Seis clones, seis
La clonaci¨®n de los primeros toros de lidia no merecer¨¢ muchas objeciones ¨¦ticas —"Mientras no clonen a los que sacan ahora a la plaza", me precisaba ayer un taurino—, pero s¨ª que suscita dos preguntas muy filos¨®ficas: ?Se puede clonar la bravura? Y ?para qu¨¦?
Dos clones son como dos hermanos gemelos: todos sus genes son id¨¦nticos, se parecen en muchas cosas y difieren en otras cuantas. Los efectos del ambiente empiezan en el bombo materno. Los niveles de hormonas en el ¨²tero, por ejemplo, son un determinante de la orientaci¨®n sexual del hijo, as¨ª que ?por qu¨¦ no pueden afectar a la bravura del clon? El experimento espa?ol puede arrojar alguna luz sobre este punto. Si el clon Got (vaso), reci¨¦n nacido de una vaca frisona de alquiler, o el clon Glass (vaso), que pronto har¨¢ lo mismo, son menos bravos que el clon Verre (vaso, nombre supuesto), que est¨¢ siendo gestado por una vaca brava, ah¨ª tendremos una respuesta. Si ocurre al rev¨¦s, tendremos otra pregunta.
Por otro lado, aunque los genes de dos clones sean id¨¦nticos, sus estados de actividad (su epigen¨¦tica) siguen cursos propios en cada individuo. Un caso vistoso es la coloraci¨®n de los gatos siameses. Hay variantes de un gen del color que solo funcionan en un entorno fr¨ªo. Aunque todas las c¨¦lulas del gato llevan el mismo gen, el color solo aparece en las patas, el rabo y las orejas, que est¨¢n fuera del cuerpo y pasan m¨¢s fr¨ªo durante el desarrollo. Pero tambi¨¦n hay trozos de material gen¨¦tico que se mueven solo en una c¨¦lula madre cerebral, alter¨¢ndola a ella y a todas sus descendientes, y generando as¨ª un trozo de cerebro que ser¨¢ distinto en Got y en Glass.
Nada de esto, desde luego, es un argumento por la clonaci¨®n masiva de toros de lidia. Bastante dif¨ªcil es ya distinguir al quinto.
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