El pozo, el perro y las pulgas
El problema del d¨¦ficit espa?ol no viene del gasto, que no es excesivo, sino del ingreso, que es raqu¨ªtico. Tras seis a?os de Gobierno de izquierdas, el capital paga el tipo m¨¢s bajo de toda la OCDE y el fraude fiscal es enorme
Una lectura de los an¨¢lisis de las medidas recientemente aprobadas por el Gobierno produce la impresi¨®n de que la causa principal del actual d¨¦ficit p¨²blico es un exceso de gasto, una consecuencia del uso irresponsable de la pol¨ªtica fiscal que los mercados han parado en seco. Este diagn¨®stico ignora la verdadera ra¨ªz del problema. La situaci¨®n actual del Gobierno y las medidas que ha tomado, perjudicando a buena parte de su electorado y contradiciendo su propio discurso, no son consecuencia de un exceso de gasto, sino de una falta de recaudaci¨®n. La distinci¨®n no es balad¨ª.
Parece indiscutible que con un d¨¦ficit en torno al 11% del PIB y un paro dos veces por encima de la media de la OCDE, la econom¨ªa espa?ola es un perro esquel¨¦tico bajo el ataque de pulgas especialmente rabiosas. Pero ser¨ªa conveniente reflexionar sobre la naturaleza exacta de las pulgas, y de c¨®mo librarse de ellas a largo plazo.
Las primeras medidas de Zapatero hacen pagar la factura de la crisis a los que no la han causado
Hay que dejar de cavar. Se precisa una reforma que refuerce la capacidad de recaudaci¨®n del Estado
En primer lugar, comparativamente, es dif¨ªcil argumentar que el problema sea el Estado. La deuda p¨²blica en Espa?a representa un 55% del PIB. Esta cifra puede parecer alta, pero se encuentra 20 puntos porcentuales por debajo de la media de la zona euro. En cuanto al d¨¦ficit, su nivel actual es muy similar al de pa¨ªses que no han sido objeto de la desconfianza de los mercados financieros (como Reino Unido o Estados Unidos).
La vulnerabilidad de la deuda soberana espa?ola en los mercados financieros ha sido causada principalmente por la deuda combinada del sector p¨²blico y el privado. Esta deuda asciende a la apabullante cifra de 1,7 billones de euros (un no menos escalofriante 170% del PIB). La debilidad econ¨®mica del Estado es, por tanto, la consecuencia de su responsabilidad como garantizador p¨²blico de una masiva deuda privada (surgida de una burbuja inmobiliaria tambi¨¦n sufrida en otros pa¨ªses).
La primera paradoja de las medidas anticrisis anunciadas por Zapatero es, por tanto, que hacen pagar el precio de la crisis a aquellos que menos responsabilidad tienen en haberla causado. Los mercados financieros est¨¢n intranquilos por el tama?o de una deuda que es sobre todo privada, pero no se ha tomado ninguna medida que afecte a los actores que se beneficiaron de esta situaci¨®n. En vez de esto, la soluci¨®n propuesta por el Gobierno es un plan de ajuste de una austeridad hasta ahora desconocida.
La segunda paradoja es quiz¨¢s m¨¢s importante. Las medidas actuales se toman para calmar a las pulgas, y por eso se concentran en partidas de gasto que generan efectos inmediatos en la reducci¨®n del d¨¦ficit, pero no ayudan a resolver el problema de base, la delgadez del perro. M¨¢s bien, todo lo contrario. La ralentizaci¨®n de la recuperaci¨®n econ¨®mica asociada a la contracci¨®n presupuestaria generar¨¢ todav¨ªa menores ingresos, y obligar¨¢ probablemente a m¨¢s recortes. Para romper este c¨ªrculo vicioso es necesario plantearse reformas que refuercen la capacidad fiscal del Estado para conseguir los objetivos presupuestarios fijados por Zapatero (sin duda necesarios), pero repartiendo los costes de manera m¨¢s justa (y no castigando ¨²nicamente a asalariados y pensionistas).
Los pa¨ªses que han sido capaces de combinar crecimiento e igualdad, por ejemplo los pa¨ªses escandinavos, recaudan entre 7 y 9 puntos porcentuales del PIB m¨¢s que Espa?a, aunque la distribuci¨®n de la carga fiscal grave, en t¨¦rminos relativos, m¨¢s al factor trabajo y al consumo que al capital (solo as¨ª se preservan los necesarios niveles de inversi¨®n). De esta manera, seg¨²n datos de la OCDE para 2005, la tasa efectiva media sobre la renta de trabajo y consumo en Suecia es del 58% mientras que la tasa efectiva media sobre las rentas del capital es del 32%. En las econom¨ªas continentales las cifras son algo m¨¢s equilibradas: por ejemplo, la tasa sobre las rentas de trabajo y consumo en Francia es del 49%, mientras que la tasa sobre las rentas de capital es del 30%. Por ¨²ltimo, en EE UU, los mismos indicadores son, respectivamente, el 27% y el 29%.
