Ajuste fiscal, competitividad y desempleo
Desde 1998, fecha de incorporaci¨®n a la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria (UEM), hasta el inicio de la crisis internacional, la econom¨ªa espa?ola experiment¨® un diferencial de inflaci¨®n positivo con la UEM, un d¨¦ficit exterior creciente y un comportamiento relativo de la productividad del trabajo peor que el de las principales econom¨ªas occidentales. Aunque algunas empresas y sectores son muy competitivos, lo que ha permitido mantener la cuota de exportaciones en el comercio mundial, estos tres problemas se encuentran interrelacionados y manifiestan una p¨¦rdida de competitividad de la econom¨ªa espa?ola.
La econom¨ªa espa?ola presenta un importante problema de competitividad.
Con un tipo de cambio nominal fijo con los principales socios comerciales, el problema de la competitividad se puede enfocar analizando el diferencial de inflaci¨®n con las econom¨ªas de la UEM, ya que un diferencial positivo implica una apreciaci¨®n del tipo de cambio real. Desde el ingreso en la UEM hasta mediados de 2004, el tipo de cambio real de los bienes comercializables se apreci¨® un 5% para estabilizarse despu¨¦s, por lo que la econom¨ªa espa?ola podr¨ªa haber agotado ya en 2004 la ventaja competitiva de haber ingresado en la UEM con un tipo de cambio nominal depreciado.
El plan presentado por el Gobierno impulsa la inversi¨®n, el empleo y la actividad por varias v¨ªas
El diferencial de inflaci¨®n subyacente con la UEM ha sido persistente y se ha situado pr¨®ximo al 1% en promedio anual. La evidencia muestra que este diferencial de inflaci¨®n no ha sido consecuencia del proceso de convergencia de la econom¨ªa espa?ola con las econom¨ªas europeas, y que los factores internos han pesado m¨¢s que los importados para explicar la persistencia del mismo. De hecho, el diferencial de inflaci¨®n se explica por la presi¨®n de la demanda interna sobre los m¨¢rgenes y por el crecimiento de los salarios por encima del de la productividad.
Desde el inicio de la crisis, este problema de competitividad se est¨¢ corrigiendo de la forma m¨¢s traum¨¢tica socialmente: un incremento de la tasa de desempleo mucho mayor que en el resto de econom¨ªas europeas.
Por tanto, el reto de reducir el desempleo y, simult¨¢neamente, corregir el problema de competitividad requiere, adem¨¢s de pol¨ªticas que impulsen la productividad, las pol¨ªticas de reforma en el mercado de trabajo.
La crisis origina una econom¨ªa de tres dieces: recursos, empleo y deuda.
Desde el inicio de la crisis financiera, los recursos se han reducido el 10% (el PIB pr¨¢cticamente el 5%, y el d¨¦ficit por cuenta corriente, otro 5%), el empleo ha disminuido un 10%, es decir, dos millones de puestos de trabajo, y la tasa de desempleo ha aumentado 12 puntos porcentuales. El super¨¢vit p¨²blico se ha reducido desde el 1,9% al -11,2% del PIB, y la deuda p¨²blica ha aumentado en promedio 10 puntos del PIB al a?o (3,5 en 2008, 15,5 en 2009 y, previsiblemente, 10,8 en 2010). La situaci¨®n se puede sintetizar de la siguiente forma: la falta de ajuste en precios ha producido un injusto y traum¨¢tico ajuste en cantidades. Se ha destruido el 10% del empleo y el Gobierno ha debido aumentar la deuda en 10 puntos del PIB al a?o para hacer sostenible socialmente la situaci¨®n.
?C¨®mo abordar simult¨¢neamente la soluci¨®n de los problemas de desempleo, d¨¦ficit p¨²blico y competitividad sin da?ar la recuperaci¨®n econ¨®mica reci¨¦n iniciada?
El plan de ajuste fiscal presentado recientemente por el Gobierno constituye el marco adecuado. Y ello, por varias razones fundamentales. En primer lugar, el ajuste consiste mayoritariamente en una reducci¨®n del gasto no productivo, lo que eleva muy significativamente la probabilidad de ¨¦xito del mismo, como muestran la literatura y la evidencia sobre consolidaciones fiscales. Segundo, en contra de lo que alguna corriente de opini¨®n sostiene, el ajuste fiscal impulsa la inversi¨®n, el empleo y la actividad por varios mecanismos: 1) la reducci¨®n de la incertidumbre respecto a la situaci¨®n presupuestaria del Gobierno en el medio plazo, que disminuye el deseo por ahorro precauci¨®n e impulsa, por ello, la demanda privada; 2) reduce la prima de riesgo de la econom¨ªa y, por tanto, impulsa la inversi¨®n privada; 3) por los denominados efectos no keynesianos de las consolidaciones fiscales que se generan por un cambio en las expectativas sobre los impuestos futuros, que impulsan el consumo y la inversi¨®n en el presente, y 4) por el efecto demostraci¨®n sobre los salarios privados, que deber¨ªa presionar estos a la baja y reducir significativamente los incrementos salariales acordados y, con ello, impulsar el empleo y la actividad. Y tercero, porque el ajuste fiscal, cuyo componente principal es la reducci¨®n de los salarios p¨²blicos, junto con la subida del IVA, configuran una devaluaci¨®n selectiva que permitir¨¢ recuperar competitividad a las empresas espa?olas. La reducci¨®n de los salarios, consecuencia de la medida del Gobierno y del efecto demostraci¨®n, supone la disminuci¨®n de los costes laborales y, por tanto, el abaratamiento de los bienes y servicios de producci¨®n interior. Mientras que la subida de los tipos del IVA encarece los bienes importados de producci¨®n exterior. Se trata de una devaluaci¨®n selectiva porque no todos los salarios se reducir¨¢n en la misma medida, ni tampoco todos los bienes exteriores se encarecer¨¢n uniformemente.
?Cu¨¢les son ahora los retos del sector privado?
En primer lugar, trasladar mediante el efecto demostraci¨®n la medida tomada por el Gobierno al sector privado para impulsar la inversi¨®n, el empleo y la actividad. Segundo, culminar la interminable negociaci¨®n mantenida en el marco del di¨¢logo social para alcanzar la reforma laboral que la econom¨ªa necesita y que todas las instituciones y economistas demandan. Y tercero, tomar las decisiones necesarias para reestructurar las cajas de ahorros. En caso de que las negociaciones para la reforma laboral sigan indefinidamente o que la reestructuraci¨®n financiera no avance inmediatamente, siempre nos queda que el Gobierno nos haga el trabajo, lo que, a la vista del ajuste fiscal que acaba de impulsar, puede que sea lo mejor.
David Taguas es presidente de SEOPAN.
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