima lidia, se?ores! ?Qu¨¦ aburrimiento! Y qu¨¦ desfachatez la de estas figuras sin pudor alguno, manifiestamente desbordadas por sus oponentes. Aburridas, desangeladas y con la tristeza dibujada en el semblante. ?Qu¨¦ nervios! ?Cu¨¢ntas carreras! ?Cu¨¢ntos mantazos con capote y muleta! Es dif¨ªcil, muy dif¨ªcil, estar peor que ayer estuvieron los se?ores Juli, Castella y Luque, tres llamadas figuras, exigentes en todo momento, que ayer quedaron ridiculizadas por su falta de recursos e ideas.

Hab¨ªa que ver la cara de jubilados que ten¨ªan los tres matadores

Ya se sabe que es m¨¢s f¨¢cil estar en las alturas que a la altura de las circunstancias. Pues, eso.

El Juli, por ejemplo, que lleg¨® triunfante de Sevilla, y apareci¨® disminuido, como aturdido, mal colocado casi siempre, y con un toreo destemplado, sin gracia ni hondura. Es verdad que algunos espectadores le exig¨ªan desde el tendido; pero El Juli no se puede quejar, porque ¨¦l y los dem¨¢s como ¨¦l lo exigen absolutamente todo: la fecha, los compa?eros, la ganader¨ªa, el dinero, y todo lo que se encapriche el apoderado de turno. Normal, entonces, que se le exija a ¨¦l y se le recrimine cuando se sit¨²a fuera cacho, torea -es un decir- despegado y tarda un mundo en cogerle el aire a su primero, al que no entendi¨® hasta mediada la faena en una tanda de muletazos con la mano derecha en la que tir¨® con mando de la embestida. Un intento m¨¢s por ese lado y se acab¨® la presente historia. Y se mostr¨® tan soso como su oponente cuarto, sin soltura, ni alegr¨ªa, sin dominio ni capacidad.

Y que no se queje El Juli de estos toros, porque estos son los que ¨¦l impone. ?Y por qu¨¦? Porque a estos les corta las orejas en las plazas de segunda, y espera que en Madrid toque la flauta. Y no toca, y naufraga con estr¨¦pito como ayer. Pero que no se queje: es v¨ªctima de sus imposiciones. S¨®lo que desde ayer, desde esa faena, El Juli es menos figura.

?Y Castella? Valeroso s¨ª que es, pero por all¨ª anduvo como alma en pena, sin saber muy bien qu¨¦ hacer, dando mantazos a diestro y siniestro, citando mal, matando peor, sin gracia ni estilo, sin ese esp¨ªritu batallador que tantos ¨¦xitos le ha dado, y dej¨¢ndose arrebatar la muleta en sus dos toros. Se dio el arrim¨®n ante el segundo, al que no tore¨® ni por el forro; y aburri¨® ante el quinto, sos¨ªsimo, siempre mal colocado, conformista, muy insulso y encorsetado.

Y a Daniel Luque parece que a¨²n le pesa la losa del fracaso del Domingo de Resurrecci¨®n en esta misma plaza. Le han abandonado la juventud y su fortaleza. Parece otro torero muy distinto al que deslumbr¨® a todos en sus primeros tiempos de alternativa. Parece que le han ca¨ªdo un mont¨®n de a?os encima. Nervioso, destemplado y vulgar. No dio una a derechas ante el tercero y fue incapaz de someter al deslucido sexto.

Se acab¨® el triste espect¨¢culo de las figuras sin pudor ni recato para mostrar sus debilidades. Se acab¨® el tostonazo de El Juli, Castella y Luque, figuritas de pitimin¨ª, tan exigentes siempre y tan d¨¦biles ante corridas -exigida por ellos- tan insulsas como la de ayer.

La profesionalidad de El Juli se queda sin premio en Las Ventas