Landis salpica a Armstrong
El ciclista despose¨ªdo del Tour de 2006 acusa de dopaje a su compa?ero en el US Postal
Cuando se acost¨® el mi¨¦rcoles, despu¨¦s de una etapa de la Vuelta a California que termin¨® con un sobresalto -pie al suelo en una curva a dos kil¨®metros de la meta-, Lance Armstrong ya sab¨ªa que a la ma?ana siguiente le esperar¨ªa una buena faena, m¨¢s agotadora, m¨¢s agobiante y m¨¢s desagradable que la que le pudiese deparar la carretera en la quinta etapa, en la que se cay¨® y abandon¨® nada m¨¢s comenzar.
En efecto, mientras el ¨²nico ciclista que ha ganado siete veces el Tour dorm¨ªa en un hotel de Visalia (California), en Europa, nueve horas de diferencia, estallaba la tormenta al conocerse, v¨ªa Wall Street Journal y espn.com, que Floyd Landis, uno de los personajes m¨¢s peculiares del ciclismo, viejo amigo y compa?ero de aventuras y equipo de Armstrong, bajo el lema Yo confieso, yo acuso, hab¨ªa puesto en marcha un ventilador y delante de las aspas colocado su historial cicl¨ªstico, pero no su palmar¨¦s, sino su larga y fruct¨ªfera relaci¨®n con el dopaje en casi todas sus variedades -EPO, anabolizantes, insulina, hormona del crecimiento, transfusiones de sangre...- y en casi todas sus temporadas: casi todos los que compartieron algo con ¨¦l se han visto salpicados. Especial y directamente, Armstrong y su director y amigo, Johan Bruyneel.
La agencia mundial investigar¨¢ el caso y la UCI lo reduce a la obra de "un vengativo"
"Es su palabra contra la nuestra", dijo despu¨¦s de desayunar Armstrong a la prensa que cubre la carrera californiana en una improvisada conferencia en la que le acompa?aba Bruyneel, seg¨²n las agencias; "y me gusta nuestra palabra, nuestra credibilidad. No tenemos nada que esconder, nada de lo que huir".
Y, sin embargo, seg¨²n los correos electr¨®nicos en que Landis relata a diversos dirigentes del ciclismo, incluido Pat McQuaid, el presidente de la Uni¨®n Ciclista Internacional (UCI), c¨®mo se dopaban todos en su equipo, incluido Armstrong desde 2002, Armstrong s¨ª que deber¨ªa estar preocupado. Con el mismo ardor apasionado con el que se hundi¨® en la ruina econ¨®mica, clam¨® su inocencia en los tribunales que le condenaron por dopaje -testosterona, Tour 2006, que gan¨®-, Landis, solo, abandonado por su esposa, abandonado por el medio ciclista, deseoso de limpiar su conciencia, dispuesto a arruinar la vida de los que cree que arruinaron la suya, describe con detalle algunas de las pr¨¢cticas: c¨®mo se extra¨ªa la sangre en la casa de Armstrong en Girona, c¨®mo la conservaba en su nevera, c¨®mo le ense?¨® Bruyneel a ponerse parches de testosterona, c¨®mo le dio Armstrong en persona la primera EPO, c¨®mo Armstrong le dijo que por no hacer caso a su m¨¦dico se hab¨ªa arriesgado y dado positivo por EPO en la Vuelta a Suiza de 2001, positivo que el anterior presidente, Hein Verbruggen, tap¨® a cambio de dinero; c¨®mo su ¨²ltimo patr¨®n, Andy Rihs, due?o del Phonak, el equipo con el que dio positivo en el Tour, financiaba la log¨ªstica de las transfusiones... Despu¨¦s de contarlo, reconoce que no tiene m¨¢s pruebas que sus diarios.
Mientras la UCI y Rihs rechazan las acusaciones, obra de "un vengativo" de poca credibilidad, las agencias antidopaje, la mundial y la estadounidense, y el FBI, han anunciado investigaciones.
No es la primera vez que Armstrong, quien nunca ha dado positivo, encaja acusaciones de dopaje. En agosto de 2005, un mes despu¨¦s de retirarse tras su s¨¦ptimo Tour, L'?quipe revelaba que el an¨¢lisis de unas muestras de su sangre en el de 1999 conten¨ªan EPO. Una comisi¨®n independiente organizada por Verbruggen le exculp¨®. Un par de meses antes, Verbruggen hab¨ªa hecho p¨²blico que Armstrong hab¨ªa efectuado generosos donativos a la UCI para contribuir a la lucha contra el dopaje, incluida una valiosa Sysmex, el mejor aparato para analizar muestras de sangre.
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