Lujuria en mazmorra
A falta de que los peri¨®dicos publiquen poemas en sus p¨¢ginas, como se ha hecho a veces fuera de las secciones estrictamente literarias, yo busco el verso libre donde puedo, y lo encuentro. Lo encuentro a veces en los titulares, que favorecen la alusi¨®n velada y el tropo, lo hay del g¨¦nero c¨®mico -sin que sus autores sean siempre conscientes del propio chiste- en algunas noticias y reportajes, y desde luego se da brillantemente en una de las secciones fijas que EL PA?S, como todos los diarios espa?oles que se precien, publica desde hace a?os y uno dir¨ªa que con creciente ¨¦xito de p¨²blico, aunque no de cr¨ªtica.
En la edici¨®n que consulto antes de escribir la presente columna, la de ayer jueves, esta antolog¨ªa po¨¦tica ocupa tres p¨¢ginas del suplemento Madrid, lo cual no est¨¢ nada mal para un g¨¦nero tan minoritario y hasta clandestino. Como en toda antolog¨ªa, la calidad es variable; lo trillado predomina, como en la vida misma, pero el hallazgo fulgurante no falta, por ejemplo en el mensaje de una tal Aleya: "Lujuria en mazmorra". Muchos de los creadores de esta secci¨®n o apartado ling¨¹¨ªstico tienen adem¨¢s el buen gusto de no abrumar al lector con cuestiones cremat¨ªsticas; prometen el placer y omiten el precio.
La prostituci¨®n no es en todos los casos sin¨®nimo de redes mafiosas y siniestras
Las p¨¢ginas de poes¨ªa er¨®tica a que me refiero son, naturalmente, las que se denominan Adultos, incluidas dentro del ep¨ªgrafe general Servicios, que copan casi del todo, dejando un espacio reducido a las ofertas inmobiliarias y de empleo, mucho m¨¢s prosaicas de escritura: "130 pechos", escribe una poetisa llamada Adela y operativa en la zona del Puente de Vallecas. ?C¨®mo comparar esta elipsis con la rutina verbal de la agencia que ofrece pisitos reformados de 50 metros cuadrados sin garaje y, por supuesto, sin trastero o mazmorra? Bajo el t¨ªtulo Agua leo otro de cuatro versos sin rima, con motivos acu¨¢ticos en el argumento del masaje y una aclaraci¨®n quiz¨¢ excesivamente comercial: "Nos hemos adoptado a los nuevos tiempos". Hay en el elenco unas "Siberianas quiromasajistas", unas "supercalientes permanentemente disponibles en Iglesia", y se est¨¢ poniendo de moda, es f¨¢cil de colegir, la modalidad asi¨¢tica, con peque?os anuncios dotados de la sucinta poes¨ªa del haiku.
La multiculturalidad tambi¨¦n ah¨ª reinante no ha desplazado, sin embargo, la esencia inmutable del terru?o, y sorprenden en ese sentido dos cosas, la cantidad de anunciantes que anteponen a cualquier habilidad bucal o distinci¨®n som¨¢tica su espa?oli-dad, y el auge de la periferia: abundan los reclamos desde Fuenlabrada, Alcorc¨®n y Mejorada del Campo, y, dentro de la capital ya no es la zona centro la m¨¢s cotizada; el Bernab¨¦u figura a menudo en estas ristras de ofertas, no s¨¦ si con connotaci¨®n realmadridista. Adapt¨¢ndose al imparable triunfo de la cultura visual, algunos de estos insertos incluyen foto, tal vez solo virtual, aunque llama la atenci¨®n en EL PA?S que no haya ninguna de los numerosos oferentes masculinos; ?discriminaci¨®n del hombre, auto-censura? Otros peri¨®dicos que consulto admiten el bisex fotogr¨¢fico en sus p¨¢ginas.
Pues bien, todo eso se acaba, se?ores. Seg¨²n una noticia que destacaba El Mundo hace una semana, la ministra Bibiana A¨ªdo ha solicitado al Consejo de Estado un informe sobre las normas legales de las que puede disponer el Gobierno para prohibir la publicaci¨®n de anuncios de car¨¢cter sexual en los peri¨®dicos, diciendo en sede parlamentaria que "mientras sigan existiendo anuncios de contactos en la prensa seria de nuestro pa¨ªs, se estar¨¢ contribuyendo a la normalizaci¨®n de la explotaci¨®n sexual". En esa misma sesi¨®n de control al Ejecutivo en que A¨ªdo -sin sonrojo visible en las im¨¢genes aparecidas- pronunci¨® semejante simpleza, se inform¨® a sus se?or¨ªas de que el Gobierno en el que ella ocupa el Ministerio de Igualdad intent¨® en un primer momento que los peri¨®dicos se "autorregularan" en tan nefanda pr¨¢ctica, pero al no haberlo hecho ninguno motu proprio, el Gran Hermano estatal est¨¢ dispuesto a pasar a la acci¨®n.
Una vez m¨¢s conviene se?alar que la lucha contra el abuso y la trata de seres humanos con fines de explotaci¨®n sexual (o laboral, a?ado yo), es prioritaria; una de las m¨¢s nobles que cualquier gobierno puede emprender. Nadie debe ofrecer su cuerpo, ni siquiera una lavativa por 15 euros a un fetichista anal, contra su voluntad y en condiciones humillantes. Pero la prostituci¨®n no es en todos los casos sin¨®nimo de redes mafiosas y siniestras; hay seres humanos que, sin duda por necesidad, la ejercen, y yo no me atrever¨ªa a decir que ese alquiler de la propia carne es m¨¢s degradante que muchos de los salarios que el obrero europeo, si tiene la suerte de disponer de trabajo, recibe hoy sin garant¨ªa. La chispeante y tambi¨¦n, por supuesto, turbia poes¨ªa del sexo venal no es distinta a la que impera en la deprimente realidad del momento. De hecho, si uno se molesta en leer a conciencia dicha secci¨®n de Adultos, ver¨¢ que varios de sus anunciantes, al margen del franc¨¦s o el griego, ya se ven obligados al ofert¨®n de rebajas en sus tarifas.
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