Pobre de pedir
Lo peor es cuando los pol¨ªticos se hacen comentaristas. Ah¨ª hemos visto a la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, perifoneando mientras su vicepresidente le explicaba a un diputado de la oposici¨®n algo sobre el asunto de las rentas del patrimonio. La presidenta dijo que ella
no declarar¨ªa esas rentas, "que las declare Bono". Ella es, dijo, "pobre de pedir".
Ella no es pobre de pedir, claro que no. Antonio Mu?oz Molina acu?¨® hace a?os una teor¨ªa seg¨²n la cual habr¨ªa que aplicar la ley de la literalidad. Si alguien dice, por ejemplo, que en Cuba se est¨¢ como Dios, pues, nada, a Cuba, a estar como Dios. Si se dice que sin dar golpe se est¨¢ mejor, pues, nada, al paro. Aplicando esa teor¨ªa del autor de La noche de los tiempos, a la simp¨¢tica presidenta de Madrid habr¨ªa que enviarla a pedir. Para que sepa lo que vale un peine, que es como dicen los castizos de Madrid.
A la presidenta de Madrid no le pagan (y le pagan bien) por decir chistes, ni en el Parlamento ni en la calle. Pero a ella le da igual. Siempre se dijo (lo dijo ¨¦l) que Gallard¨®n es el verso libre del PP. En realidad, Esperanza Aguirre es mucho m¨¢s verso libre; pero no del PP, de la vida misma. A otro, ese "pobre de pedir" le hubiera costado no solo un disgusto sino una rectificaci¨®n. Pero ella lo dice y ni siquiera se le aplica la doctrina Mu?oz Molina.
Ahora que el Gobierno anda triste de los cuartos traseros, sus representantes andan saltando de un lado al otro del dial, buscando a los amigos y a los enemigos. Y a los neutros. Ha habido cierto revuelo porque Blanco se fue a La noria (Telecinco). Pues no tendr¨ªan que revolotear. El problema es lo que diga y, con permiso de la autoridad competente, lo cierto es que en esta ocasi¨®n el ubicuo ministro no ten¨ªa claro qu¨¦ decir. Ahora hemos sabido por qu¨¦: porque su presidente tampoco lo ten¨ªa claro.
Quiero a?adir algo sobre los chistes de los pol¨ªticos. Revilla, el presidente c¨¢ntabro, dijo donde le quisieron o¨ªr que era intolerable que para agarrar el AVE los santanderinos tuvieran que ir a Bilbao. Pues habr¨ªa que aplicarle a la inversa la ley literal: vaya usted a Bilbao, donde se vive de maravilla. Yendo a Bilbao Revilla har¨ªa patria, una palabra que le gusta.
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