La cabra mont¨¦s se desmanda
La superpoblaci¨®n de este herb¨ªvoro obliga a cazar ejemplares en la sierra
Como conejos, as¨ª se ha reproducido la cabra mont¨¦s en la sierra madrile?a. Una especie de la que no quedaba ni un ejemplar a finales de los ochenta. Ahora sobran. Entre 1989 y 1992 se reintrodujo el b¨®vido con la suelta de 67 ejemplares en el parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares. Con el transcurrir de los a?os, las cabras se han multiplicado hasta llegar a unas 3.000. "Todo un ¨¦xito de adaptaci¨®n", recalca el director general de la Consejer¨ªa de Medio Ambiente, Federico Ramos de Armas. Con un gran problema a?adido: c¨®mo controlar ahora la superpoblaci¨®n. El Gobierno regional ha instalado siete jaulas-trampa con las que espera atrapar 200 ejemplares anuales, que se trasladar¨¢n a la sierra del Rinc¨®n.
La discordia surge al decidir con qu¨¦ m¨¦todo se capturan los animales
Grupos conservacionistas y Gobierno regional est¨¢n de acuerdo en que el ecosistema no puede soportar tal cantidad de b¨®vidos. Sin depredadores y agazapadas en espacios rec¨®nditos, esquilman la flora del lugar, que tambi¨¦n est¨¢ protegida. Incluso se podr¨ªan quedar sin alimento. Seg¨²n la Consejer¨ªa, el control es indispensable. La discordia llega a la hora de decidir qu¨¦ m¨¦todo es el m¨¢s adecuado para evitar el deterioro del fr¨¢gil h¨¢bitat donde viven. La mayor poblaci¨®n de estos herb¨ªvoros se localiza en el Hueco de San Blas, un lugar tranquilo al que acceden pocos excursionistas, ubicado en la vertiente sureste del pico de la Najarra. Tambi¨¦n se reparten por los riscos de Pe?alara y de La Pedriza.
"Todos los sistemas tienen problemas. Pero, de momento, descartamos su caza y hemos optado por capturarlos vivos", aclara Ramos de Armas. En su opini¨®n, el procedimiento m¨¢s conservacionista. "Depende de c¨®mo se vea, porque para acceder a las trampas han causado unos destrozos irreparables en una zona hasta ahora pr¨¢cticamente salvaje", denuncia F¨¦lix S¨¢nchez, de Ecologistas en Acci¨®n. La Consejer¨ªa ha abierto una pista de la anchura suficiente para que pase un todoterreno. Tiene tres kil¨®metros de largo de la que salen ramales que llegan a los lugares de captura.
"La pista ha partido en dos gleras y canchales de origen preglaciar y han hecho desaparecer un tramo de un antiguo cordel de ganado de origen medieval, en el que se conservaban muestras de esta infraestructura como muros y enlosados. Adem¨¢s de hacer accesible un lugar en el que anida el ¨¢guila real", se quejan los ecologistas. "Hemos valorado todas las posibilidades", se defiende Ramos de Armas. Para el Ejecutivo regional, es la ¨²nica manera l¨®gica de trasladar a los animales que atrapan. Los ecologistas propusieron utilizar un helic¨®ptero. Un m¨¦todo poco eficiente, seg¨²n el director general, tanto por su coste como por la imposibilidad de mantener un helic¨®ptero las 24 horas del d¨ªa a la espera de que una cabra caiga en la trampa.
Otra posibilidad, apoyada por los conservacionistas, es la utilizaci¨®n de mulas. Un m¨¦todo que Ramos de Armas califica de penoso. "Las cabras son unos animales muy voluminosos que pueden llegar a pesar hasta 80 kilos. Las personas tienen que trabajar en condiciones acordes al siglo XXI. Adem¨¢s, hay que garantizar su seguridad", a?ade el director general. Los ecologistas vuelven a discrepar y ponen como ejemplo la sierra de Gredos, donde se utilizan mulas para acarrear las cabras que se cazan.
Ramos de Armas asegura que la senda se regenerar¨¢ cuando cumpla su funci¨®n. Lo que afirma con rotundidad es que la cabra no se cazar¨¢ hasta que todos los implicados en el asunto lo tengan muy claro.
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