Divisi¨®n en Puerto Ban¨²s
Los nuevos grav¨¢menes preocupan en esta meca del lujo
Tres amigos, llam¨¦mosles Pedro, Juan y Alberto pues en Marbella pocos se prestan a¨²n a dar su nombre a un periodista, toman unos gin-tonic en la barra del Sinatra Bar, al lado de la joyer¨ªa Bulgari, en Puerto Ban¨²s. Frente a ellos, muchos de los yates del exclusivo atracadero marbell¨ª, hoy un tanto venido a menos, han colgado el cartel de "se vende".
La medida, primero amagada, luego negada y al final sugerida, de instaurar un impuesto a las rentas m¨¢s altas, genera divisi¨®n de opiniones entre los tres amigos, uno alto funcionario del Estado, otro empresario y otro que no concreta su actividad. "La medida es pura demagogia. El que gana dinero de verdad no est¨¢ controlado, y adem¨¢s, se supon¨ªa que ya pagaba m¨¢s el que m¨¢s ganaba", ironiza el empleado p¨²blico.
A su lado, el empresario apunta que "los ingresos mejorar¨ªan combatiendo el fraude", y se queja de que "Zapatero no haya reaccionado hasta que le han llamado Obama y los chinos". El tercer amigo, de identidad y oficio desconocido, apoya las medidas impopulares planteadas por el Gobierno. "Han tenido coraje y arrojo, es razonable que los impuestos sean proporcionales".
"Es una barbaridad que se haga pagar dos y hasta tres veces por un mismo concepto; por la compra, por la posesi¨®n y luego por la transmisi¨®n", opina el joyero Miguel G¨®mez Molina, presidente de los empresarios locales. G¨®mez afirma que la medida har¨¢ da?o al consumo y, como consecuencia, al empleo, aunque admite que a las fortunas realmente grandes, el aumento impositivo les dejar¨¢ pr¨¢cticamente indiferentes.
El empresario afirma que las fortunas que adquir¨ªan apartamentos de 300.000 a un mill¨®n de euros han descendido notablemente, pero a?ade que a¨²n hoy le resulta "m¨¢s f¨¢cil vender un reloj de 50.000 euros que de 5.000".
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