Instrumentos de 'todo a un euro'
Un grupo transforma juguetes baratos para ejecutar m¨²sica 'ruidobilly'
![Carlos Marcos](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F19d07a27-6efe-4aed-84da-92a8699499e7.jpg?auth=9f96ea98db03634757a8e19c7de878fd8d06c4694cfebd1df274cee4844fa40a&width=100&height=100&smart=true)
Nunca un grupo ensay¨® en semejantes condiciones. Domingo por la tarde en un piso del barrio de Malasa?a. Los cuatro integrantes de la banda se re¨²nen en torno a un par de bolsas de Cheetos, dos litronas de cerveza y una botella de Nestea (algunos arrastran resaca). Este ritual es parte del ensayo. Despu¨¦s de un par de tragos, uno de ellos desaparece para luego entrar con un malet¨ªn de herramientas. Lo abre y surgen unos extra?os instrumentos: una lata de at¨²n a la que se ha incorporado un motorcito de pistola de juguete, un mu?eco Picachu tuneado con un peque?o amplificador, una casita de h¨¢mster con un singular sistema electr¨®nico, una caja vac¨ªa de 25 ced¨¦s perforada a la que se ha introducido el sistema el¨¦ctrico de un cachivache comprado en una tienda Todo a un euro...
Olaf Ladousse, graduado en Dise?o en Par¨ªs, es el que ha urdido todo el plan
"A veces hurgo en contenedores. Antes de Navidad son una mina", dice el artista
Hasta ahora, han construido 178 aparatos que se venden a 150 euros
"A veces se nos critica que eso no es m¨²sica, pero todo es m¨²sica"
Todo es as¨ª de chocante en este grupo. Empezando por el nombre, Los Caballos de D¨¹sseldorf, inspirado en una larga y farragosa historia que tiene que ver con los pioneros de la m¨²sica electr¨®nica, los alemanes Kraftwert. El inquieto cerebro de Olaf Ladousse es el que ha urdido todo el plan. Olaf, propietario de la casa donde ensayan, lleva 19 de sus 42 a?os viviendo en Espa?a. Naci¨® en B¨¦lgica y se gradu¨® en la Escuela de Dise?o Industrial de Par¨ªs. Viste moderno, con camisas de amplios y picudos cuellos y se peina con la raya a un lado para que el flequillo le caiga sobre su frente. A pesar de sus dos d¨¦cadas comunic¨¢ndose en espa?ol, conserva un fuerte acento franc¨¦s. "Nosotros hacemos ruidobilly", afirma, y tiene toda la pinta de ser una ocurrencia de ahora mismo. Sus compa?eros le miran y sonr¨ªen.
Olaf comenz¨® a construir estos inusuales artefactos cuando presenci¨® un concierto de un grupo de Tucson, Arizona, llamado Doo Rag, especializado en injertar a sus guitarras elementos extra?os (como un tel¨¦fono) o utilizar como bater¨ªa cacharrer¨ªa encontrada en contenedores. "Entonces empezaron a trabajar mis neuronas. Lo primero fue bautizar a los instrumentos y, en homenaje al grupo americano, los llam¨¦ doorags", dice. Olaf opera con jugueter¨ªa barata made in China. Se nutre de ella en las tiendas popularmente conocidas como chinos. "A veces", explica, "parezco un loco. Me paso muchas horas en los pasillos de estas tiendas probando pistolas de l¨¢ser o secadores a pilas. Tambi¨¦n hurgo en contenedores. Los d¨ªas previos a Navidad son una mina, porque las familias se deshacen de los juguetes antiguos. Y son muy valiosos". Una vez adquirido el juguete, Olaf, cual cirujano, le abre las tripas, modifica sus circuitos electr¨®nicos, coge un trozo de aqu¨ª y de all¨¢, y, cuando alcanza una alteraci¨®n de su sonido, da por terminado el trabajo. Hasta la fecha ha construido 178 doorags, que vende a 150 euros. En sus discos (tienen dos) incluye unas instrucciones para realizar los artefactos. "Es la filosof¨ªa punk del 'hazlo t¨² mismo", afirma.
Las canciones de Los Caballos de D¨¹sseldorf no atienden a melod¨ªas ni estribillos ni cualquier cosa relacionada con una pieza tradicional. Aparentemente es ruido. El grupo se defiende: "A veces la gente nos critica porque dicen que no es m¨²sica. Cada uno es libre de pensar lo que quiera, pero todo es m¨²sica, desde el sonido de un sem¨¢foro al de un vag¨®n de metro chirriando por los ra¨ªles".
Si todo lo expuesto es un poco extra?o, todav¨ªa hay m¨¢s: no quieren que Los Caballos de D¨¹sseldorf se identifiquen con unos rostros. Por eso se ocultan en las fotograf¨ªas. "Ahora somos cuatro, pero es una banda abierta. Todo el que quiera puede tocar con nosotros e, incluso, pueden utilizar el nombre. Una familia de Madrid (padre, madre e hijos) actu¨® como Los Caballos de D¨¹sseldorf en Alicante el otro d¨ªa. Nos enviaron unas fotos", explican. No viven del grupo. Olaf dise?a portadas de discos, fabrica neones, pinta; su pareja, Carmen Espina, 41 a?os, es traductora; Eva Solex, 40 a?os, es dise?adora, y su pareja, Murky L¨®pez, 41 a?os, trabaja en una discogr¨¢fica. Dicen estar en Los Caballos "para viajar". Y cumplen su objetivo: adem¨¢s de actuar en el Matadero, La Casa Encendida, El Sol, Nasti, El Juglar, tiendas de discos y c¨®mic... han realizado giras por Estados Unidos, Jap¨®n y Europa (Alemania, Holanda, Francia y B¨¦lgica).
Y ojo a la que montan una vez al a?o en Madrid: una concentraci¨®n de doorags. La ¨²ltima sum¨® a 25 personas tocando llamativos doorags y recorriendo el Madrid de los Austrias. Los ni?os los ve¨ªan pasar y dec¨ªan: "Mira, mam¨¢, los de La guerra de las galaxias".
![El grupo Los Caballitos de D¨¹sseldorf toca con instrumentos hechos por sus integrantes.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NAVLFQENNUU44WR57H66AFSKOE.jpg?auth=dee6b7c708d9e4936f15260787e7595c454ef0fb38e4ab778e2d1d3430efd297&width=414)
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