?Y Espa?a? El Gobierno grava el trabajo y el consumo al 37%, por encima de Estados Unidos y al mismo nivel que Reino Unido, y el capital al 17%(!), el valor m¨¢s bajo de toda la OCDE. Si a esto sumamos unos niveles de fraude fiscal que las distintas estimaciones sit¨²an, como m¨ªnimo, entre el 4% y el 8% del PIB, resulta f¨¢cil comprender por qu¨¦ el Estado tiene que recurrir al d¨¦ficit para financiar la respuesta a la crisis. Lo que resulta menos comprensible es que despu¨¦s de seis a?os de Gobierno de izquierdas sigamos con una estructura fiscal tan excepcional en comparaci¨®n a los pa¨ªses de nuestro entorno.
Dadas estas caracter¨ªsticas, el sistema fiscal espa?ol incurre en una forma perversa de redistribuci¨®n: la que se produce desde aquellos que tributan a trav¨¦s de retenciones ex ante en sus ingresos (asalariados, pensionistas, funcionarios) a aquellos que tributan ex post v¨ªa ingresos declarados (aut¨®nomos, profesionales, empresarios) y a las empresas. Esta transferencia opera a trav¨¦s de los ingresos que el Gobierno no recibe gracias a la baj¨ªsima tasa sobre las rentas de capital, de los que deja de recibir como consecuencia del fraude, y de los que agravan la carga fiscal sobre las rentas de trabajo y sobre el consumo. Las medidas anticrisis anunciadas por el Gobierno no hacen sino empeorar esta situaci¨®n con un paquete de ayuda al sector financiero pagado por contribuyentes y pensionistas, y una reducci¨®n del salario real de estos ¨²ltimos.
Preocupados por las pulgas, el Gobierno parece olvidar que las necesarias reformas del mercado de trabajo y del modelo productivo tienen importantes costes. Como saben bien en las econom¨ªas coordinadas del norte de Europa, no se pueden activar los mercados de trabajo sin invertir en programas de empleo y sin financiar con cargo al Estado los periodos de reciclaje de los trabajadores de sectores en declive. No se puede cambiar el modelo de contrataci¨®n sin generar incentivos. Y no se puede llevar a cabo una transici¨®n hacia la econom¨ªa del conocimiento permitiendo que las universidades contin¨²en sin los recursos necesarios, sin crear un costoso entramado institucional que facilite una nueva relaci¨®n entre la producci¨®n y la investigaci¨®n.
Ninguna de estas reformas es viable en un Estado sin capacidad fiscal ni la legitimidad pol¨ªtica que emerge de un sistema recaudatorio justo. Por esta sencilla raz¨®n, es hora de corregir la miop¨ªa que impide a los Gobiernos introducir las reformas necesarias para que el pa¨ªs rompa el c¨ªrculo vicioso en el que se encuentra. Es evidente que la ruptura de este c¨ªrculo no pasa por reducir el tama?o del Estado en relaci¨®n a la econom¨ªa, sino a trav¨¦s de una reforma del sistema fiscal.
Es obvio que una reforma de esta magnitud no se puede afrontar de golpe. Pero es precisamente una crisis econ¨®mica lo que ofrece a los pol¨ªticos la oportunidad de realizar reformas sustanciales (hasta hace unas semanas, rebajar en sueldo de los funcionarios en un 5% hubiera sido impensable). En palabras de Rahm Emanuel (jefe de Gabinete del presidente Obama), no se debe desperdiciar nunca una crisis seria.
Para empezar, es el momento de considerar una tasa sobre las rentas de capital m¨¢s alta y, por lo tanto, m¨¢s acorde con el modelo europeo. Incrementar los impuestos sobre los beneficios de la banca dar¨ªa legitimidad pol¨ªtica a este Gobierno y mandar¨ªa un mensaje claro a la coalici¨®n que lo sostiene acerca de los objetivos redistributivos de Zapatero. Una subida de los impuestos a rentas altas har¨ªa lo mismo. En este respecto, el Gobierno espa?ol simplemente seguir¨ªa la senda de medidas similares anunciadas por Gobiernos que dif¨ªcilmente podr¨ªamos calificar de izquierdistas (Sarkozy en Francia y Cameron en Reino Unido). Por ¨²ltimo, es indispensable combatir de una manera seria el fraude fiscal.
Estas medidas podr¨ªan ayudar al Gobierno a recuperar el pulso pol¨ªtico y a reconstruir su coalici¨®n electoral. De otro modo, asistiremos a una ¨²ltima paradoja: el partido cuya pol¨ªtica facilit¨® la creaci¨®n de la burbuja inmobiliaria, que premia a sus l¨ªderes acusados de corrupci¨®n, retomar¨¢ el poder para imponer medidas todav¨ªa m¨¢s absurdas y m¨¢s injustas que las anunciadas estos d¨ªas. Todos deber¨ªamos recordar aquel proverbio chino que dice que lo primero que hay que hacer para salir del pozo es dejar de cavar.
Pablo Beramendi y David Rueda son profesores de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad de Oxford.
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